¿Te imaginas pasear por tu ciudad gris y sin vida, sin zonas verdes, sin árboles y sin poder escuchar el sonido de los pájaros por las mañanas? ¿A qué no? No podemos vivir sin naturaleza. Todo procede de ella y necesitamos su conexión. En un mundo cada vez más urbanizado, resulta imprescindible devolver la naturaleza a los núcleos urbanos y conservar la biodiversidad que todavía hay. Para explicar todo lo que se puede hacer para ello a nivel local, Seo/BirdLife ha elaborado esta Guía de 100 medidas de conservación para la biodiversidad en entornos urbanos, fruto de su experiencia con diversos proyectos en Cantabria y otras ciudades españolas. Aquí te las contamos todas.
Presentación de las 100 medidas para la conservación de la biodiversidad en ciudades
“100 medidas para la conservación de la biodiversidad en entornos urbanos” es una guía para promover la participación de corporaciones y ciudadanos en acciones en sus localidades en beneficio de la conservación de la biodiversidad en entornos urbanos, elaborada por Ignacio C. Fernández Calvo, de la Delegación Territorial de Cantabria de SEO/BirdLife, junto a otros colaboradores, la cual ha sido publicada tanto en papel como en formato digital, para su mayor difusión.
Dicha publicación, es el resultado de la experiencia directa de SEO/BirdLife en diversos proyectos de conservación de la biodiversidad urbana, desarrollados a lo largo de los últimos 15 años en Cantabria (principalmente en los municipios de Astillero y Santander), pero que cuenta además con contribuciones que reflejan experiencias de diferentes ciudades españolas.
Las 100 medidas que se recogen en esta guía, se consideran necesarias para la conservación de la biodiversidad en ciudades o entornos urbanos. Éstas, están agrupadas en seis ámbitos: la gestión municipal, la expansión urbanística, los edificios e infraestructuras, las infraestructuras verdes, espacios y especies, y educación y participación; y en la guía también se acompañan de más de sesenta casos prácticos y reflexiones que profundizan en algunos de los temas.
En palabras de Ignacio Fernández, técnico de SEO/BirdLife y autor del manual, “la principal batalla para frenar la sexta extinción no tendrá lugar en selvas tropicales lejanas, sino que se librará en las más cercanas junglas de hormigón. Es evidente que no vamos a conservar águilas imperiales, urogallos o avutardas en áreas urbanas. Pero su futuro puede depender de que entre todos consigamos una sociedad que se preocupe por la conservación de los gorriones, golondrinas y vencejos que habitan nuestras ciudades.”
Actualmente, nuestro planeta está sufriendo un proceso acelerado de pérdida de biodiversidad que, desde algunos ámbitos científicos, ya han calificado como la sexta extinción. Ante esto, cabe indicar que en el transcurso de la historia de la vida en la Tierra ya se produjeron otras cinco extinciones de biodiversidad, en las que se perdieron entre el 75% y el 95% de las especies del planeta.
Sin embargo, hay una gran diferencia en las causas de la pérdida de biodiversidad actual y pasadas. Las anteriores fueron debidas a causas naturales, de modo que las especies desaparecieron como resultado de drásticos cambios climáticos, de erupciones volcánicas generalizadas o incluso del impacto de un gran meteorito. En cambio, la pérdida de biodiversidad o extinción masiva actual de especies, está causada por el hombre. La degradación y destrucción de los hábitats, la contaminación de tierras y mares, la sobreexplotación de los recursos naturales y el cambio climático originado por la actividad humana, sitúan la pérdida de la biodiversidad como uno de sus efectos más inmediatos y lesivos para nosotros, ya que un mundo menos biodiverso nos resultaría mucho más hostil para nuestra propia supervivencia. Así que, estamos jugando con nuestra propia existencia en el planeta.
El ser humano es el causante de la pérdida de biodiversidad y también es el único que tiene en su mano la solución. Por ello, este escenario exige, cada vez en mayor medida y con mayor urgencia, una intervención activa para atajar este problema, actuando desde diferentes ámbitos y, particularmente, desde nuestros pueblos y ciudades, escenarios en los que se centra esta guía. Así, recomponer el divorcio entre el mundo urbanizado y la biodiversidad, es un objetivo que ha de estar presente no solo entre las políticas ambientales, sino también en las urbanísticas, territoriales y sociales.
El objetivo, es que este documento de SEO/BirdLife sobre medidas para la conservación de la biodiversidad, pueda servir de referencia para los responsables de la toma de decisiones y las políticas en el ámbito local, para la incorporación de la conservación de la biodiversidad en la planificación y gestión de pueblos y ciudades. Asimismo, la naturalización de pueblos y ciudades requiere de una participación activa de la sociedad, por lo que este mismo documento, se presenta como una valiosa guía para que los vecinos, a nivel individual o a través de colectivos, puedan impulsar acciones en sus localidades.
“En un mundo cada vez más urbanizado las ciudades deben ser más saludables, más amables y ofrecer mayor calidad de vida a sus ciudadanos. Necesitamos un mundo rico en biodiversidad, donde el ser humano y la naturaleza convivan en armonía, también en las ciudades”, reconoce Asunción Ruiz, directora de SEO/BirdLife.
Pero ¿por qué es importante la biodiversidad y cuáles son las razones para conservar la biodiversidad? Son muchas las razones sobre los beneficios de la biodiversidad en nosotros mismos y en el resto del mundo, las que nos llevan a incentivar la preservación de las especies en espacios urbanos. Uno de los beneficios de la biodiversidad es su aporte a la calidad de vida de los residentes de las ciudades. Numerosos estudios científicos señalan que un mayor contacto con la biodiversidad contribuye a mejorar la salud física y mental de la población urbana, incluso los escolares mejoran su capacidad de concentración y sus resultados académicos ante la presencia de elementos naturales (véase el caso de proyectos como el de la Escola Decroly de Barcelona).
No obstante, el catálogo de beneficios o servicios ecosistémicos que la biodiversidad puede aportar en entornos urbanos es muy amplio y se pueden agrupar en tres grandes grupos: servicios de abastecimiento, de regulación y culturales. Los servicios de abastecimiento, contribuyen a aportar los alimentos, materias primas y agua que necesita la población urbana; los de regulación, incluyen una gran cantidad de servicios como la mejora del clima local y las condiciones del aire, el secuestro y almacenamiento del carbono, la amortiguación de fenómenos extremos, el tratamiento de aguas residuales, la prevención de la erosión y la conservación de la fertilidad del suelo, la polinización, el control de plagas y la regulación de los flujos de agua; y los servicios culturales, agrupan una amplia variedad de actividades de recreo, deportivas, potencian interacciones sociales, el turismo, la apreciación estética o el sentimiento de pertenencia al lugar.
Con esto, la idea de la protección de la biodiversidad, es que el crecimiento de nuestras ciudades no conlleve necesariamente la extinción local de la mayor parte de las especies de flora y fauna silvestre del territorio. De hecho, se ha sugerido incluso que la principal batalla para frenar la sexta extinción no tendrá lugar en selvas tropicales lejanas, sino que se librará en las más cercanas junglas de hormigón. Es evidente que no vamos a conservar águilas imperiales, urogallos o sisones en áreas urbanas, pero su futuro puede depender de que entre todos consigamos una sociedad que se preocupe por la conservación de los gorriones, aviones y vencejos de nuestras ciudades, por ejemplo.
A continuación, os contamos las 100 medidas para la conservación de la biodiversidad en ciudades propuesta por SEO/BirdLife, repartidas en los siguientes apartados: gestión municipal, expansión urbanística, edificios e infraestructuras, infraestructuras verdes, espacios y especies; y educación y participación.
Gestión Municipal
En los municipios se debe afrontar la responsabilidad que los núcleos urbanos tienen en los impactos que se producen sobre la biodiversidad a escala global y trabajar desde el ámbito local, adoptando las medidas necesarias para minimizar y compensar estas amenazas. En este primer bloque de gestión municipal, se plantean medidas que abordan algunas de las amenazas sobre la biodiversidad, de las que las ciudades tienen buena parte de responsabilidad, como el cambio climático, la huella ecológica o los patrones de consumo. Pero aquí también se incluyen medidas más diversas que se consideran necesarias para valorar lo que la biodiversidad puede hacer por las ciudades e impulsar lo que las ciudades pueden hacer por la biodiversidad.
- La biodiversidad como elemento transversal
La conservación de la biodiversidad en las ciudades no se tiene que quedar únicamente en la promoción de las zonas verdes urbanas o en políticas concretas de una concejalía de Medio
Ambiente. Debe convertirse en un elemento transversal en la planificación y gestión de la ciudad, la cual debe tener en cuenta el importante papel de la biodiversidad en la construcción de ciudades resilientes, su relevancia en la aportación de servicios ambientales básicos y, en definitiva, su repercusión en la mejora de la calidad de vida de los habitantes de los entornos urbanos.
Para ello, los gobiernos locales deben integrar los requisitos de conservación de la biodiversidad en las primeras fases de la elaboración de sus políticas, planes y proyectos, al tiempo que se refuerza la coordinación entre los diferentes departamentos, con el fin de evitar actuaciones perjudiciales para la biodiversidad o, en todo caso, minimizar los efectos de las que deban ser realizadas.
En el ámbito de los gobiernos locales, es necesario que la conservación de la biodiversidad sea un objetivo asumido por el conjunto de concejalías y departamentos municipales para lograr que se convierta en una parte central del desarrollo sostenible del municipio. Los ayuntamientos tienen la responsabilidad de impulsar este proceso, pero al mismo tiempo buscar la implicación y colaboración de otras administraciones, entidades, empresas y vecinos del municipio.
- Elaborar una Estrategia como punto de partida para la conservación de la biodiversidad
Esta es una importante medida para la protección de la biodiversidad. Para poder saber cómo salvar la biodiversidad en el ámbito municipal o cualquier otro, es conveniente elaborar un documento, llamado Plan de Acción o Estrategia, en el que se plasmen los objetivos de conservación y se propongan una serie de acciones para alcanzarlos.
Los ayuntamientos deben ser los impulsores y coordinadores de este proceso, que tiene que involucrar a todos los sectores económicos y sociales, tanto en la fase de elaboración como en su puesta en marcha.
- Disponibilidad de recursos económicos y humanos
Renaturalizar núcleos urbanos requiere de una participación activa de los profesionales de la conservación de la biodiversidad. Biólogos, ambientólogos, forestales … deben formar parte en los equipos encargados de la planificación urbana, integrarse en los servicios de gestión de parques o jardines, participar activamente en el proceso de seguimiento y control de las obras, o tener una presencia destacada en programas de educación ambiental y participación.
En el caso de municipios pequeños en los que no sea viable la formación de una estructura municipal de esta naturaleza, se pueden buscar otras formas, como colaboraciones con organizaciones ambientales, centros de investigación o la contratación de consultores externos.
En todo caso, es necesaria una dotación presupuestaria que permita la ejecución de actuaciones de conservación e incremento de la biodiversidad urbana. Se debe tener en cuenta que invertir en naturaleza es barato y a la larga muy rentable. Por lo que cuesta una rotonda se puede hacer mucho en el estudio y conservación de la biodiversidad urbana.
- Información, la base de la conservación de la biodiversidad
Esta es una medida clave para la conservación de la biodiversidad en ciudades y pueblos. Concienciar a la población del problema, es primordial para establecer entre todos acciones y soluciones para conservar la biodiversidad. Así, para determinar las prioridades en la conservación de la biodiversidad en una ciudad (especies, espacios, hábitats…) e identificar sus principales amenazas, es necesario disponer de información ambiental básica.
Asimismo, una parte del presupuesto destinado a la conservación de la biodiversidad urbana, se debe invertir en la realización de informes y estudios técnicos que contribuyan a mejorar el conocimiento de la flora y fauna silvestre, los hábitats naturales y las áreas de mayor interés de conservación.
Y, por otro lado, al igual que en cualquier otro proyecto, en el caso de la conservación de la biodiversidad en ciudades, se deberá llevar a cabo un seguimiento que permita evaluar los resultados y la eficacia del mismo.
- Gestión adaptativa para mejorar en la conservación de la biodiversidad
Una de las medidas necesarias para la conservación de la biodiversidad en ciudades, es realizar una aproximación prácticamente experimental, una dinámica de ensayo y error que permita probar diferentes medidas de conservación, evaluar su eficacia, adaptarse a los imprevistos y, en base a la experiencia acumulada, proponer posibles mejoras. Es lo que en conservación de la naturaleza se denomina una Gestión Adaptativa, y se trata de ajustar la gestión en base a los resultados obtenidos. Es una dinámica de trabajo especialmente indicada para las ciudades, ya que son entornos cambiantes y sujetos a múltiples presiones.
- Buscar la implicación y colaboración con actores locales para la protección de la biodiversidad
Como ya dijimos, los ayuntamientos tienen la responsabilidad de coordinar e impulsar la conservación de la biodiversidad urbana, buscando la implicación y colaboración con las diferentes administraciones, entidades y sectores económicos y sociales.
En cuanto a la colaboración, es necesario aprovechar el conocimiento y la experiencia de naturalistas locales, técnicos y científicos, aquellos que mejor conocen la biodiversidad local y cómo conservarla, para definir las prioridades de conservación y las medidas más urgentes.
Para ello, sería recomendable la creación de un grupo de trabajo, de naturaleza abierta, integrado por los especialistas locales. Un canal de comunicación que permita la recepción de aportaciones y valoraciones sobre los diferentes proyectos, los programas anuales de actuaciones, el seguimiento de la estrategia o las principales amenazas para la biodiversidad.
