Se analizan distintas medidas para reducir las emisiones de CO2 y se comparan con recomendaciones de libros de texto de escuela secundaria y gubernamentales, viendo que la educación y el gobierno presentan una brecha de mitigación, ya que pierden las acciones individuales más efectivas.
Presentación
“The climate mitigation gap: education and government recommendations miss the most effective individual actions” (“La brecha de mitigación del clima: la educación y las recomendaciones gubernamentales pierden las acciones individuales más efectivas”) es un artículo tipo carta (“letter”) publicado en la revista “Environmental Research Letters” y realizado por Wynes, S. y Nicholas K.A.
En él, se considera una amplia variedad de estilos de vida individuales para reducir las emisiones de CO2 y frenar el cambio climático y se destacan 4 grandes recomendaciones que tienen un alto impacto en esa reducción: tener un hijo menos (pudiendo ahorrar hasta 58,6 toneladas de CO2 anuales que se estimaron que produciría dicho hijo), evitar viajes largos en avión (ahorrando 1,6 toneladas de CO2 por vuelo transatlántico de ida y vuelta), evitar el coche o no tener coche y consumir una dieta basada en vegetales. Estas acciones tienen un mayor potencial para reducir las emisiones que aquellas comúnmente recomendadas, como el reciclaje integral o cambiar las bombillas de casa.
Por otro lado, hay que destacar que los jóvenes y adolescentes que se preparan para la vida, constituyen un grupo objetivo considerable para la promoción de acciones contra el cambio climático. Sin embargo, en el estudio se ha hallado que diez libros de texto de ciencias de la escuela secundaria de Canadá no mencionan las acciones de mayor impacto, así como tampoco lo hacen los recursos gubernamentales sobre cambio climático de la UE, EE.UU., Canadá y Australia; por lo que hay grandes oportunidades para mejorar la educación existente y la forma de comunicación para promover las estrategias de reducción de emisiones más eficaces y cerrar esta brecha de mitigación.
Métodos
Determinación de acciones de alto impacto
Para identificar cuáles eran aquellas recomendaciones de acciones de mayor impacto en la reducción de emisiones de CO2, los autores del trabajo analizaron la literatura existente para compilar una lista. Se revisaron estudios de todos los continentes, aunque solo informaban de resultados los de países desarrollados, en los cuales es donde justo se producen más emisiones y se hace un mayor énfasis en su reducción.
Para los cálculos, todas las acciones fueron enmarcadas de modo que tuvieran el máximo efecto. Dado que la unidad de análisis era el individuo, se quiso que los datos específicos del país informaran de las opciones individuales más relevantes posibles. Por lo tanto, las acciones domésticas y vehiculares se dividieron por la ocupación media de los hogares o vehículos del país donde se realizó el estudio, para obtener los resultados medidos en toneladas de equivalente de CO2 por año (tCO2e por año) por individuo. Hay que tener en cuenta que los tipos de gases de efecto invernadero incluidos en estos cálculos variaron con las metodologías de los diferentes estudios o fuentes. También se hicieron cálculos utilizando datos específicos de cada país o región, como el promedio de kilómetros anuales recorridos por vehículo en una región para generar valores finales representativos para cada área de estudio.
En el caso concreto de la recomendación de “tener un hijo menos”, se utilizó un estudio que cuantificó las emisiones futuras de dichos descendientes según tasas históricas, basadas en la herencia (Murtaugh y Schlax 2009). Según este estudio, cada mitad de las emisiones del hijo son asignadas a cada progenitor, así como un cuarto de los nietos y así sucesivamente.
En el caso de la aviación, algunas calculadoras de carbono utilizaron un índice de forzamiento radiativo que explica los efectos adicionales de calentamiento de los gases distintos del CO2 producido durante el transporte aéreo. Aunque esto resulta en estimaciones más altas que si no se hubiera utilizado el índice, los estudios del ciclo de vida que incluyen los autores del presente trabajo para la aviación (y que no utilizaron el forzamiento radiativo) proporcionaron valores finales similares.
