Se estima que para el año 2050, habrá 3000 millones de personas más en nuestro planeta, de las que un 70% vivirá en ciudades o áreas urbanas, por lo que será necesario producir un 70% más de alimentos. Para hacer esto posible, los expertos confían en la agricultura urbana, la cual debe ir un paso más allá y emplear agroedificios, huertos urbanos y granjas urbanas.
Benificios y limitaciones de los huertos urbanos
La agricultura urbana es la práctica de la agricultura en cultivos dentro del área urbana, por lo que suele tratarse de una práctica agrícola a escala reducida. Lo habitual, es que esté destinada a la obtención de alimentos frescos. Así, un huerto urbano, es una magnífica forma de cultivar tus propias verduras si vives en la ciudad. El cultivar nuestros propios alimentos sabiendo qué y cómo lo consumimos, es algo muy valorado hoy en día.
La cultura de los huertos urbanos se ha ido extendiendo a lo largo de los años, tanto en los países desarrollados gracias a movimientos ecologistas, como en países en vías de desarrollo, más por necesidad. Actualmente, se han convertido en una alternativa sostenible para la producción de verduras frescas y un hobby apasionante y educativo para los más pequeños.
La tierra usada para los huertos urbanos puede ser privada, pública o residencial, en espacios como balcones, paredes, techos de edificios, calles públicas, puentes o márgenes y antiguos sotos deforestados de los ríos.
Un huerto urbano es equiparable a tener un huerto en el jardín o terraza de nuestra casa para el cultivo de hortalizas y frutas a escala doméstica. Estas huertas urbanas, se llevan a cabo sobre recipientes con sustratos adecuados e incluso pueden llegar a realizarse sobre mesas de cultivo especialmente construidas para este fin. También se puede emplear la técnica de cultivo hidropónico, y hacer huertos urbanos en terrazas o verticales.
Entre todos los beneficios que aportan los huertos urbanos tenemos:
- Fomentan hábitos alimenticios más saludables.
- Ahorran dinero: el coste de producir nuestras propias hortalizas es muy inferior al precio de comprarlas en el mercado.
- Nos hacen entender, valorar y respetar la naturaleza.
- Aumentan las zonas verdes en las ciudades, las cuales son tan necesarias.
- Reducen nuestra huella de carbono, ya que los productos son tan locales que no tenemos que movernos de casa para obtenerlos.
- Crean puestos de trabajo, siendo también una forma de incrementar la participación comunitaria en la gestión de los recursos propios para reducir la pobreza.
- Eficiencia energética: la energía utilizada para transportar alimentos se reduciría drásticamente si las ciudades producen sus alimentos de forma local.
- La agricultura urbana apoya una producción más sostenible de alimentos que intenta hacer decaer el uso de pesticidas peligrosos. Los agricultores urbanos y locales también eliminan la necesidad de conservantes, ya que sus productos no tienen que viajar largas distancias.
- Ofrecen también la posibilidad de reciclar ciertos residuos, creando compost, que de otra forma se perdería.
- Consiguen que no solo las familias, sino que los vecinos y las distintas comunidades, se unan y trabajen en equipo para llevar a cabo sus huertos urbanos.
- Mejoran la calidad del suelo y permiten aprovechar al máximo el agua de lluvia.
- Embellecen el paisaje urbano.
- Permiten que los niños y jóvenes, a través de los espacios de agricultura urbana que tienen en sus colegios o viviendas, puedan comenzar desde temprana edad a cuidar y respetar el entorno.
Sin embargo, estos huertos urbanos solo pueden producir alimentos a una escala limitada. “Tener una pequeña huerta es muy bueno, pero si se quiere producir un porcentaje considerable de los alimentos que se consumen en las ciudades, hay que pensar de forma muy diferente”, dice Hans Hassle, fundador y secretario general de Plantagon, firma que ha desarrollado un innovador sistema de cultivo en interiores bajo el concepto de agricultura vertical.
Además, la agricultura urbana puede verse perjudicada por el uso de agua de mala calidad para el riego y por la contaminación ambiental que suele afectar a las grandes ciudades. Por ello, muchas empresas nuevas empiezan a trabajar en la idea de desarrollar huertos verticales o agroedificios, en lugares públicos de las ciudades, pero en los que se controlen todos los parámetros necesarios para realizar un cultivo sano y sostenible.
Agroedificios en desarrollo, el TWFD
Los agroedificios se trata de edificios de oficinas o apartamentos, con instalaciones distribuidas en varios pisos, que funcionan como invernaderos verticales. Dentro, los cultivos son gestionados mediante sistemas robotizados y cintas transportadoras, para atender y movilizar las plantas, a medida que van completando su ciclo biológico hasta que son recolectadas. Estos agroedificios, permitirán cultivar plantas y verduras a escala industrial, para alimentar a la población de las ciudades de una forma sostenible para el medioambiente.
Bajo esta idea, la compañía Plantagon ha iniciado la construcción del primer agroedificio que se llamará “The World Food Building” (TWFD), en la ciudad de Linköping (al sur de Suecia), de 16 pisos. Dos tercios de esta torre de 60 metros de altura y cuya finalización está prevista para este año, estarán ocupados por oficinas, mientras que el otro tercio, se utilizará como un invernadero de múltiples niveles, donde se cultivarán plantas mediante hidroponía, con su raíces sumergidas en agua rica en nutrientes y un pequeño sustrato de turba. Con este método, se espera cultivar unas 450 toneladas de comida por año, entre plantas de hojas verdes y verduras, según Joakim Rytterborn, jefe de investigación y desarrollo de Plantagon.
La empresa explica que el TWFD tendrá una forma semicónica y, a simple vista, parecerá estar compuesto por dos torres diferentes adosadas la una a la otra y conectadas por dentro. Una de ellas, tendrá la fachada de vidrio inclinada y cubrirá los pisos donde funcionarán los invernaderos verticales, con una superficie total de cultivo de 4.335 metros cuadrados. Mientras que la cara transparente del agroedificio, permitirá que llegue la mayor cantidad de luz solar a las plantas durante todo el año, aunque para que los cultivos crezcan y se desarrollen, también se utilizará iluminación proveniente de lámparas LED, calibradas para emitir frecuencias luminosas que maximicen la producción.
Algunas salas de reuniones del agroedificio tendrán vista a los invernaderos, y en otras áreas de la torre, habrá restaurantes donde los empleados y el público podrán consumir productos de la propia huerta urbana, y un mercado en el que las personas de a pie, los minoristas de alimentos y establecimientos de comida locales, podrán adquirir las verduras cultivadas.
Además, el edificio de Linköping está proyectado para que el CO2 que emiten sus ocupantes al respirar sea administrado a las plantas y el oxígeno que producen los vegetales llegue a los seres humanos que trabajan en las oficinas, explica Hans Hassle.
Y en cuanto al sistema energético y de residuos, éste también será simbiótico, ya que el TWFD estará conectado a una planta de incineración de basura orgánica y a otra planta productora de biogás, las cuales proveerán a los invernaderos de calefacción, nutrientes y combustible, mientras que los residuos de los invernaderos podrán ser reutilizados para la producción del biogás.
Fuentes: Wikipedia, Ecoinventos y El Tiempo