- Reducir la huella ecológica
Esta medida de conservación de la biodiversidad, no solo sirve para eso, sino que es una medida genérica para cuidar del Medio Ambiente y de nuestro planeta, pero la cual es muy importante.
La huella ecológica se puede definir como la superficie del planeta necesaria para producir los recursos que se consumen y alojar los residuos que se producen. En este caso, nos referimos al consumo que hace toda la ciudad o pueblo, pero esto no deja de implicar el consumo individual de cada habitante.
Para ello, se deben tomar medidas para lograr un metabolismo urbano más eficiente, de tal manera que el consumo de materias primas y energía de nuestras ciudades se reduzca. Una transición hacia ciudades de baja emisión de carbono, que empleen eficientemente los recursos y que sean socialmente justas.
En cuanto a su diseño, se debe tender a que las ciudades sean más densas y estén mejor conectadas, diseñadas para recibir mejor la luz, el sol y el viento. Sería bueno crear una red de núcleos de gran densidad (aproximadamente 15.000 personas por km2), interconectados por sistemas de transporte colectivo eficientes y asequibles, que promuevan una combinación más amplia de viviendas, trabajos y servicios en los barrios. Favorecer una movilidad no motorizada (como circulación a pie o en bicicleta) y una calefacción, refrigeración y alumbrado pasivos en los edificios, con sistemas eficientes de energía, gestión de residuos y agua, y en las que se promuevan estilos de vida sostenibles. En general, pasar de un metabolismo urbano lineal a uno circular y aplicar conceptos como “minería urbana”, “cascada de recursos”, “simbiosis industrial”, “economía circular”, “ciudades neutras en carbono” y las diversas manifestaciones del enfoque de las “3R” (reducir, reutilizar y reciclar).
- Incorporar el capital natural en las cuentas municipales
Lamentablemente el “capital natural”, definido como el stock de bienes y servicios que son provistos por los ecosistemas, no se suelen tener en cuenta en el sistema económico. Es urgente incorporar la naturaleza en todas nuestras decisiones importantes. Debe contabilizarse la contribución de la naturaleza a la economía y cómo nuestras economías afectan a la riqueza o las existencias y condiciones de este capital natural.
Por tanto, es importante saber calcular el valor económico de las funciones y servicios medioambientales que aporta la biodiversidad, también en las ciudades, tanto para reforzar su necesidad de conservación como para justificar la rentabilidad de las inversiones en su restauración.
- Incentivar fiscal y administrativamente la conservación de la biodiversidad
Siguiendo la perspectiva económica, también es interesante explorar el papel que la fiscalidad municipal puede jugar en la conservación de la biodiversidad urbana, que en muchos casos puede ser más eficaz que las medidas de tipo regulatorio o sancionador.
Con esto, en primer lugar, sería necesario evaluar los potenciales efectos de los diferentes impuestos, incentivos económicos o subvenciones ofrecidos por los ayuntamientos, y eliminar o modificar aquellos que se consideren negativos para la biodiversidad. Por otra parte, se deberían gravar económicamente determinados factores o actividades que afecten de forma negativa a la biodiversidad, aplicando el principio “quien provoca la pérdida de biodiversidad, paga”. Otra posibilidad, sería reconocer las iniciativas a favor de la biodiversidad urbana mediante bonificaciones y deducciones en determinados impuestos o tasas municipales.
- Fomentar la economía verde
Esta es otra de las medidas para la conservación de la biodiversidad en ciudades importante. En el marco de las competencias y posibilidades de las entidades locales, se deben potenciar las actividades y sectores económicos que contribuyan a conservar la biodiversidad, fomentando la economía verde local, una economía baja en carbono, eficiente en recursos y socialmente inclusiva.
De la misma manera, se puede impulsar el potencial de la conservación de la biodiversidad urbana, para la generación de empleo y oportunidades empresariales, para lo que se pueden poner en marcha iniciativas de formación, talleres de empleo e impulsar la I+D+i en este ámbito.
- Incorporar condicionantes de conservación y traslado gradual a la normativa municipal
Una de las medidas para la conservación de la biodiversidad en entornos urbanos, es la incorporación de condicionantes de conservación de la flora y fauna para aquellas actividades que tengan incidencia sobre la biodiversidad y requieran de autorizaciones por parte de los ayuntamientos, elaborando unas indicaciones técnicas que orienten en cada ámbito (gestión de zonas verdes, urbanismo, edificación…). Estos condicionantes, se deberían trasladar gradualmente a la normativa municipal, bien mediante ordenanzas municipales que desarrollen algunos de los ámbitos, o mediante otras figuras que regulen actividades con potencial incidencia sobre la biodiversidad como los Planes Generales de Ordenación Urbana.
- Realizar una compra responsable en beneficio de la conservación de la biodiversidad
Esta es otra medida muy nombrada para cuidar el Medio Ambiente, por lo que también se aplica en la conservación de la biodiversidad.
La cesta de la compra se puede convertir en una importante herramienta para conservar de la biodiversidad. Si evitamos el consumo de productos con aceite de palma o compramos unos tomates ecológicos de “kilómetro cero”, contribuimos a la conservación de los paisajes agrarios periurbanos de nuestro municipio.
Otra medida relacionada, sería adherirse a la Red de Ciudades por el Comercio Justo, un foro de intercambio de experiencias en el fomento del comercio justo y en el acercamiento de estos productos a la ciudadanía.
- Aprovechar los beneficios de la biodiversidad urbana en la salud
La cantidad de evidencias científicas que confirman los beneficios sobre la salud física y mental de la biodiversidad urbana son abrumadoras. Así pues, la presencia de bosques urbanos, parques y arbolado viario, puede ayudar a reducir riesgos para la salud como la contaminación, el efecto isla de calor o el ruido. La disponibilidad en cada barrio de grandes zonas verdes, fomenta la actividad física y reduce la incidencia de problemas para la salud como la obesidad, que en algunas ciudades del mundo está alcanzando niveles de epidemia. El contacto con la biodiversidad urbana aporta también beneficios psicológicos, reduce la prevalencia del estrés, la depresión o el trastorno de déficit de atención, y mejora la capacidad de concentración y los resultados académicos de los estudiantes. Finalmente, la naturaleza urbana también contribuye a reforzar la cohesión social y el sentido de comunidad.
Para lograr estos beneficios de la biodiversidad, los entornos urbanos se deben diseñar de tal forma que aporten una mezcla saludable de experiencias en la naturaleza, que contribuyan a mejorar nuestra calidad de vida, y permitan un contacto cotidiano con la naturaleza. Pero nuestras ciudades deben contar también con espacios que faciliten inmersiones en la naturaleza más intensas, que nos permitan desconectar de la vida urbana.
- Mitigación y adaptación al cambio climático
Se trata de una medida a mayor escala, pero esta medida para el cambio climático, también tiene sus efectos en la conservación de la biodiversidad y se puede aplicar a escala local.
Las ciudades tienen una gran responsabilidad frente al calentamiento global, ya que es en los entornos urbanos donde se generan una parte importante de los gases de efecto invernadero. Así pues, son necesarios ambiciosos planes de mitigación y adaptación al cambio climático en los que la biodiversidad puede y debe tener un papel central. Por ejemplo, la creación de bosques urbanos como sumidero de CO2 es una medida interesante.
Asimismo, se debe analizar la vulnerabilidad de las diferentes ciudades frente al cambio climático y diseñar las medidas de adaptación más adecuadas a cada caso.
- Diseñar indicadores de biodiversidad
Esta es otra de las medias para la conservación de la biodiversidad en ambientes urbanos imprescindible. Cuando se pretende preservar la biodiversidad, es importante diseñar una serie de indicadores que permitan analizar la evolución de la biodiversidad urbana de forma global. Los indicadores son elementos clave en el proceso de toma de decisiones, ya que ayudan a detectar los problemas, a proponer acciones para mejorarlos y a evaluar la eficacia de estas acciones. En definitiva, facilitan la aplicación de un modelo de gestión adaptativa.
Además de evaluar el progreso hacia el objetivo de frenar la pérdida de biodiversidad, estos indicadores también pueden ser un buen termómetro de la sostenibilidad y calidad de vida en el ámbito municipal. Por ejemplo, la oficina estadística europea Eurostat considera el estado de las poblaciones silvestres de aves como un índice de la calidad de vida en Europa.
Los indicadores de biodiversidad se pueden agrupar en tres grandes grupos: de presión, de estado y de respuesta. Los indicadores de presión indican cuáles son las amenazas de la biodiversidad y cuáles son los factores que causan directa o indirectamente pérdidas en ésta (fragmentación de hábitats naturales, etc). Los indicadores de estado señalan cuáles son los patrones generales y tendencias en la biodiversidad (riqueza, abundancia, distribución de especies o grupos de especies…). Mientras que los indicadores de respuesta, expresan en qué grado las principales amenazas están siendo mitigadas por acciones apropiadas (relación de medidas de conservación adoptadas, áreas protegidas, zonas restauradas, plantas invasoras eliminadas, cajas-nido instaladas…).
A nivel internacional, existen algunas propuestas de indicadores de biodiversidad urbana como el Índice de Singapur, una herramienta para ayudar a las ciudades a evaluar y comparar sus esfuerzos para la conservación de la biodiversidad. Se trata de un índice complejo que comprende 23 indicadores agrupados en tres bloques: diversidad biológica autóctona, servicios ecosistémicos provistos y gobernanza de la biodiversidad.
- Aprender de los demás e intercambiar experiencias para la conservación de la biodiversidad
Para conservar la biodiversidad urbana, como para cualquier otra cuestión, es interesante aprovechar el conocimiento y experiencia de los demás. Una de las maneras que tienen las ciudades de compartir sus experiencias y trabajar de forma coordinada en el impulso de la conservación de la biodiversidad urbana, es la integración en redes. En el caso de España, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), puso en marcha en el año 2006 la Red de Gobiernos Locales + Biodiversidad.
Esta red tiene por objeto la creación de un marco estable que impulse y promueva, en el conjunto de los Gobiernos Locales españoles, la adopción de políticas, planes y programas en materia de la conservación y el fomento de la biodiversidad, la protección del medio hídrico, la restauración de espacios naturales degradados, la mejora de la conectividad ecológica y la salvaguardia de los ecosistemas. En su plan de actuaciones incluye la “Realización de actividades que permitan la conservación y el aumento de la biodiversidad en el medio urbano”.
Y a nivel internacional, destaca ICLEI – Local Governments for Sustainability, una red internacional de más de 1500 ciudades y regiones comprometidas con la construcción de un futuro más sostenible, que, entre otras cuestiones, potencia la integración de la naturaleza en todos los aspectos de la vida urbana.
Asimismo, también es destacable The Urban Biodiversity Hub (UBHub), un sitio web que recopila información sobre iniciativas de estudio y conservación de la biodiversidad urbana en todo el mundo, y permite a las entidades locales evaluar la eficacia de sus estrategias para la conservación de la biodiversidad urbana, al tiempo que ofrece una gran cantidad de recursos técnicos.
Expansión urbanística
Para conservar la biodiversidad en las ciudades, necesitamos un nuevo enfoque que coloque a la naturaleza en el centro del desarrollo y la planificación urbana. Se trata de superar esa visión de la biodiversidad como un obstáculo para el desarrollo de nuevas viviendas e infraestructuras, y plantearlo como una oportunidad para la planificación de ciudades más sostenibles, resilientes y en las que se disfruta de una mayor calidad de vida. En esta sección, se incluye una relación de criterios y medidas que son necesarias aplicar en el marco de la planificación urbana, para minimizar el impacto de la expansión urbanística sobre la biodiversidad.
- El suelo como recurso básico para la conservación de biodiversidad
El suelo es el sustrato básico para la biodiversidad urbana y es un ecosistema lleno de vida. En el suelo es donde tienen lugar procesos ecológicos clave como la descomposición de la materia orgánica, el ciclo de los nutrientes o la fijación de carbono. Sin embargo, a pesar de su importancia, el suelo es un elemento especialmente maltratado en los entornos urbanos. En las ciudades, suelen ser sustituidos por pavimentos artificiales o se ven alterados por procesos como la erosión, la compactación, la contaminación, la salinización y la pérdida de biodiversidad. Eso en el mejor de los casos, porque muchas veces se ven profundamente modificados durante la ejecución de las obras e incluso sustituidos por rellenos. Además, cabe indicar que la pérdida y degradación de los suelos naturales, es irreparable a corto y medio plazo, ya que el proceso de formación de los suelos es extremadamente lento: un centímetro de suelo puede tardar cientos e incluso miles de años en formarse.
Por tanto, hay que empezar a valorar los suelos como lo que son, sistemas vivos que aportan importantes servicios ambientales en las ciudades y un soporte fundamental para la biodiversidad urbana. Para ello, es necesario actuar a varios niveles, por un lado limitando las superficies de suelos urbanizables en la planificación urbanística, y por otro, estableciendo condicionantes al desarrollo de los suelos calificados como urbanizables, que minimicen la artificialización de los suelos y aseguren una adecuada conservación, especialmente en zonas verdes y espacios libres. Las licencias y contrataciones de obra deberían incorporar la exigencia de conservación de los suelos, y en aquellos espacios urbanos en los que ya se ha producido la alteración y degradación de los suelos, se deberían impulsar proyectos de restauración y remediación.