Análisis de libros de texto
Los libros de texto son un indicador útil del contenido que los estudiantes reciben en las aulas, ya que se basan en documentos del plan de estudios mandados por el gobierno y sirven como un recurso para estudiantes y maestros. Esto puede ser especialmente cierto para temas como el cambio climático. Por tanto, se analizaron diez libros de texto utilizados en siete de las diez provincias de Canadá.
Para determinar qué libros de texto de ciencias se usan en cada provincia, se basaron en la experiencia del primer autor como maestro de ciencias de la escuela secundaria en Canadá, y también contactaron con los escritores y educadores de las provincias donde el uso de libros de texto no podía determinarse fácilmente. Finalmente, se consiguió que las provincias cubiertas por el análisis representen más del 80% de la población estudiantil de Canadá.
Ya en los libros, sólo se analizaron los capítulos que abordaban directamente el cambio climático. Las declaraciones de los libros de texto se identificaron como acciones sugeridas cuando incluyeron recomendaciones directas (por ejemplo, «comer menos carne»), o fueron dirigidas al lector usando pronombres como «tú» o «nosotros». Debido al gran número de recomendaciones únicas que se encontraron, se agruparon recomendaciones específicas similares en varias categorías.
Por ejemplo, sugerencias como «usar bolsas de tela» y «comprar una botella de agua reutilizable» estarían incluidas en la categoría «reutilización». Siempre que fue posible, estas categorías fueron las mismas en el análisis de libros de texto y documentos gubernamentales. Para cada libro de texto, se registró la frecuencia de cada tipo de recomendación. En el sistema de codificación que establecieron, una sola oración que se refiere a un tema específico recibió el mismo valor que un párrafo dedicado a un solo tema. Si un párrafo sobre un tema amplio (por ejemplo, la calefacción doméstica) incluía muchas recomendaciones específicas (bajar el termostato, comprar un calentador más eficiente), entonces cada recomendación específica se contó hacia el total.
Documentos gubernamentales
Para analizar las recomendaciones generales de mitigación de la sociedad, se escogieron tres regiones desarrolladas con altas emisiones per cápita y documentos gubernamentales disponibles en inglés: Australia (promedio de emisiones per cápita de 16,3 toneladas de CO2 por año), Canadá (13,5 toneladas de CO2 por año), y Estados Unidos (16,4 toneladas de CO2 por año), así como un caso de baja emisión, la Unión Europea (6,7 toneladas de CO2 por año). En ellos se identificó el conjunto de recomendaciones más autoritativo y pertinente de esa región indicando cómo sus ciudadanos pueden ayudar a mitigar el cambio climático, contactando a los representantes gubernamentales para aclarar dónde encontrar documentos posibles. La frecuencia de las recomendaciones individuales se registró utilizando los mismos métodos que se describieron en el análisis de los libros de texto.
Resultados que demuestran la brecha de mitigación existente
Del análisis de 148 escenarios del impacto climático de comportamientos individuales en 10 países, se han identificado una docena de acciones o recomendaciones, incluyendo 4 de gran magnitud, las cuales son: tener un hijo menos, vivir sin automóvil, evitar el transporte aéreo y comer una dieta basada en plantas. Cada una de estas acciones fue de alto impacto, ya que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero de un individuo en al menos 0,8t CO2e al año, lo que supone alrededor del 5% de las emisiones anuales actuales en los EE.UU. o Australia. Además, también son las mejores de su clase, puesto que reducen las emisiones en un ámbito determinado y con el potencial de contribuir al cambio sistémico, por ejemplo, vivir sin coche reduce la necesidad de construir más carreteras y espacios de estacionamiento.
Por otra parte, inicialmente se planteó la hipótesis de que las acciones adicionales de no poseer un perro y comprar energía verde, también cumplan los criterios para las acciones recomendadas de alto impacto, lo cual no fue así, sobre todo en el caso de la propiedad del perro. Para la energía verde, en Australia y América del Norte, ésta parece tener el potencial de reducir considerablemente las emisiones asociadas al uso de la energía en el hogar, por lo que se tuvo en cuenta en la siguiente Figura 1.
