Unos científicos han construido una babosa marina virtual con inteligencia artificial, que se comporta como el organismo original de carne y hueso a partir del cual fue modelado. Esta criatura virtual, llamada «Cyberslug» (“ciberbabosa”), reacciona ante la comida y ante los miembros de su propia especie de un modo asombrosamente parecido a como lo hace el animal real, la babosa marina Pleurobranchaea califórnica (MacFarland, 1966).
Dicha babosa marina virtual es obra del equipo de Rhanor Gillette, especialista en fisiología molecular e integral en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (Estados Unidos), y Mikhail Voloshin, ingeniero de software. Aunque en su trabajo también han participado Jeffrey Brown y Ekaterina Gribkova, del Instituto Beckman de Ciencia y Tecnología Avanzadas, dependiente de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.
A diferencia de la mayoría de otras entidades de inteligencia artificial, Cyberslug tiene una autoconciencia simple, dijo Rhanor Gillette. «Es decir, relaciona su motivación y recuerdos con su percepción del mundo externo, y reacciona a la información sobre la base de cómo esa información lo hace sentir». Así, la babosa marina virtual sabe cuándo está hambrienta, por ejemplo. También ha aprendido qué otros tipos de babosas de mar son deliciosas para comer y cuáles son menos deseables.
Las babosas marinas habitualmente eligen una entre tres reacciones posibles cuando se encuentran a otra criatura en un ambiente salvaje o natural: «¿Me la como? ¿Me apareo con ella? ¿O huyo?». Para elegir la opción adecuada, la babosa virtual, al igual que el animal, debe ser capaz de sentir su propio estado interno (por ejemplo percibir que tiene hambre), recibir señales del mundo exterior (como información sensorial sobre características de la criatura con que se ha topado), y recordar anteriores encuentros con entes iguales a éste (por ejemplo, si la vez anterior que se encontró con una criatura de este tipo fue agredido por ésta).
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«Cuando P. californica está muy hambrienta, incluso atacará ante un estímulo doloroso», dijo. «Y cuando el animal no tiene hambre, generalmente evitará incluso un estímulo apetitivo. Esta es una decisión de costo-beneficio». Y Cyberslug se comporta de la misma manera.
Cabe indicar que en un trabajo previo, Gillete y sus colegas, ya habían elaborado detalladamente los circuitos cerebrales que permiten a las babosas marinas operar en estado salvaje; ya que, según Gillette, “la babosa de mar es un buen modelo de los circuitos antiguos básicos que todavía están presente en nuestros cerebros y que está respaldando todas las cualidades cognitivas superiores». Por tanto, «ahora tenemos un modelo que probablemente se parece mucho al cerebro ancestral primitivo. El siguiente paso es agregar más circuitos para mejorar la socialidad y la cognición».
Fuentes: NCYT y Europa Press