- Planificación urbanística como principal instrumento de conservación de biodiversidad
El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), es un instrumento de planeamiento general definido en la normativa urbanística de España como un instrumento básico de ordenación integral del territorio municipal, a través del cual se clasifica el suelo, se determina el régimen aplicable a cada clase de suelo y se definen los elementos fundamentales del sistema de equipamientos del municipio en cuestión.
Sobre esta base, los PGOU deberían convertirse en los principales instrumentos para la conservación de la biodiversidad de las ciudades, y poder asegurar una adecuada protección de las áreas de mayor interés de conservación, mediante la propia ordenación del suelo, clasificándolas como no urbanizables, e incorporar condicionantes a los desarrollos urbanísticos que contribuyan a la conservación de la biodiversidad en aquellos suelos calificados como urbanizables.
Desde los ayuntamientos se tienen que empezar a ambientalizar los PGOU y una buena forma de hacerlo, sería que la revisión de estos planes o la elaboración de otros nuevos, incorporaren medidas para la conservación de la biodiversidad.
- Identificar las áreas de mayor interés de conservación
Esta es otra de las medidas para la conservación de la biodiversidad básicas. Disponer de una buena información sobre la distribución de los lugares de interés conservacionista en el ámbito municipal, es una herramienta básica para afrontar con garantías la conservación de la biodiversidad urbana.
Para identificar las áreas de mayor interés de conservación en el ámbito municipal, se pueden realizar diferentes aproximaciones, como la cartografía de vegetación y/o de unidades ambientales, la utilización de grupos de especies como indicadores o recurrir al criterio experto de naturalistas locales.
- Medidas compensatorias para los impactos de la expansión urbanística
La expansión urbanística es posiblemente la máxima expresión de la degradación ambiental causada por el hombre. En su crecimiento, de forma inevitable, las ciudades provocan profundas transformaciones de los hábitats naturales y una notable pérdida de biodiversidad. Es necesario, por tanto, integrar medidas preventivas, correctoras y compensatorias en el proceso de urbanización que permitan minimizar su impacto.
La naturaleza y definición de las medidas, dependerá en cada caso de los hábitats o especies afectadas, y deben ir mucho más allá de las que normalmente se plantean en las declaraciones de impacto ambiental de los proyectos urbanísticos, que habitualmente se limitan a medidas del tipo de balizamientos, evitar derrames de combustibles, limitar las emisiones de polvo, reducir la contaminación acústica o minimizar la compactación del suelo. Los ayuntamientos deben desarrollar un catálogo de medidas compensatorias para la conservación de la biodiversidad urbana y asegurar su aplicación en el marco de la expansión urbanística. Por ejemplo, una medida compensatoria interesante sería la creación de zonas verdes naturalizadas en el área de expansión urbana, que utilicen la vegetación potencial de la zona y que se conviertan en refugios para la biodiversidad urbana.
Y para financiar este tipo de medidas, se pueden explorar las vías de aplicación de un sistema de compensación de los impactos ambientales generados por la expansión urbanística, mediante una carga económica a los proyectos que supongan una transformación o degradación de hábitats naturales o seminaturales para su utilización en proyectos de mejora ecológica o restauración de áreas de interés para la biodiversidad.
- Aplicar soluciones basadas en la naturaleza en el proceso de urbanización
Bajo la denominación de “soluciones basadas en la naturaleza”, se engloba un amplio abanico de medidas que permiten afrontar una serie de necesidades y desafíos de los entornos urbanos, al tiempo que reducen la vulnerabilidad de las ciudades frente a los riesgos naturales.
Existe una gran cantidad de medidas inspiradas en la naturaleza y que imitan los procesos naturales que podrían aplicarse en el marco del proceso de urbanización, por ejemplo la introducción por parte de los ayuntamientos del ecodiseño, tejados verdes, jardines verticales, pavimentos verdes, bioingeniería, parques inundables, pasos de fauna en carreteras, etc.
- Integrar la naturaleza absorbida por el crecimiento de la ciudad
Una de las claves para la conservación de la biodiversidad en el marco de la expansión urbanística, es la integración, en el sistema de espacios libres locales, de los elementos naturales más relevantes absorbidos por el crecimiento de la ciudad.
Para ello, es necesario realizar estudios ambientales de cada sector de nueva urbanización, que permitan identificar estos elementos previamente a su urbanización y de esta manera, elegir el emplazamiento más indicado para las nuevas zonas verdes. Una vez identificados estos elementos naturales, su conservación debe ser una exigencia asociada a la tramitación de las licencias urbanísticas. El promotor debe estar obligado a su conservación y las autoridades municipales deberían realizar un seguimiento ambiental de las obras que asegure su cumplimiento.
Asimismo, esta medida para la conservación de la biodiversidad, tendría que ser de obligado cumplimiento en todas las ciudades y se debería trasladar a la normativa municipal, ordenanzas urbanísticas y planes generales de ordenación urbana.
- Aprovechar las oportunidades del proceso de urbanización para la conservación de la biodiversidad
En ocasiones, pueden ser las propias actividades humanas o el proceso de urbanización los que generen oportunidades para la conservación de la biodiversidad. Existen numerosos ejemplos en los que una especie o grupo de especies pueden llegar a utilizar espacios transformados por las actividades humanas como lugar de refugio, alimentación o reproducción.
Para detectar estas oportunidades, se debe realizar un seguimiento continuo de la naturaleza municipal, y una vez que se identifican, es necesario establecer mecanismos que aseguren su conservación. Estas medidas podrían ir desde una protección legal de la zona, al establecimiento de restricciones de usos o condicionantes en su gestión que garanticen la conservación de la biodiversidad.
- Tratamiento urbanístico de las áreas periurbanas
Las zonas periurbanas, esos espacios de transición entre el campo y la ciudad, están normalmente sujetos a procesos de degradación ambiental provocados por la propia expansión urbanística, el desarrollo de infraestructuras, los conflictos de usos o la aparición de vertederos incontrolados. Sin embargo, se trata de espacios con un gran potencial para la conservación de la biodiversidad, por lo que es necesario realizar un tratamiento urbanístico especialmente cuidadoso, y establecer en el planeamiento una serie de directrices destinadas a facilitar las conexiones entre la ciudad y el entorno rural/natural.
En esta línea, se debería buscar la creación de digitaciones verdes que entren en la ciudad y una trama de alto valor ecológico imbricada con la propia trama urbana. Esto se puede lograr, como ya vimos, integrando la naturaleza absorbida por el crecimiento la ciudad.
El modelo a seguir debería ser la consolidación de un anillo verde periurbano, integrado por espacios naturales de gran valor ecológico y paisajístico que contribuyan a la conservación de la biodiversidad, al tiempo que facilitan el contacto con la naturaleza de la población urbana.
- Valorizar los espacios marginales
Otra de las medidas para la conservación de la biodiversidad, sería controlar los espacios marginales, esos espacios como zonas de servidumbre de las infraestructuras lineales, cunetas, taludes, que o bien no tienen ningún tipo de gestión o, por el contrario, están sujetos a mantenimiento intensivo con desbroces frecuentes o fumigaciones con herbicidas.
Sería interesante que cada ciudad tuviera su propio inventario de espacios marginales con una cartografía detallada y datos de la propiedad de los terrenos, sobre el que se pueda ir desarrollando actuaciones para regenerar pequeñas muestras de comunidades naturales o establecer unos criterios de gestión que contribuyan a conservar e incrementar la biodiversidad de estos espacios.
- Planificar una red de correderos ecológicos
Esta es otra importante e interesante medida para la conservación de la biodiversidad en las ciudades, la cual también ayuda a evitar la fragmentación del hábitat de las especies, el cual es uno de los principales impactos de la expansión urbanística. Asimismo, en los terrenos urbanos consolidados, las zonas verdes se distribuyen a modo de islas de naturaleza en un paisaje en general hostil para la flora y fauna, lo que limita la movilidad de las especies.
Así pues, el diseño y planificación de corredores ecológicos, se debe incorporar en el planeamiento del crecimiento futuro de la ciudad, al tiempo que se abordan actuaciones que faciliten la conectividad ecológica en los terrenos urbanos consolidados. Un paso previo interesante, es la realización de un diagnóstico de la conectividad ecológica a escala municipal, de modo que cada ciudad debe construir su red de corredores en base “a lo que tiene”.
- Integrar la conservación de la biodiversidad en proyectos de obras
Esta es otra medida básica que se debe implementar para la protección de la biodiversidad en las ciudades. La ejecución de obras de urbanización, edificación o de infraestructuras, puede tener importantes impactos sobre la biodiversidad, por lo que es necesario que desde los ayuntamientos se establezcan condicionantes que aseguren una adecuada integración de la conservación de la biodiversidad urbana.
Estos condicionantes se deben establecer tanto en la fase de redacción de proyectos como en la posterior ejecución de las obras, y deben afectar tanto a las obras promovidas por el propio ayuntamiento como a aquellas impulsadas por particulares y empresas. Con este objetivo, las entidades locales deben elaborar documentos técnicos que señalen los criterios y medidas que se deben adoptar para la conservación de la biodiversidad en las obras.
Además, la obligación de incorporar estos criterios y medidas se debe trasladar a la normativa municipal, a través de las correspondientes ordenanzas reguladoras de las licencias urbanísticas y de obras, decretos de regulación, instrucciones técnicas e incluso en las cláusulas ambientales de los propios pliegos de contratación.
- Aprovechar el retroceso de algunas ciudades para crear espacios para la biodiversidad
Esta es una interesante medida para la conservación de la biodiversidad. Está claro que el crecimiento de las ciudades no será homogéneo, sino que se concentrará principalmente en los países en vías de desarrollo, en muchos casos, países que se localizan en “hotspots de Biodiversidad” (“puntos calientes de biodiversidad”), regiones en las que se sitúan ecosistemas y especies de gran interés de conservación, que se verán amenazados por la presión urbanística.
Para el caso de las ciudades que sufren estancamiento o retroceso, desde el punto de vista de la conservación de la biodiversidad urbana, esto puede ser una oportunidad para afrontar ambiciosos proyectos de naturalización. El abandono de actividades industriales, edificios e infraestructuras, generan la aparición de espacios de oportunidad para la conservación de la biodiversidad.
- Menos coches y más espacios verdes para la población
La contaminación atmosférica se trata de una problemática que los ayuntamientos deben afrontar, poniendo por delante la salud de los vecinos al “derecho” de circular en vehículo por toda la ciudad. No es admisible que de forma recurrente se superen los límites legales de contaminación en las ciudades, por lo que es urgente rediseñar las ciudades para la gente, no para los coches.
Así pues, los proyectos de peatonalización y remodelación urbana deben ayudar a incrementar la relación entre zonas verdes y aparcamientos, aumentando la superficie de las primeras a costa de los segundos. En caso de limitaciones económicas o de otra índole en donde no se puedan afrontar reformas urbanas integrales, existen otras alternativas muy interesantes y económicas, como la instalación de “jardines móviles” en algunas de las plazas de aparcamiento.
Edificios e infraestructuras
Desde la aparición de los primeros núcleos de población a los que podemos dar el nombre de ciudades, hace aproximadamente 5000 años, un creciente número de especies se han ido adaptando a convivir con los humanos en entornos urbanos. Algunas, incluso, encuentran refugio y espacios para la reproducción en edificios e infraestructuras.
Sin embargo, en los últimos años, muchas especies ligadas al medio urbano están sufriendo un importante declive en sus poblaciones, principalmente debido a la pérdida de refugios y espacios para la reproducción en los edificios, tanto por su eliminación en las obras de rehabilitación y reforma de viviendas antiguas, como por la falta de huecos y cavidades adecuados en las construcciones modernas.
Evitar la desaparición de esta riqueza natural de las ciudades y la pérdida de los servicios ambientales que aporta, pasa por la aplicación de medidas para su conservación en la restauración y rehabilitación de edificios y en la construcción de nuevos inmuebles, como las os contamos a continuación.
- Compatibilizar la restauración y el mantenimiento de los edificios con la presencia de fauna silvestre
Esta es una de las medidas para la conservación de biodiversidad en ciudades relacionada con los edificios, más importantes.
Antes de nada, hay que tener en cuenta que los espacios de los edificios en los que la fauna urbana puede encontrar refugio, son de lo más variado, y que, con el paso de los años, los edificios se deterioran, aumentando de forma significativa los huecos y grietas, y con ello, las oportunidades para la biodiversidad.
No obstante, las obras de rehabilitación pueden provocar la eliminación de los espacios utilizados por la fauna urbana. Por ello, hay que tomar algunas medidas, como realizar un estudio previo que permita identificar las especies de fauna urbana que se reproducen o se refugian en el edificio y los espacios que ocupan; detectar la posible existencia de patologías constructivas debidas a la presencia de fauna y aplicar medidas de exclusión para las especies problemáticas; programar las obras de rehabilitación o reforma del edificio en periodos adecuados para no interferir en los ciclos biológicos de la fauna; incorporar medidas para compatibilizar la restauración y el mantenimiento del edificio con la presencia de fauna silvestre; aplicar medidas compensatorias en el caso de que los condicionantes de la obra obliguen a eliminar espacios utilizados por la fauna; y aprovechar las obras de reforma para incrementar la capacidad de acogida del edificio.
- Resolver los conflictos ocasionados por la fauna en edificios
Cuando se pretende conservar la biodiversidad en ciudades, hay que tener en cuenta que algunas especies son problemáticas y causan daños en edificios, como malos olores, ruidos, riesgos sanitarios y degradación de monumentos.