Sin embargo, estudios anteriores que comparan la efectividad de diversas acciones tienden a centrarse en aquellas de impacto moderado (ahorro entre 0,2 y 0,8t CO2e año) o incluso de bajo impacto (ahorro<0,2t CO2e año). Si se comparan acciones de impacto moderadas con cualquiera de las de alto impacto, tal y como se ve en la Figura 1, está claro que las de alto impacto aquí recomendadas son más efectivas. De este modo, una familia estadounidense que elija tener un hijo menos, proporcionaría el mismo nivel de reducción de emisiones que 684 adolescentes que optan por adoptar un reciclaje integral para el resto de sus vidas.
Una vez identificadas las acciones de alto o bajo impacto, es necesario saber si los gobiernos y los educadores están enfatizando las acciones de alto impacto. Dado que se consideró a los adolescentes como un grupo demográfico ideal para adoptar dichas acciones, se han analizado 10 libros de texto de ciencias canadienses de secundaria para determinar qué categorías generales y acciones específicas se recomiendan actualmente a los adolescentes para reducir las emisiones.
Tras esto, se halló que las 216 acciones individuales recomendadas de los libros de texto se concentraron abrumadoramente en acciones moderadas o de bajo impacto, con las acciones recomendadas de alto impacto presentadas en su mayoría de manera menos efectiva, o no en absoluto (sólo ocho menciones, o 4%). Además, ningún libro de texto sugiere tener menos hijos como una forma de reducir las emisiones, y sólo dos de cada diez mencionó evitar el transporte aéreo, tal y como se observa en la anterior Figura 2.
Comer una dieta basada en plantas se presentó en forma de acciones de impacto moderado, como comer menos carne, aunque una dieta completamente basada en plantas puede ser de 2 a 4,7 veces más eficaz en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero que la ingesta de carne disminuida (Meier y Christen 2012). Del mismo modo, los métodos para reducir el impacto durante la conducción se mencionaron casi 30 veces, con sólo seis menciones de un estilo de vida sin automóviles. En cambio, la recomendación más mencionada en la mayoría de los libros de texto era reciclaje (siete de diez libros de texto) y la recomendación con las acciones individuales que se mencionó más fue la conservación de energía (32 menciones). También hay que indicar que esta tendencia de centrarse en acciones de menor impacto es generalizable en otros países desarrollados.
Finalmente, se analizaron cuatro guías de gobierno, cada una seleccionada como una fuente autorizada para su región, y también aquí se encontró un enfoque en acciones de impacto moderado como el reciclaje o la reducción de consumo de energía en casa. A excepción de un puñado de referencias a la cantidad de emisiones ahorradas por acciones específicas, estas guías proporcionaron poca información para que los usuarios pudieran discernir qué acciones podrían ser más efectivas y, por lo tanto, dar prioridad. En cuanto a las acciones identificadas de alto impacto en este trabajo, ninguna guía recomendó tener menos niños o comer una dieta basada en plantas, aunque la guía de la UE sugirió comer menos carne y más vegetales.
Ni los EE.UU. ni las guías australianas sugirieron evitar los viajes aéreos. Todas las guías gubernamentales discutieron la reducción del impacto de los vehículos personales a través de comprar vehículos más limpios o conducirlos o mantenerlos mejor, y todos sugirieron un mayor uso del ciclismo o transporte público, pero sólo Australia adoptó el marco de un estilo de vida libre de automóviles.
Discusión y Conclusión sobre la brecha de mitigación climática
Mientras que investigaciones anteriores se han centrado en los cambios de comportamiento incrementales que requieren un mínimo esfuerzo por parte de los individuos (Dietz et al 2009), en este estudio se propone capacitar a las personas a centrarse en cambiar los comportamientos para que sean más eficaces en la reducción de sus emisiones personales. Muchos de estos cambios pueden ser vistos como opciones deseables que promueven un estilo de vida más lento y más saludable (Soret et al 2014, Frank et al 2004). Además de los adolescentes, también sería beneficioso para aquellos que ya están dispuestos a hacer cambios impactantes de estilo de vida en aras del clima para ser conscientes de las acciones que serán más eficaces.