Por tanto, es importante actuar en estos casos, porque de lo contrario, pueden tener efectos muy negativos sobre la percepción que la ciudadanía tiene de la importancia de la biodiversidad urbana y su necesidad de conservación. También hay que tener en cuenta que, en determinadas situaciones, se deberá evitar la presencia de algunas especies de fauna en los edificios, especialmente de aquellas más conflictivas. Un ejemplo de una buena medida para estos casos, es la reducción de los huecos de entrada, en vez de taparlos directamente, para así permitir que solo accedan los animales de interés para la conservación de biodiversidad.
Además, sería bueno que se tengan en cuenta las medidas apropiadas para minimizar estos conflictos ya en el diseño y planificación de nuevos edificios.
- Campañas de información para la conservación de los nidos en edificios
Para evitar la destrucción de los nidos de especies de aves vinculadas a los edificios, es necesario desarrollar cada primavera campañas de información. Es imprescindible que los vecinos conozcan las especies de aves que nidifican en sus viviendas, los beneficios que aporta su presencia en pueblos y ciudades, cómo resolver los posibles conflictos, lo importante que resulta la conservación de los nidos para estas especies, o que la destrucción de sus nidos y las molestias a las aves es un delito.
Asimismo, estas campañas podrían también informar de las medidas que se pueden aplicar para la conservación de estas especies, como la instalación de nidales artificiales, el rescate de pollos que caen de los nidos, o la organización de censos de aves.
- Denunciar la destrucción de nidos de aves protegidas
La destrucción de los nidos de especies protegidas vinculadas a edificios, las molestias durante la temporada de cría o el daño a estas aves, son prácticas ilegales. Únicamente se podrán conceder autorizaciones excepcionales para la retirada de los nidos cuando exista un riesgo demostrable para la seguridad o la salud de las personas, y siempre que no exista otra solución.
Por ello, desde las administraciones locales se debe ofrecer asesoramiento e incluso establecer convocatorias de subvenciones, ayudas o algún tipo de incentivo para solucionar estas problemáticas.
- Fomentar la instalación de nidales en edificios
Otra medida para la conservación de la biodiversidad en ciudades y paralela a la anterior, consiste en fomentar la instalación de nidales en los edificios de nueva construcción, los cuales suelen ser más compactos y herméticos que los antiguos.
Así, en las obras nuevas, resulta más interesante la integración de nidales en las fachadas más que la instalación de éstos como elementos externos, ya que son más eficaces y tienen menos necesidades de mantenimiento.
- Controlar el uso de cristales en edificios para evitar la colisión de las aves
La colisión mortal de aves contra ventanas es uno de los mayores problemas de conservación de las aves en nuestras ciudades. Una barrera de cristal transparente o ventanales que reflejan el cielo o la vegetación circundante, pueden ser una trampa mortal para las aves, incapaces de percibir estos obstáculos.
Con un diseño adecuado, se podría reducir el riesgo para las aves de los edificios e infraestructuras de nueva construcción. En el caso de España, es urgente afrontar esta amenaza para las aves. Entre las actuaciones necesarias, estarían el análisis de la problemática en el ámbito municipal, que se podría abordar con la colaboración de voluntarios, vecinos y entidades conservacionistas, la realización de campañas informativas entre vecinos y colectivos profesionales, la aplicación de medidas correctoras en puntos especialmente peligrosos y, a medio plazo, trasladar a las ordenanzas municipales de edificación y pliegos de contratación, la obligación de integrar medidas para evitar la colisión de las aves contra las cristaleras en los edificios e infraestructuras de nueva construcción.
- Reverdecer edificios e infraestructuras
Esta es una de las medidas más importantes para la conservación de la biodiversidad que se puede aplicar en las ciudades. La incorporación de tejados verdes, jardines verticales y jardineras de obra en los edificios, contribuye a reforzar la infraestructura verde urbana, aportando importantes servicios ambientales, como la reducción del efecto isla de calor, la captación y almacenamiento del agua de lluvia, el aislamiento acústico y térmico del edificio o la reducción de la contaminación atmosférica, al tiempo que representa una interesante medida para la conservación e incremento de la biodiversidad urbana.
Cada vez son más los estudios que confirman el potencial de estos elementos para la conservación de la biodiversidad, y se ha comprobado que son capaces de albergar interesantes comunidades florísticas, de alojar una gran diversidad de invertebrados, en algunos casos especies raras o escasas, e incluso convertirse en el hábitat de nidificación de algunas especies de aves.
Además, se trata de elementos que se pueden integrar en el diseño de nuevos edificios, pero también incorporar en el marco de las obras de remodelación de los existentes.
- Campañas para naturalizar terrazas y ventanas
A nivel local, en nuestras casas, terrazas, balcones e incluso el alféizar de las ventanas, son lugares en los que se pueden aplicar medidas para la conservación e incremento de la biodiversidad. Además, representan una oportunidad para involucrar al conjunto de la población urbana. Cualquiera puede participar, ya que tampoco es necesario tener una casa con jardín para ello.
Simplemente reverdecer con contenedores de plantas estos espacios, ya es una medida interesante.
A mayores, el uso de plantas aromáticas y otras ricas en néctar puede contribuir a la conservación de las poblaciones de insectos polinizadores. Igualmente, colocar un comedero ayudará a la aves en invierno, o incluso se pueden instalar hoteles para insectos, refugios para salamanquesas, cajas-nido para algunas especies de aves y cajas-refugio para murciélagos.
Para que este tipo de medidas se extiendan, es necesario realizar un esfuerzo de divulgación, como la organización de talleres y cursos de formación en los centros de educación ambiental municipales, editar guías y materiales informativos, convocar concursos a la terraza o ventana más natural o, incluso, crear una red de refugios para la biodiversidad.
- Involucrar a arquitectos y otros profesionales de la construcción en la conservación de la biodiversidad
Muchas de las medidas para la conservación de la biodiversidad en ciudades vinculadas a las infraestructuras, como las recién citadas, precisan de profesionales para su definición y ejecución.
Sin embargo, la conservación de la biodiversidad urbana, es una asignatura pendiente en las facultades de arquitectura. Ante esta situación es necesario potenciar la formación en conservación de la biodiversidad urbana de estos profesionales, elaborar material divulgativo, manuales técnicos y material de apoyo, organizar seminarios y cursos de formación en colaboración con los colegios profesionales, y colaborar activamente con especialistas en conservación de la biodiversidad urbana y entidades que trabajan en la materia.
Un avance importante, sería incorporar como obligatorio la protección y el fomento de la biodiversidad entre los criterios de certificación de arquitectura sostenible. Otra de las medidas interesantes, sería la inclusión de la categoría de “conservación de la biodiversidad urbana” en premios de arquitectura o la convocatoria de concursos de ideas para la integración de la conservación de la biodiversidad urbana en edificios.
- Reducir la contaminación lumínica y acústica para la conservación de la biodiversidad en las ciudades
Esta es otra de las medidas para la conservación de la biodiversidad en las ciudades más importantes. Tanto la contaminación lumínica como la acústica, tienen efectos negativos en diferentes grupos faunísticos. En el caso de la iluminación urbana, las especies más afectadas son las de hábitos nocturnos. Mientras que la contaminación acústica, puede generar lesiones en la fauna urbana, aumentar el estrés y deteriorar su condición física, o alterar la distribución y el comportamiento de diversos grupos animales.
En el caso de la contaminación lumínica, algunas de las medidas que se pueden aplicar son la instalación de farolas que dirijan la luz al suelo y no al cielo, la racionalización del número de puntos de luz que permitan caminar con normalidad pero no leer un libro en la calle, establecer regulaciones horarias del alumbrado, o seleccionar tecnologías que permitan la emisión de rangos del espectro de luz visible menos problemáticas para la fauna. También es recomendable minimizar o eliminar la iluminación nocturna en parques urbanos y áreas de interés natural, y el diseño de corredores oscuros que faciliten el desplazamiento de especies de hábitos nocturnos como los quirópteros.
Y en cuanto a la contaminación acústica, se deben desarrollar planes para reducir su incidencia, especialmente en el entorno de los espacios de mayor interés de conservación, y aplicar medidas para la amortiguación de los ruidos como la instalación de pantallas vegetales.
Además, los planes o medidas que se tomen para reducir la contaminación lumínica y acústica de las ciudades, también tendrían efectos positivos sobre la salud humana y reducirían la factura energética.
Infraestructura verde
Se denomina infraestructura verde urbana al conjunto de espacios verdes, espacios naturales, espacios fluviales, espacios litorales, zonas agrícolas, bosques, parques, jardines, huertos, calles arboladas, vegetación en la vía pública, albercas, solares, cubiertas verdes, vegetación en balcones y terrazas, etc., que hay en los núcleos urbanos. Pueden ser tanto públicos como privados y ofrecen a los ciudadanos multitud de servicios ecosistémicos y beneficios socioambientales.
La infraestructura verde urbana contribuye a mejorar la calidad del aire, a disminuir la contaminación acústica, a regular las temperaturas, a la mitigación y adaptación de los efectos del cambio climático, a mejorar la habitabilidad y favorece la biodiversidad urbana. Además, el contacto con la naturaleza mejora el bienestar físico y psíquico de los ciudadanos y sirve para concienciar sobre la importancia de su conservación.
La integración de criterios ambientales en el diseño y gestión del verde urbano, es una medida que puede reducir la pérdida de biodiversidad asociada al crecimiento urbano y al mismo tiempo reforzar los servicios ambientales que aportan, consolidando su papel como infraestructura verde.
Para integrar la conservación de la biodiversidad, son necesarios cambios en el diseño y en las rutinas de mantenimiento y gestión de las zonas verdes urbanas, que deben, en cualquier caso, ser compatibles con las necesidades de uso público y el mantenimiento de los valores históricos, culturales, arquitectónicos y ornamentales. Cualquier zona verde, independientemente de su tamaño y características, es susceptible recibir medidas en beneficio de la biodiversidad. En su conjunto, las zonas verdes de una ciudad, deben ser una red de espacios en la que la naturaleza sea la protagonista. A continuación, se incluyen una relación de criterios orientadores, medidas de gestión y elementos que buscan este objetivo.
- Grandes parques en las ciudades para la conservación de la biodiversidad
Desde el punto de vista de la conservación de la biodiversidad, es mejor que se planifique un gran parque a pequeñas islas verdes. El número de especies aumenta con la superficie de los parques, a mayor extensión se incrementa la diversidad de hábitats disponibles y pueden asentarse especies que requieren territorios más amplios y aquellas menos tolerantes a las molestias. Además, los parques grandes permiten a los usuarios una mayor desconexión del medio urbano e incrementan las oportunidades de interacción con la naturaleza.
- Limitar pavimentos artificiales en los suelos de las ciudades
El revestimiento del suelo con asfalto, cemento, hormigón, adoquines y otros tipos de pavimentos, constituye una transformación profunda del medio que afecta muy directamente a la biodiversidad. Mientras que el suelo orgánico es un sustrato básico para la flora y la fauna, ya que condiciona la producción primaria.
Por ello, en la ejecución de nuevas zonas verdes y en la reforma de las existentes, se recomienda aplicar patrones de urbanización de bajo impacto, dimensionando las superficies de pavimentos artificiales a las necesidades reales de uso público; así como también es importante la conservación del suelo original, sin alterar su composición y estructura, y evitar la utilización de sustratos de baja calidad procedentes de excavaciones y movimientos de tierras.
- Diversificar la estructura vegetal para conservar la biodiversidad
Esta es una de las claves para la conservación e incremento de la biodiversidad en zonas verdes.
Se debe actuar sobre la estructura y el diseño de las zonas verdes con el objetivo de diversificar la oferta de hábitats para la flora y fauna silvestre, principalmente mediante la generación de una estructura heterogénea con desarrollo de los diferentes estratos vegetales (herbáceo, arbustivo y arbóreo), el establecimiento de zonas de mantenimiento menos intensivo y la creación de nuevos hábitats (p.ej. charcas artificiales, regatos, áreas rocosas…).
- Utilizar plantas autóctonas para preservar la biodiversidad
En todos los elementos de la infraestructura verde, se debería favorecer el uso de las especies propias de la vegetación potencial del municipio, aquella que tendría que estar presente de manera natural en ausencia de perturbaciones humanas.
El uso de plantas autóctonas, facilita la integración paisajística de las zonas verdes urbanas y contribuye a conservar la identidad local, reduce las necesidades de mantenimiento (agua, abonos, plaguicidas) y, además, tienen una amplia red de interacciones con la fauna local. Este último aspecto es muy importante para la conservación de la biodiversidad urbana y significa que hay una gran cantidad de especies animales que dependerán, de alguna manera, de estas plantas.
- Utilizar alternativas al césped
Los céspedes se han convertido en un elemento incuestionable de las zonas verdes urbanas, pero los grandes requerimientos de riego, la exigencia de fertilizantes, herbicidas y pesticidas, y de un mantenimiento intensivo, aconsejan la búsqueda de alternativas ambientalmente más sostenibles y que aporten mayores beneficios a la biodiversidad urbana.
Así pues, una de las propuestas más interesantes sería un paisajismo basado en las comunidades herbáceas naturales, básicamente los prados y pastizales características del entorno de cada ciudad.
- Reducir la frecuencia de siegas para favorecer la protección de la biodiversidad en las zonas verdes
La reducción en la frecuencia de siegas es una de las medidas más sencillas y eficaces para incrementar la biodiversidad de las zonas verdes urbanas. Esto facilita la floración de las plantas silvestres, beneficia a mariposas y otros polinizadores y, de rebote, a muchas aves insectívoras que ven ampliada su oferta alimenticia. Además, si se extiende en el tiempo, las zonas sin segar permiten el desarrollo de las orugas de lepidópteros y de las fases larvarias de otros insectos, ofrecen refugio a la pequeña fauna, facilitan la reproducción de aves que nidifican en el suelo y, al final del verano, aportan una gran oferta de semillas para las aves granívoras.
Así, con una gestión diferencial de las siegas, se conseguirá que lo que antes era un monocultivo de césped, se convierta en un mosaico de céspedes, prados naturales y herbazales. Para ello, es necesario realizar una zonificación y definir el tratamiento que se aplicará en cada sector, y esta zonificación debe estar basada en un análisis previo de aspectos como la tipología de la zona verde, la intensidad de uso público y su potencial para la biodiversidad.
- Pastoreo urbano para la conservación de la biodiversidad
De forma paralela a la reducción en la frecuencia de siegas, se pueden introducir algunos métodos complementarios a los medios mecánicos. Es el caso del pastoreo dirigido o pastoreo urbano, que se basa en el uso de ganado doméstico para mantenimiento de las zonas verdes.
Se trata de una práctica que se está introduciendo en ciudades de todo el mundo y que cuenta con las ventajas de su bajo coste económico y escaso impacto ambiental. El mantenimiento con ganado favorece, además, el incremento de la diversidad florística de los prados, contribuye al abonado con sus excrementos y puede ser una medida interesante para la conservación de razas de ganado que están en riesgo de desaparición. Además, el pastoreo dirigido se puede utilizar también para el control de plantas exóticas, la reducción del riesgo de incendios, el control de la vegetación acuática en humedales urbanos o para la gestión de espacios naturales.
- Descartar la eliminación de las malas hierbas
La gestión de las “malas hierbas”, esas plantas que de forma espontánea colonizan los espacios más insospechados de la ciudad, es el máximo exponente de la complicada relación entre naturaleza y ciudad. La Sociedad Española de Malherbología (SEMh) define las malas hierbas como “toda planta o vegetación que interfiere con los objetivos o las necesidades del hombre”, pero cabe cuestionar hasta qué punto esta flora que se abre paso en los entornos urbanos a pesar de múltiples obstáculos, interfiere con la necesidades del hombre o por el contrario puede contribuir a reforzar la infraestructura verde y ayudar a reconectar a la población urbana con la naturaleza.
El objetivo tiene que ser descartar la eliminación reiterada y sistemática como única respuesta a la presencia de flora espontánea en la ciudad. Se debe aplicar una gestión adaptativa que permita aprovechar las oportunidades para la conservación de la biodiversidad que genera esta vegetación oportunista, al tiempo que se resuelven los problemas que su presencia pueda ocasionar.
Y paralelamente a los cambios en la gestión de las malas hierbas, se debe promover el conocimiento, respeto y valoración por parte de la ciudadanía de la vegetación espontánea, y realizar campañas para modificar la percepción social del crecimiento de estas plantas silvestres en las aceras como un signo de abandono, dejadez o mal mantenimiento de los servicios de limpieza de la ciudad.
- Espacio para la colonización y sucesión natural
Esta es otra de las medidas para la conservación de la biodiversidad en las ciudades importante. No solo hay que favorecer y promover las especies silvestres, sino que también los procesos naturales, como la colonización y la sucesión ecológica. Aprovechar estas dinámicas naturales aporta grandes beneficios en términos de conservación y contribuye a reducir los costes económicos y ambientales de la gestión.
En las zonas verdes urbanas, se pueden habilitar espacios para que estos procesos tengan lugar, áreas en las que no se influya en la composición y estructura de la vegetación o se haga de forma leve. Por ejemplo, roturando alguna parcela y permitiendo la colonización natural. El mantenimiento de estas parcelas se podrá adaptar al interés de las formaciones vegetales que las ocupen, una manera sencilla y económica de incrementar la diversidad florística de las zonas verdes urbanas.
- Praderas ornamentales para la conservación de la biodiversidad en entornos urbanos
Las praderas ornamentales, o praderas floridas, son combinaciones de plantas anuales y vivaces diseñadas para obtener floraciones prolongadas. Se trata de una alternativa más económica y ambientalmente sostenible que la utilización de flores de temporada en parterres y rotondas, o que el mantenimiento del césped en zonas de uso poco intensivo.
Las praderas ornamentales tienen un gran atractivo paisajístico y aportan importantes beneficios a la biodiversidad urbana. Su floración escalonada ofrece una fuente estable de néctar y polen para una gran variedad de mariposas, abejorros y otros polinizadores, y al final del verano, sus semillas enriquecen la dieta de especies comunes como gorriones, verdecillos, jilgueros, verderones o pardillos.
Desde el punto de vista de la gestión, destacan por su escaso mantenimiento: apenas una o dos siegas anuales, raramente necesitan riego, no requieren tratamientos fitosanitarios, se dan especialmente bien en suelos pobres y se pueden mantener durante varios años.
- Naturalización de alcorques como medida de protección de la biodiversidad
A pesar de su reducido tamaño, los alcorques del arbolado urbano son espacios en los cuales se pueden aplicar medidas para la conservación e incremento de la biodiversidad urbana.
Se debe potenciar la naturalización de las zonas que se dejan sin asfaltar o enlosar alrededor del tronco del arbolado viario, y evitar algunas prácticas que son incompatibles con este objetivo como instalación de cubrealcorques, el relleno con caucho o el uso de pavimentos drenantes.
Existen diferentes alternativas para la naturalización de los alcorques, como dejar que estos espacios sean colonizados por la vegetación espontánea, realizar siembras con mezclas de semillas de flores silvestres, cultivar plantas aromáticas y otras especies atractivas para polinizadores o, incluso, establecer mecanismos de custodia urbana, delegando a los vecinos la responsabilidad de la naturalización y cuidado de los alcorques.
- Setos vivos y estrato arbustivo para mejorar la biodiversidad en las ciudades
El estrato arbustivo tiene un escaso desarrollo en la mayor parte de las zonas verdes, espacios que normalmente se caracterizan por la presencia de arbolado disperso acompañado de césped intensamente segado. Sin embargo, los matorrales y arbustos son especialmente favorables para la fauna, ya que aportan frutos, invertebrados, refugios o hábitats de nidificación. Además, la plantación de este tipo de setos, facilita los movimientos de la fauna en paisajes urbanos y periurbanos, actuando como auténticos corredores ecológicos.
La cobertura arbustiva se puede incrementar potenciando los setos como elemento de separación, habilitando zonas arbustivas junto a muros y vallas, plantando pequeños rodales de arbustos dispersos por el parque o permitiendo el desarrollo de arbustos espontáneos en áreas de elevada pendiente.
Asimismo, es interesante empezar a imitar los setos naturales de los paisajes agrarios del entorno de las ciudades, extendiendo el uso de combinaciones de diferentes arbustos autóctonos. El objetivo debe ser generar una estructura densa y compleja, combinando especies caducifolias y perennifolias, y utilizando especies productoras de frutos.
- Plantas trepadoras para crear fachadas verdes
Otra medida que se puede llevar a cabo para la conservación de la biodiversidad en las ciudades, es potenciar el desarrollo de plantas trepadoras y lianas, tanto sobre el tronco de los árboles como sobre muros o fachadas. En realidad, el uso de este tipo de plantas es la forma más sencilla de crear una fachada verde y también es una manera fácil de diversificar la estructura vegetal en pequeñas zonas verdes en las que, por ejemplo, hay un muro o valla, pero no hay espacio suficiente para plantar un seto.
En este sentido, es necesario trabajar con un catálogo de plantas trepadoras adaptadas a las condiciones climáticas locales, tanto especies ornamentales utilizadas en jardinería como especies autóctonas, y seleccionar aquellas que puedan aportar mayores beneficios a la biodiversidad urbana.
- Incrementar y diversificar el arbolado viario
Las ciudades deben tener como objetivo ampliar y reforzar su infraestructura verde, y entre las medidas necesarias para ello, estaría el incremento y diversificación del arbolado viario. Es importante aumentar el número de árboles en las calles, pero también ampliar el catálogo de especies que se plantan y, sobre todo, estudiar y planificar la ubicación y la selección de especies.
La diversificación del arbolado es una medida necesaria para reducir la pérdida de árboles por propagación de plagas y enfermedades u otros factores ambientales, como el cambio climático. Asimismo, también favorece a la biodiversidad urbana, ya que con ello se incrementa los recursos disponibles para la fauna.
- Adaptación al cambio climático de la vegetación
A la hora de seleccionar las especies vegetales que se van a plantar en la ciudad, se debe tener en cuenta el impacto del cambio climático, por lo que se deben escoger aquellas especies mejor adaptadas a los escenarios climáticos futuros. Esta labor de planificación es especialmente importante en el caso de los árboles que deberán permanecer durante décadas en calles, plazas y parques, y que sufrirán a lo largo de sus vidas los efectos del cambio climático.
Además, se debe tener en cuenta también que los efectos del cambio climático se verán amplificados en los entornos urbanos como consecuencia, por ejemplo, del efecto isla de calor, lo que incrementará, si cabe, el estrés térmico e hídrico sobre la vegetación.
- Recrear hábitats autóctonos para favorecer la conservación de la biodiversidad
Esta medida para la conservación de la biodiversidad en las ciudades, va ligada con la del uso de plantas autóctonas. En este caso, los diseños paisajísticos se basarían en la imitación, conservación o restitución de formaciones vegetales propias de la zona.
En la red de zonas verdes de una ciudad, se debería contemplar la conservación y/o creación de bosques urbanos. En unos casos integrando fragmentos de bosques naturales absorbidos por el crecimiento de la ciudad o, cuando esto no sea posible, a través de la reforestación.
- Conservar el arbolado maduro
El arbolado maduro es un capital natural y cultural de las ciudades que se debe gestionar de manera adecuada para asegurar su conservación y la de la biodiversidad asociada.
Es necesario que cada ayuntamiento elabore su inventario del arbolado urbano, que incluya todos los árboles presentes en la ciudad, y en el que se identifiquen los árboles singulares, se realice un diagnóstico de su estado sanitario y se definan las medidas de conservación necesarias.
De forma paralela, se deben elaborar ordenanzas de protección del arbolado urbano, que incluya tanto a los árboles monumentales, como a cualquier ejemplar por encima de una edad o tamaño determinado, y cuyo ámbito de aplicación incluya terrenos públicos y privados.
- Racionalizar las podas
El arbolado urbano es uno de los elementos más importantes de la infraestructura verde de las ciudades. Los servicios ambientales que aportan y su contribución a la conservación de la biodiversidad, dependerá, en gran medida, del volumen y desarrollo de las copas, por lo que su planificación y gestión se debería orientar al incremento del dosel forestal.
La primera decisión que se debe adoptar en relación con la poda del arbolado urbano, se produce en el momento de la plantación. Es necesario seleccionar las especies que mejor se ajusten al espacio disponible y a los condicionantes del entorno en el que se van a plantar. Esta simple medida, junto con una poda de formación adecuada, permitiría reducir en gran medida las tareas de poda a lo largo de la vida del árbol.
En cuanto a su calendario y frecuencia, no se deberían realizar podas fuera de las épocas adecuadas y nunca durante la temporada de cría de las especies que utilizan el arbolado para hacer sus nidos, ni tampoco podar los mismos árboles año tras año. También hay que evitar podar toda la zona arbustiva en un mismo año, para disponer de arbustos con diferente grado de desarrollo y ofrecer en todo momento espacios de refugio para las diferentes especies.
- Adaptar las tareas de mantenimiento a los ciclos naturales de la flora y la fauna
Esta medida es muy importante para la conservación de la biodiversidad en ambientes urbanos. En algunos casos, las labores de mantenimiento representan un riesgo para la biodiversidad de los parques.
Las siegas siempre se deben realizar facilitando una posible vía de escape a la fauna presente en céspedes, prados y herbazales, se trataría de empezar a segar desde la zona más frecuentada y dirigir las pasadas del cortacésped o la desbrozadora hacia las zonas de refugio.
- Limitar el uso de herbicidas y plaguicidas
Esta es otra de las medidas más mencionadas para la conservación de la biodiversidad y cuidar del Medio Ambiente en general. La utilización regular de pesticidas en la gestión de parques y jardines tiene efectos negativos sobre la biodiversidad urbana, el medio ambiente y, en muchos casos, representan un riesgo para la salud de las personas.
Los servicios técnicos responsables de la gestión de parques y jardines y, en su caso, las empresas adjudicatarias encargadas del mantenimiento de las zonas verdes, deberían estudiar alternativas a la utilización generalizada de agroquímicos y productos fitosanitarios, moderando progresivamente su uso y buscando alternativas ecológicas.
Por ejemplo, una medida que se ha mostrado eficaz en la agricultura y que se puede trasladar al ámbito urbano, sería modelar el paisaje urbano con el objetivo de favorecer a la fauna auxiliar, que es como se denomina al conjunto de depredadores naturales y parásitos de las plagas; lo cual se logra mediante la aplicación de gran parte de las medidas anteriores citadas.
- Evitar la utilización de plantas exóticas invasoras
Se considera especie exótica invasora “toda especie que se introduce o establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural y que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, ya sea por su comportamiento invasor, o por el riesgo de contaminación genética”.