Hay que indicar que hay evidencias de que las generaciones más jóvenes están dispuestas a apartarse de los actuales estilos de vida de manera ambientalmente relevante. Por ejemplo, en los Estados Unidos se ha visto como una disminución medible o por lo menos un retraso en el uso del automóvil y de la propiedad por parte de la generación del milenio, en comparación con las generaciones anteriores (Garikapati et al 2016). Sin embargo, si es verdad que los individuos pueden no reducir la ingesta de carne o adoptar otras medidas de alto impacto si las normas culturales o las barreras estructurales actúan como obstáculos. Por lo que los cambios en las políticas públicas, como los productos alimenticios o el fomento del crecimiento urbano compacto (Hankey y Marshall 2010), pueden abordar estas barreras. Los beneficios de estas políticas se extienden más allá del cambio climático, ya que las dietas basadas en vegetales ayudan a conservar la biodiversidad y reducir enfermedades como el cáncer y la diabetes tipo II (Tilman y Clark 2014), mientras que la vida sin coches pueden reducir la obesidad (Ella et al 2017) y los contaminantes del aire (Chester et al 2013).
Ya se han explorado y probado en distintas partes estrategias para promover acciones individuales para mitigar el cambio climático, pero antes de que estas estrategias puedan ser ampliamente implementadas en las aulas, debe haber información precisa para priorizar las acciones en los documentos curriculares y materiales de enseñanza, tales como libros de texto. Algunas acciones de alto impacto pueden ser políticamente impopulares, pero esto no justifica un enfoque en acciones moderadas o de bajo impacto a expensas de acciones de alto impacto; con lo que es posible que los autores de libros de texto y del gobierno hayan seleccionado intencionadamente las acciones de bajo impacto porque son frecuentes y fáciles de llevar a cabo.
Si la meta es cambiar paulatinamente las normas sociales o estimular reducciones personales significativas de las emisiones, la adolescencia es un momento ideal para la intervención. La mayoría de los libros de texto que se analizaron están dirigidos a estudiantes de 10º grado (generalmente de 16años de edad), que es la misma edad a la que la mayoría de los canadienses tienen permiso para obtener una licencia de conducir (Government of Canada 2014). Los adolescentes también pueden elegir sus propias dietas, pueden influir en las decisiones familiares en las vacaciones (por ejemplo, volar o quedarse en el lugar) y deben ser informados de las consecuencias ambientales del tamaño de la familia, ya que es probable que se vuelvan sexualmente activos. Aunque un dueño de automóvil de 50 años de edad con un estilo de vida establecido en los suburbios podría adoptar una recomendación para conducir un coche más eficiente, hay razones cualitativas (cambio de paradigma de normas sociales) y cuantitativas (reducción de emisiones) para que un adolescente reciba el mensaje de alto impacto: ‘viva sin automóvil”.
Para concluir, en este trabajo, los autores han identificado cuatro acciones recomendadas que consideran especialmente eficaces para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero: tener un hijo menos, vivir sin automóviles, evitar viajar en avión y comer una dieta basada en plantas. Estas sugerencias contrastan con otras recomendaciones principales encontradas en la literatura, tales como secar ropa o conducir un vehículo más eficiente de combustible. Los resultados aquí presentados muestran que la educación y los documentos gubernamentales no se centran en acciones de alto impacto para reducir las emisiones, creando así una brecha de mitigación entre las recomendaciones oficiales y las personas que desean alinear su comportamiento con los objetivos climáticos.
Por tanto, centrarse en acciones de alto impacto (a través de proporcionar orientación e información precisas, especialmente a individuos «catalíticos» como los adolescentes) podría ser una dimensión importante de escalar la acción de abajo hacia arriba en la descarbonización transformadora implícita en la meta climática de 2ºC en 2050 para cerrar esta brecha de mitigación climática.
Fuente publicación
Este artículo está publicado originalmente en la revista Environmental Research Letters, bajo la referencia: Seth Wynes and Kimberly A Nicholas 2017 Environ. Res. Lett. 12 074024; habiendo sido extraído de la web de IOPSience donde está con acceso libre.