En la planificación y diseño de zonas verdes, se deben tomar todas las precauciones necesarias para evitar la propagación y naturalización de plantas exóticas invasoras en espacios naturales y seminaturales cercanos. En las zonas verdes periurbanas se recomienda utilizar mayoritariamente especies autóctonas para minimizar este tipo de riesgos.
Para ello, es necesario que cada ayuntamiento elabore listados con aquellas de especies exóticas invasoras cuya plantación no se puede realizar en zonas verdes públicas, lo cual también sería interesante ampliar a los terrenos privados.
- Jardines para polinizadores en las ciudades
Estudios científicos publicados en los últimos años alertan del importante declive de las poblaciones de insectos polinizadores, un grupo de organismos clave para el funcionamiento de los ecosistemas y del que dependen buena parte de las cosechas. Paralelamente a su desaparición de los paisajes rurales, como consecuencia de la intensificación agraria y del abuso de pesticidas, se ha comprobado que las ciudades se están convirtiendo en refugios para los polinizadores.
Por tanto, es importante potenciar el papel que los entornos urbanos pueden jugar en la conservación de las poblaciones de insectos polinizadores con la aplicación de medidas como la reducción de la frecuencia de siegas, la conservación de las malas hierbas o la creación de praderas floridas, y especialmente, mediante la utilización en la jardinería urbana de una variada selección de plantas atractivas para los polinizadores.
Una opción interesante, es la creación de jardines para polinizadores en una zona abierta y soleada, con diferentes variedades de plantas atractivas para ellos, e incorporar elementos de refugio y reproducción, como los hoteles para insectos. Las posibilidades de diseño y paisajismo utilizando como base estos elementos son enormes, y además, estos jardines se pueden utilizar como herramienta de sensibilización sobre la importancia de los polinizadores e incluso se pueden crear con ayuda de voluntarios.
- Madera muerta y hojarasca para proteger el proceso de descomposición de materia y reciclaje de nutrientes
La madera muerta y la hojarasca tienen un papel esencial en los ecosistemas forestales. Una gran variedad de hongos, musgos y diferentes invertebrados saproxílicos, como el ciervo volante, dependen de la madera muerta; mientras que entre la hojarasca se desarrollan interesantes comunidades de insectos.
Para favorecer la biodiversidad asociada a la madera muerta y a la hojarasca, se deben buscar alternativas a su retirada sistemática. Se pueden establecer sectores en las que no se retire la hojarasca e integrar las ramas y árboles caídos como elementos ornamentales o estructurales de las zonas verdes urbanas.
- Muros de piedra en parques y jardines para la conservación de la biodiversidad
Los muros y cerramientos de piedra de parques y jardines son elementos que pueden tener cierto valor patrimonial, en el caso de recintos históricos, pero también son importantes para la conservación de la biodiversidad urbana. Estas estructuras son especialmente interesantes para invertebrados, anfibios, reptiles, aves y pequeños mamíferos que crían o se refugian entre sus grietas y huecos. Además, son un hábitat artificial de interés para algunas plantas rupícolas.
Como norma general, se deberían conservar los muros y cerramientos de piedra, y en aquellos casos en los que se deban acometer obras de rehabilitación o reforma, estas deberían mantener la misma estructura del muro, conservar los huecos y grietas existentes y minimizar la afección sobre las comunidades de plantas rupícolas. En algunos casos, se puede llegar a reducir el tamaño de algunos huecos para impedir que sean utilizados por especies problemáticas como las palomas, pero permitiendo la ocupación por otras aves.
Y en el marco de las tareas de mantenimiento de los parques, se deberá evitar la eliminación de la flora de los muros, salvo en aquellos casos en los que las plantas sean la causa de problemas estructurales o supongan un riesgo para elementos patrimoniales.
- Permeabilizar vallados y cerramientos para la conservación de la biodiversidad
En los casos en los que parques, jardines o zonas verdes cuenten con vallados o cerramientos perimetrales, es importante integrar pasos de fauna para facilitar el tránsito de aquellas especies de menor movilidad como sapos, tritones, luciones o erizos. De lo contrario, estos cerramientos provocarán la fragmentación de sus poblaciones y con ello, se incrementará el riesgo de extinción local.
- Creación de charcas para proteger la biodiversidad
Esta es otra medida para la conservación de la biodiversidad importante, la cual se preocupa por las especies acuáticas y de ambientes húmedos. Así pues, el acondicionamiento de charcas y pequeños humedales, contribuye a incrementar la biodiversidad de las zonas verdes urbanas, al tiempo que es una medida sencilla y eficaz para la conservación de los anfibios, cuyas poblaciones se ven amenazadas en las ciudades por la falta de espacios adecuados para su reproducción.
La creación de una charca se puede realizar mediante una simple excavación sobre un sustrato arcilloso, instalando alguna membrana impermeable o recurriendo al cemento. El objetivo es generar un espacio en el que se retenga el agua de lluvia de forma temporal o permanente.
El diseño de estos pequeños humedales, se puede ajustar a los requerimientos paisajísticos de cada zona verde, desde los acabados rústicos a otros más modernos. Sin embargo, independientemente del diseño final, es importante tener en cuenta algunos condicionantes elementales como una correcta ubicación, seleccionando zonas que puedan recoger una gran cantidad de agua de lluvia, preferiblemente en áreas no muy sombreadas por la vegetación y alejadas de las zonas más transitadas. La forma de la charca también es importante, se recomienda un contorno irregular (con entrantes, penínsulas e islas), orillas de pendientes suaves, combinación de sectores de diferentes profundidades (desde los 10 a los 60 cm) y la instalación de refugios en la charca y su entorno en forma de plantas acuáticas, piedras, troncos y arbustos. En los casos en los que el sustrato de la charca sea artificial, se deben introducir contenedores con tierra para facilitar el desarrollo de las plantas acuáticas.
- Naturalización de fuentes y estanques
Esta es otra medida para la conservación de la biodiversidad similar o relacionada a la anterior. En este caso, las fuentes y estanques son elementos que históricamente ya se han utilizado en el diseño de parques y jardines. Sin embargo, en la mayor parte de las ocasiones, están sujetos a un gestión intensiva que impide la colonización por parte de la flora y fauna silvestre, y en el mejor de los casos, las carpas koi son el único rastro de vida que albergan. Por tanto, favorecer el desarrollo de comunidades biológicas complejas y equilibradas en fuentes y estanques, es una alternativa viable y preferible a la utilización de alguicidas, pesticidas o a la cloración.
El primer paso en un proyecto de naturalización, es la introducción de plantas acuáticas. Tras esto, se producirá de forma natural, una rápida colonización por una gran variedad de macroinvertebrados acuáticos, anfibios y, en los estanques de mayor tamaño, aves acuáticas; pero si se quiere, se pueden desarrollar proyectos de introducción de algunas especies de interés.
Otras consideraciones que se deben tener en cuenta en la naturalización de los estanques, es la necesidad de evitar un exceso de materia orgánica, mediante la retirada semanal de la hojarasca superficial e informando a los visitantes de que no deben aportar alimento a la fauna. También es recomendable instalar sistemas de recirculación superficial del agua, incorporar estructuras que faciliten la entrada y salida de fauna como los anfibios o de los animales que caigan accidentalmente, eliminar peces y tortugas exóticas, cuya presencia es incompatible con la naturalización del estanque, y establecer zonas refugio en el entorno, como rocallas o rodales arbustivos.
- Instalación de cajas nidos y refugios para la preservación de especies
A la hora de conservar la biodiversidad, es muy importante facilitar y promover su reproducción, ofreciéndoles lugares acordes para ello. En las ciudades, cada vez es más difícil encontrar un simple hueco o agujero, lo cual es una mala noticia para las aves trogloditas, un nutrido grupo de especies de aves que tienen la costumbre de anidar en oquedades. Ante esto, la instalación de cajas-nido es una medida sencilla y eficaz para la conservación e incremento de las poblaciones de aves trogloditas en parques y jardines.
Existe una gran variedad de nidales adaptados a los requerimientos de las diferentes especies, por lo que en cada ciudad se pueden instalar los modelos que se ajusten a las necesidades de las comunidades de aves trogloditas presentes. Pero las cajas nido, también son una herramienta que se puede utilizar para la conservación de otros grupos de fauna, como quirópteros y erizos, para los que existen cajas-refugio específicas.
- Instalación de hoteles para insectos
De forma paralela a la medida anterior para la conservación de la biodiversidad, otros elementos que se pueden instalar en las zonas verdes urbanas para incrementar su biodiversidad, son los llamados “hoteles para insectos”: estructuras con las que se busca ofrecer espacios de refugio y para la reproducción de una gran variedad de insectos.
La construcción de hoteles para insectos ofrece un amplio margen a la creatividad y el diseño, desde algo rústico como un tronco agujereado con ayuda de una simple broca, a complejos diseños con valor artístico u ornamental, en los que se añaden elementos como cañas de bambú, trozos de madera con pequeños orificios, paja, piñas o ladrillos.
- Colocación de comederos para aves
Y al igual que es importante ofrecer un lugar para la reproducción, también lo es proporcionar alimento de forma segura, para proteger y conservar las especies.
Con la llegada del invierno, las aves tienen más dificultades de encontrar alimento en la ciudad. Durante esta época, la instalación de comederos es una interesante medida para la conservación de las aves urbanas, al tiempo facilita su observación y disfrute.
Existe una gran variedad de alimentos que se pueden aportar como semillas y legumbres, frutos secos, fruta dulce o incluso larvas de tenebrios. Asimismo, en las zonas de clima más seco, es interesante también la instalación de bebederos durante el verano.
Es importante instalar los comederos fuera del alcance de los depredadores, principalmente los gatos, así como de otras especies problemáticas, y alejados de ventanales o cristaleras. Una vez instalados, se deben mantener limpios para evitar la proliferación de hongos, que pueden ser nocivos para las aves, y minimizar el riesgo de transmisión de enfermedades.
- Uso de rocalla o piedra natural en parques y jardines
La utilización de piedra natural es otra medida que contribuye a diversificar la oferta de nichos para la fauna en parques y jardines. Esta medida se trata de un elemento natural y económico que se puede adaptar a los criterios paisajísticos de cada zona verde.
- Realizar compostaje para conservar la biodiversidad en ciudades
La creación de puntos de compostaje en las zonas verdes urbanas contribuye a una gestión ambientalmente más sostenible de parques y jardines. Además, tienen un importante efecto demostrativo para los ciudadanos que pueden trasladar a sus jardines e incrementan la presencia de invertebrados asociados al proceso de descomposición de la materia orgánica.
- Campañas de comunicación para la conservación de la biodiversidad en ciudades
Como hemos dicho, la Educación Ambiental siempre es muy importante y en la conservación de la biodiversidad no iba a ser menos.
El conocimiento y la aceptación social debe ser una de las metas de cualquier plan de conservación de la biodiversidad en la red de zonas verdes de una ciudad, unos espacios que se deben convertir en una herramienta básica para reconectar a la población urbana con la naturaleza.
Con este objetivo, es necesario diseñar campañas de comunicación para informar de las medidas de conservación de la biodiversidad y su justificación, especialmente de aquellas que supongan cambios en las prácticas de manejo tradicionales, así como dar a conocer la biodiversidad presente en parques y jardines mediante folletos, guías, paneles interpretativos u otros medios.
- Gestión de reclamaciones vecinales
Cada persona tiene sus gustos y preferencias, también en lo que se refiere al diseño y gestión de las zonas verdes urbanas. En ocasiones estas prioridades personales se trasladan en forma de queja o reclamación a los servicios de parques y jardines. Es importante dar respuesta a estas exigencias de los ciudadanos, pero siempre bajo criterios técnicos y objetivos.
Asimismo, las quejas y reclamaciones también deben ser analizadas, para valorar la percepción que la ciudadanía tiene de los cambios en la gestión y mantenimiento de las zonas verdes asociados a los planes de conservación de la biodiversidad urbana.
- Condicionar el diseño y mantenimiento de los parques y jardines
Para conservar la biodiversidad en ambientes urbanos, esta es otra medida clave. Para condicionar el diseño y el mantenimiento de las zonas verdes de forma acorde para la preservación de las especies, es necesario incorporar las principales directrices para la conservación de la biodiversidad en las ordenanzas municipales de zonas verdes y establecer los condicionantes necesarios, tanto a los servicios municipales como a las empresas adjudicatarias.
Además, también es importante incorporar medidas de conservación e incremento de la biodiversidad en los parques urbanos de nueva creación y en la remodelación de zonas verdes existentes, integrando medidas en la redacción de los proyectos.
- Implicar a los propietarios de jardines privados en la conservación de la biodiversidad
Una parte importante de las zonas verdes urbanas, son propiedad privada, por lo que es necesario incentivar la aplicación de medidas en beneficio de la biodiversidad en el diseño y mantenimiento de los jardines particulares, promoviendo una participación activa de los propietarios y lanzando un mensaje muy claro: “la suma de pequeñas iniciativas de carácter ambiental en los jardines puede aportar grandes beneficios a la biodiversidad”.
- Establecer huertos urbanos
Con un diseño y gestión adecuados, los huertos urbanos pueden contribuir a la conservación de la biodiversidad urbana, al tiempo que favorecen una alimentación saludable y de proximidad.
La gestión de los huertos urbanos debe estar basada en la agricultura ecológica, con cultivos libres de fitosanitarios, y su diseño tendría que incorporar muchos de los elementos para la conservación de la biodiversidad que ya se han ido comentando.
Espacios y especies
Los entornos urbanos ofrecen nuevas oportunidades a un creciente número de especies, que, en función del uso que hacen de las ciudades y su procedencia, se pueden clasificar en tres grandes grupos: cautivas, especies asociadas a hábitats naturales que se han visto absorbidos por el crecimiento de la ciudad; inducidas, especies que proceden de otros hábitats o continentes pero que han proliferado en las ciudades como consecuencia de determinadas actividades e instalaciones humanas (en muchos casos especies exóticas invasoras); y atraídas, aquellas especies antropófilas vinculadas de modo comensal a la actividad humana, que aprovechan los recursos y flujos de materia y de energía de las ciudades.
Esta clasificación, ayuda a hacernos una idea de las diferentes necesidades de conservación y gestión de las especies y los espacios urbanos. Así, para conservar las especies cautivas, será necesario proteger las mejores representaciones de los hábitats naturales o paisajes agrarios presentes en la ciudad y su entorno, y en ocasiones será inevitable restaurarlos. En muchos casos, se deberá actuar sobre especies inducidas, controlando y eliminando las especies exóticas invasoras más problemáticas. Y también se tendrán que gestionar y resolver algunos conflictos con las especies atraídas, aquellas más adaptadas a la vida en la ciudad. Para todo esto, aquí van encaminadas algunas de las medidas que se plantean.
- Identificar espacios y especies de mayor interés de conservación
Esta sería la primera medida que hay que llevar a cabo en una conservación de la biodiversidad adecuada, ya que debido al escaso presupuesto económico que disponen las ciudades para conservación de la biodiversidad, es necesario establecer prioridades con lo que más interés tenga.
A la hora de establecer estas prioridades, resultaría de gran ayuda contar con la participación de especialistas locales en conservación de la naturaleza. El criterio experto junto a la información previa disponible sobre la biodiversidad urbana, ayudarían a tomar las mejores decisiones.
En el caso de los espacios, resulta especialmente importante identificar las áreas de mayor interés de conservación. Esto se trata de una información básica para definir aquellas zonas que requieren protección en el marco del planeamiento urbanístico y poder adquirir los terrenos más interesantes para incorporarlos al suelo público.
En cuanto a las especies o grupos de especies, se debe dar prioridad a aquellas incluidas en los catálogos nacionales y regionales de especies amenazadas y a las especies más escasas, singulares y vulnerables en el ámbito local.
También es importante tener en cuenta las denominadas “especies clave”, “especies paraguas” y “especies bandera”. Las especies clave son aquellas que tienen una gran influencia sobre la estructura y funcionamiento de comunidades biológicas y los ecosistemas. Las especies paraguas son las que tienen grandes requerimientos espaciales o constituyen los últimos eslabones de las cadenas tróficas, por lo que con su conservación se protege buena parte de la biodiversidad. Finalmente, se consideran especies bandera aquellas que por su carisma pueden captar la atención de la sociedad y ayudar a concienciar sobre la necesidad de conservar la biodiversidad. Se trata de un concepto muy interesante para su aplicación en la conservación de la biodiversidad urbana y por ello, cada ciudad debería buscar su propia especie bandera.
- Impulsar el estudio y la conservación de especies y hábitats de interés
Después de haber establecido las prioridades, la siguiente medida para la conservación de la biodiversidad en ambientes urbanos, es impulsar el estudio y la conservación. Siempre un mínimo de información previa es necesaria para plantear cualquier proyecto de conservación.
- Creación de una red de reservas municipales para la conservación de la biodiversidad
La protección legal de las áreas naturales de mayor interés es uno de los principales instrumentos para la conservación de la biodiversidad y, por tanto, una herramienta que también se debe trasladar al ámbito urbano. En algunos casos, la relevancia de los valores naturales de una ciudad puede llevar a su incorporación en las redes de espacios protegidos de ámbito autonómico, nacional o incluso europeo.
Una de las vías puede ser la incorporación en las leyes autonómicas de conservación de la naturaleza de figuras jurídicas de protección que promuevan la conservación de las áreas de mayor interés en el ámbito municipal. Pero, a falta de un marco legal autonómico, los propios ayuntamientos pueden impulsar la creación una red de “Reservas Naturales Municipales” que incluya las áreas de mayor interés de conservación, incorporando a la normativa municipal esta figura y su regulación, y elaborando los correspondientes planes o directrices de gestión de estos espacios.
- Establecer Puntos de Interés para la Biodiversidad
La adecuada protección de las áreas de mayor interés para la conservación de la biodiversidad, se debería complementar con la elaboración de un catálogo municipal de puntos de interés para la biodiversidad que identifique la localización de ejemplares, poblaciones, lugares de refugio o reproducción de especies raras, amenazadas o con interés de conservación a escala local.
El catálogo podría ser una base de datos georeferenciada o mismo un mapa de Google Maps en el que se incluyan localizaciones de los diferentes puntos con fichas que describan el motivo de interés de cada punto, material fotográfico y criterios de conservación. Información a la que debería acceder cualquier servicio municipal antes de gestionar licencias urbanísticas, permisos de obra o autorizaciones de otro tipo, de manera que se pudiera revisar si existe algún punto de interés para la biodiversidad y definir los condicionantes de conservación necesarios.
- Agricultura periurbana para la conservación de la biodiversidad en ciudades
La periferia de buena parte de las ciudades españolas está dominada por paisajes agrarios. Unos paisajes que, en muchos casos, albergan comunidades biológicas de gran interés de conservación, pero que están sujetos a notables presiones económicas y territoriales. Es importante que las entidades locales incorporen la protección y preservación de estos espacios periurbanos dedicados a la producción agraria, en el marco de las políticas de conservación de la biodiversidad.
Así pues, la protección, dinamización y gestión ambientalmente responsable de los espacios agrarios periurbanos, puede contribuir a la conservación de la biodiversidad urbana, al tiempo que permite abastecer las ciudades con alimentos frescos, de temporada, locales y ecológicos, una medida básica para transitar a modelos de consumo más sostenibles y para reducir la huella ecológica de las ciudades.
Con esto, la figura de Parque Agrario Periurbano es una herramienta innovadora capaz de catalizar los potenciales de la agricultura de proximidad y blindar estos espacios del crecimiento urbano e industrial, representando una oportunidad para avanzar hacia una mayor cohesión y sostenibilidad territorial, basada en la puesta en valor de la multifuncionalidad de sus espacios agrarios y su paisaje.
- La restauración ecológica para la conservación de la biodiversidad
Aunque más vale conservar que restaurar, es evidente que la expansión urbanística es uno de los principales factores de transformación y degradación de los ecosistemas naturales. En las ciudades y su periferia, se generan una gran cantidad de espacios degradados, lo que convierte a la restauración ambiental en una herramienta fundamental para la conservación de la biodiversidad urbana.
Desde un planteamiento estrictamente científico, la restauración ecológica debe buscar la recuperación funcional de los ecosistemas a un estado de referencia, buscando en último término incrementar la biodiversidad, recuperar los servicios ecosistémicos y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Algunos criterios importantes a tener en cuenta son que las actuaciones de restauración ambiental son más eficaces y menos costosas cuando se aplican de forma paralela a la ejecución de los proyectos responsables de la degradación; favorecer los procesos naturales que facilitan la recuperación del ecosistema, plantear siempre una intervención mínima, y planificar una gestión adaptativa de la restauración ambiental.
- Evaluar y mitigar las causas de mortalidad no natural de la fauna
En los entornos urbanos existe una gran cantidad de amenazas para la fauna, ya que los diferentes tipos de infraestructuras pueden provocar su mortalidad. Estos riesgos se deben tener en cuenta en la fase de planificación de nuevas infraestructuras, especialmente en el entorno de las áreas de mayor interés para la biodiversidad, aplicando las medidas correctoras necesarias para minimizar los riesgos para la fauna.
Para el caso de las muertes por carreteras, es necesario contemplar la incorporación de pasos de fauna adaptados a las especies presentes en cada zona, especialmente necesarios para favorecer la conectividad ecológica en entornos urbanos, acompañados de limitaciones en la velocidad mediante bandas sonoras o señalización específica en los tramos más sensibles.
Mientras que las medidas para evitar la electrocución, pasarían por el aislamiento de los elementos conductores de los apoyos o la instalación de dispositivos que eviten que las aves se posen en los elementos más peligrosos. Para reducir el riesgo de colisión, se deberían colocar los denominados dispositivos salvapájaros, una serie de elementos (espirales, cintas, esferas) que incrementan la visibilidad de los cables para las aves.
Y en el caso de las canalizaciones de aguas, la solución pasaría por la instalación de rampas rugosas o con puntos de apoyo que faciliten la salida de la fauna.
Por otro lado y de forma paralela a la aplicación de las medidas preventivas para los diferentes tipos de infraestructuras, es importante trabajar en la detección de puntos negros en las infraestructuras existentes que faciliten la aplicación de medidas correctoras. Sería interesante elaborar un registro con los diferentes casos de mortalidad no natural de fauna silvestre y realizar un llamamiento para la colaboración ciudadana, al tiempo que se puede plantear la realización de estudios específicos.
- Establecer protocolos de respuesta ante riesgos sanitarios
A pesar de los importantes beneficios que la biodiversidad urbana puede aportar a la salud de las personas, la convivencia con una gran diversidad de especies de flora y fauna también puede generar ciertos riesgos sanitarios que se deben tener en cuenta.
Los servicios municipales de salud deben identificar los riesgos asociados a la biodiversidad urbana (zoonosis, picaduras, toxicidad, alergias…) e informar a los ciudadanos de las medidas preventivas necesarias y sobre la manera de actuar en el caso de que se produzca alguna incidencia.
Asimismo, también se deben tener en cuenta aquellos riesgos que, aunque no afecten a los humanos, puedan poner en riesgo a la flora y fauna urbana. Al igual que en el caso de los que perjudican a las personas, se deben identificar los principales factores de amenaza en cada ciudad y aplicar las medidas necesarias para minimizarlos.
- Gestión adecuada de las especies conflictivas en la conservación de la biodiversidad
Esta es otra de las medidas para la conservación de la biodiversidad en ciudades importante y que hemos ido citando. La presencia de determinadas especies en las ciudades, puede generar algunos conflictos. Ante cada situación, se deben adoptar las medidas necesarias para solucionar el problema o conflicto.
Excepto en el caso de las especies exóticas invasoras, el objetivo no debe ser la erradicación de la especie en cuestión, sino mantener las poblaciones en niveles que se consideren adecuados o su exclusión de los entornos problemáticos.
En los casos en los que se opte por mecanismos de control poblacional, es imprescindible asegurarse de que se trata de métodos selectivos que no afecten a otras especies, siempre se debe tener en cuenta en estas decisiones el principio de precaución.
- Controlar las especies exóticas invasoras para proteger las especies autóctonas
La proliferación de especies exóticas invasoras es la segunda causa de pérdida de biodiversidad a escala global, una problemática que afecta especialmente a los entornos urbanos. La utilización de gran cantidad de plantas exóticas en jardinería, la comercialización de mascotas o la concentración de núcleos logísticos, convierten a las ciudades en uno de los principales focos de esta amenaza para la biodiversidad.
Las ciudades, autoridades locales y otros actores urbanos, desempeñan un papel fundamental en la lucha contra las invasiones biológicas, mediante la prevención de su introducción, la aplicación de medidas de control y gestión, y, sobre todo, en la sensibilización de los ciudadanos.
Las acciones de prevención incluirían aquellas destinadas a evitar la entrada de nuevas especies exóticas invasoras en el municipio, como las campañas de sensibilización y divulgación a los ciudadanos, así como la difusión de todas las actuaciones, planes y programas.
A nivel de sensibilización, es importante insistir en la necesidad de evitar abandonos, trasmitir los posibles riesgos sanitarios, dar a conocer el alto coste de control y gestión que suponen las especies exóticas invasoras y evitar el comercio ilegal a través de internet.
Las acciones de control se deberían centrar en detectar la presencia de especies exóticas invasoras en el municipio, su eliminación y, en el caso de la flora, la posterior sustitución de las mismas por especies autóctonas.
Finalmente, las acciones de gestión incorporarían la elaboración de normativa, formación y sensibilización del personal de todas las áreas que se puedan ver implicadas en el tratamiento de especies exóticas invasoras, especialmente el personal del área de medio ambiente, policía local, área de parques y jardines y sanidad. También sería interesante la elaboración de ordenanzas específicas sobre la problemática de las especies exóticas invasoras, siempre en colaboración y coordinación con las autoridades autonómicas.
- Intentar controlar las poblaciones de gatos urbanos
Los gatos domésticos conviven con los humanos desde los primeros agricultores de Oriente Próximo, hace unos 10.000 años. Se trata de un vínculo que se vio favorecido por los servicios que aportaban estos felinos limpiando los graneros de roedores y protegiendo las cosechas. Sin embargo, en la actualidad, las ciudades de todo el mundo cuentan con abundantes poblaciones de gatos urbanos.
Parece lógico pensar que la presencia de estas superpoblaciones de depredadores en entornos urbanos puede afectar a la abundancia de sus potenciales presas (anfibios, reptiles, aves y mamíferos), más si tenemos en cuenta que el número de gatos no se reduce al disminuir estas presas, ya que disponen de otros recursos alternativos (comida casera y basura).
En el caso de los gatos caseros, es importante realizar campañas para promover una tenencia responsable de los animales y evitar los abandonos y liberaciones accidentales o voluntarias.
También se debería recomendar la esterilización de todos los gatos (salvo criadores autorizados) para prevenir su reproducción incontrolada. Otro aspecto necesario, es informar a los propietarios del riesgo que supone para la fauna silvestre dejar vagar libremente a los gatos por la calle y para las propias mascotas (atropello, envenenamiento accidental, peleas con otros gatos, transmisión de enfermedades, parasitosis, etc.). Y también de las medidas que se pueden adoptar para limitar el número de presas, por ejemplo la colocación de un collar con cascabel.En el caso de los gatos callejeros, es necesario llegar a un consenso social sobre si se considera adecuado el establecimiento de poblaciones de mascotas asilvestradas en nuestras ciudades, teniendo en cuenta sus impactos sobre la biodiversidad, los problemas de convivencia y de salubridad pública que generan y la posición de una parte importante de la sociedad que no considera ético el sacrificio de estos animales.
Uno de los métodos socialmente aceptados para el control de las poblaciones de gatos urbanos, es el CES (captura, esterilización y suelta), que implica atrapar a todos o a la mayoría de los gatos de una colonia, esterilizarlos, vacunarlos y devolverlos a su territorio. Se suele aplicar en colaboración con voluntarios y asociaciones, pero para asegurar su eficacia, es necesario realizar un esfuerzo mantenido en el tiempo que asegure la captura y esterilización de, al menos, un 70% de los gatos de las colonias.
Otra alternativa sería el método CEA (captura, esterilización y adopción), realizando un seguimiento de una tenencia responsable en los domicilios de los dueños que adoptan al gato callejero.
Educación y Participación
En los últimos años, las palabras de la naturaleza están desapareciendo de las principales manifestaciones de nuestra cultura popular. Parece que vivimos en un mundo en el que no sólo se extinguen las especies, sino que también estamos perdiendo sus nombres. Esto es un preocupante reflejo de una sociedad mayoritariamente urbana que vive de espaldas a la naturaleza, una situación que no nos permite ser optimistas ante el objetivo de detener la sexta extinción. Además, el alejamiento de la naturaleza tiene consecuencias negativas sobre nuestra salud, como hiperactividad, el sobrepeso, las enfermedades neumónicas y respiratorias, y el déficit de vitamina D.
En este contexto, la biodiversidad urbana puede actuar como un elemento básico para reconectar a la gente con la naturaleza y para crear conciencia de sus responsabilidades sociales hacia el medio ambiente. En este último apartado, se incluyen una serie de medidas dirigidas a reestablecer nuestros vínculos con la biodiversidad y a implicar a la sociedad en la necesaria naturalización de nuestros pueblos y ciudades.
- Favorecer el acceso y contacto con la naturaleza en áreas urbanas y periurbanas
El ser humano lleva miles de años viviendo en espacios con vegetación, agua o animales, y apenas décadas en lugares sin esos elementos naturales como las ciudades, donde echa en falta ese contacto con la naturaleza. Por ello, es necesario incrementar las oportunidades de interacción de la población urbana con el medio natural como paso necesario para mejorar la calidad de vida y ampliar el apoyo social a la conservación de la biodiversidad.
Con este objetivo, las ciudades deben planificar y diseñar una red de senderos y equipamientos para uso público, que faciliten el acceso peatonal a las áreas de mayor interés natural del municipio. También reforzar la presencia de zonas verdes naturalizadas o parques ecológicos en la matriz urbana, espacios que faciliten una verdadera inmersión en la naturaleza y la desconexión con el entorno urbano.
- Desarrollar campañas con equipamientos y especializados y mucho más para la conservación de la biodiversidad en entornos urbanos
Es importante diseñar y desarrollar campañas de educación y sensibilización ambiental centradas en la biodiversidad local. Estas campañas se deben incluir en la programación de los centros ambientales municipales, pero también es necesario extender las actividades de formación y sensibilización sobre la biodiversidad más allá de los equipamientos especializados, incorporando actividades relacionadas con la biodiversidad urbana a la programación de los centros cívicos municipales, a la oferta de actividades de ocio para jóvenes o a intervenciones de arte urbano.
En este sentido, es necesario realizar estudios sociológicos que permitan valorar la percepción social sobre la biodiversidad y evaluar la eficacia de las campañas de educación y sensibilización, así como también buscar herramientas innovadoras, como el marketing social, para implicar a la ciudadanía en la conservación de la naturaleza más cercana y en la lucha contra la pérdida de biodiversidad a escala global.
- Campañas para promover la coexistencia con la biodiversidad urbana
Es importante que los vecinos sepan cómo actuar ante incidencias con la biodiversidad urbana, tanto para evitar posibles riesgos para la salud o de otro tipo, como para tomar las decisiones más adecuadas de cara a la supervivencia de la fauna con la que puedan llegar a entrar en contacto.
Para ello, es necesario que los servicios de atención ciudadana de los ayuntamientos cuenten con personal que sepa a quien derivar en caso de incidencia, por ejemplo un centro de recuperación en el caso de fauna herida, una patrulla verde municipal o empresa encargada de la retirada de un nido de avispa asiática, e incluso tener unos conocimientos básicos que puedan resolver las dudas más comunes de los ciudadanos.
- Naturalizar las aulas
Otra de las medidas para la conservación de la biodiversidad en ciudades relacionada con la educación ambiental, es la naturalización de las escuelas. Los niños necesitan el contacto con la naturaleza para crecer sanos, desarrollar una actitud responsable hacia el medio ambiente y valorar nuestro patrimonio natural. Pasar tiempo en la naturaleza crea este vínculo y permite que los niños exploren, jueguen, hagan ejercicio y aprendan.
Por todas estas razones, es necesario llevar la naturaleza a las aulas y trasladar, de forma regular, las aulas a la naturaleza. Po ejemplo, en las escuelas se puede combinar la enseñanza de las materias relacionadas con el medio ambiente con su observación y experimentación directa en el jardín del cole, un parque urbano o un espacio natural cercano.
Para alcanzar este objetivo, es necesario que autoridades educativas y administraciones locales establezcan líneas de financiación específicas para naturalizar las escuelas y su entorno, creando y acondicionando espacios para que los alumnos descubran la biodiversidad urbana y se impliquen de forma directa en su estudio y conservación.
- Formación de profesionales implicados en la gestión y planificación municipal
Esta es una importante medida para la conservación de la biodiversidad en ambientes urbanos. En muchos casos, políticos, gestores o técnicos no son conscientes de la necesidad de conservar la biodiversidad en las ciudades, de los servicios ambientales que aporta y de sus beneficios sobre la calidad de vida.
Por ello, es muy importante dar a conocer esta información a los responsables de la toma de decisiones en la planificación y gestión de las ciudades, y de esta manera lograr que políticos y funcionarios estén comprometidos e involucrados en la conservación de la biodiversidad urbana, uno de los objetivos de este manual de conservación.
- Celebrar la biodiversidad urbana
Como antídoto para el pesimismo ecológico que se vive en muchas ciudades, es necesario lanzar mensajes positivos y reconectar a la población urbana con la naturaleza más cercana, celebrar su belleza, la gran diversidad de formas que adopta y los beneficios que nos aporta. La presencia de biodiversidad en nuestras ciudades y su conservación debe ser motivo de celebración.
- Implicar a entidades, empresas y particulares en la conservación de la biodiversidad
Los ayuntamientos deberán coordinar e impulsar la conservación de la biodiversidad a escala local, fortaleciendo la colaboración con las diferentes administraciones, entidades y sectores económicos y sociales.
Resulta fundamental identificar los diferentes sectores económicos y sociales con influencia sobre la conservación de la biodiversidad y diseñar campañas de sensibilización e información específicas para cada una de ellos, que les permita reconocer el valor de la biodiversidad y sus servicios ambientales, maximizar los efectos positivos de su actividad sobre la biodiversidad y minimizar los negativos.
- Responsabilidad social corporativa
Frenar la pérdida de biodiversidad dependerá en gran medida de que las empresas, grandes y pequeñas, incorporen la conservación de la biodiversidad como un objetivo estratégico en su modelo de negocio.
No obstante, este compromiso debería ir más allá del estricto cumplimiento de las leyes y normas ambientales, contribuyendo de forma activa y voluntaria a la conservación y mejora de la naturaleza. Este tipo de práctica empresarial, entraría dentro de lo que se denomina la Responsabilidad Social Corporativa, con la que la empresa crea valor para la sociedad contribuyendo a reducir los impactos ambientales y sociales, al tiempo que mejora su situación competitiva, la percepción social y su valor añadido.
Los ayuntamientos deben implicar a las empresas con actividad en el municipio en el apoyo a proyectos de conservación de la biodiversidad urbana, impulsando nuevas formas de colaboración a través de la responsabilidad social corporativa. En el caso de las ciudades que cuenten con planes o estrategias para la conservación de la biodiversidad, sería interesante buscar la adhesión de las empresas locales a la estrategia, mediante la firma de un compromiso formal del tipo del “pacto por la biodiversidad”.
- Presupuestos participativos para la conservación de la biodiversidad
El grado de participación de entidades y vecinos en la conservación de la biodiversidad podría llegar incluso a decidir una parte de las inversiones y proyectos municipales. Esto se puede lograr a través de la figura de los presupuestos participativos que, cada vez más, impulsan los ayuntamientos.
Asimismo, también es interesante buscar la colaboración de las entidades y profesionales vinculados a la conservación de la biodiversidad a la hora de definir las prioridades de inversión y poder presentar propuestas, lo que se podría canalizar a través del grupo de trabajo que se planteaba en la medida 6.
- Difundir y promover la figura de la Custodia del Territorio
La Custodia del Territorio es una estrategia para implicar a personas propietarias y usuarias de tierras en la conservación de la naturaleza y el paisaje, con el apoyo de una gran diversidad de agentes de la sociedad civil agrupados en las llamadas Entidades de Custodia. A través de acuerdos voluntarios entre los propietarios y usuarios de fincas y estas entidades, se pretende mantener, o en su caso, restaurar, los valores relacionados con la naturaleza y el paisaje.
Y al margen de acuerdos formales, también se pueden impulsar otras formas de custodia más informales, que pueden llegar al extremo de la gestión y mantenimiento por vecinos a título individual de alcorques del arbolado viario.
- Voluntariado urbano para la conservación de la biodiversidad
A través del voluntariado ambiental se pueden crear espacios de participación social para el estudio y conservación de la biodiversidad urbana. Se trata de propuestas que deben llamar a la responsabilidad individual y colectiva, y que tienen que contar siempre con una vertiente de educación y sensibilización.
El voluntariado urbano se puede plantear como jornadas puntuales, abiertas a la participación ciudadana, para realizar determinadas acciones de conservación, como una plantación, una actividad de eliminación de flora exótica invasora o un taller de cajas-nido; o lo más recomendable, como un programa estable que contemple un itinerario formativo, mediante jornadas teórico-prácticas, y que permita la capacitación de los voluntarios en el campo de la conservación de la naturaleza urbana; con lo que paralelamente se pueden cumplir las expectativas de formación de las personas que se acercan al voluntariado ambiental con inquietudes de aprendizaje.
- Ciencia ciudadana para la protección de la biodiversidad en las ciudades
La Ciencia Ciudadana supone la participación del público general en actividades de investigación científica en las que contribuyen activamente de forma voluntaria y desinteresada. En el caso de la investigación sobre biodiversidad, existe una gran tradición e implantación de programas de ciencia ciudadana, hasta el punto de que actualmente suministran más del 50% de los datos de la Infraestructura Mundial de Información en Biodiversidad GBIF. En España, SEO/BirdLife es referente en este ámbito.
A través de los programas de ciencia ciudadana, los vecinos pueden aportar información clave para el estudio y la conservación de la biodiversidad urbana. Es interesante impulsar la implantación a nivel local de proyectos de ámbito nacional, regional y mediante el diseño de programas específicos para cada municipio, así como promover actividades de difusión y formación sobre estas iniciativas.
- La ecología cívica: transitar hacia nuevos modelos de participación
Es necesario transitar hacia otras formas de participación, modelos de gobernanza en el que los planes y proyectos puedan surgir desde la ciudadanía, y no restringir la participación pública a la valoración de proyectos propuestos por políticos y elaborados por los técnicos.
Los ayuntamientos deben impulsar este cambio necesario e incentivar diferentes vías de participación social, como los presupuestos participativos, la custodia del territorio, el voluntariado ambiental o las cesiones temporales de uso de solares vacíos.
Pero esta participación social no se debe limitar a iniciativas amparadas y tuteladas por la propia administración, sino que se debe promover una verdadera ecología cívica, a través de la cual se impulsen y desarrollen iniciativas comunitarias para la mejora de la infraestructura verde, los servicios ecosistémicos y la mejora de la calidad de vida en los entornos urbanos. Actuaciones que puedan surgir de la sociedad, desde los propios barrios, y que además de conservar la naturaleza más cercana, generan beneficios socioambientales, reforzando el sentido de comunidad, las relaciones sociales y la integración de diferentes colectivos.
Fuente publicación
“100 medidas para la conservación de la biodiversidad en entornos urbanos” es una guía elaborada por Ignacio C. Fernández Calvo, de la Delegación Territorial de Cantabria de SEO/BirdLife, junto a otros colaboradores, la cual ha sido publicada tanto en papel como en formato digital, estado disponible en la propia web de SEO/BirdLife, así como en otros medios, citada bajo la referencia: Fernández Calvo, I. C. (2019). 100 medidas para la conservación de la biodiversidad en entornos urbanos. SEO/BirdLife, Madrid.