Canarias siempre ha sido un “punto caliente de biodiversidad” con cientos de especies endémicas únicas. Sin embargo, podría sufrir extinciones en masa debido a la destrucción del 85% de sus bosques desde el siglo XV, aunque ya no se destruyan más bosques, según se publica en la revista “Diversity and distributions” de la Universidad de La Laguna (ULL).
Charles Darwin, soñaba con estudiar las riquezas naturales narradas en los libros de Humboldt, por lo que el “Beagle” tenía previsto hacer una escala en las Islas Canarias. Sin embargo, las autoridades de Tenerife impidieron que este barco atracara en Santa Cruz debido a rumores sobre una epidemia de cólera en Inglaterra, por lo que finalmente tuvieron que abandonar esta idea.
Mientras tanto, los europeos conquistaron Canarias y comenzaron a transformar sus paisajes. Aunque las islas todavía conservaban buena parte de la biodiversidad, esto conllevaría a extinciones en masa en el futuro.
Hoy en día, Canarias ha perdido el 85% de sus bosques termófilos, el 60 y el 100% de su laurisilva, el 73% de sus matorrales de cardón y tabaiba, el 55% de sus pinares y el 41% de su vegetación típica de la costa. Pero, a pesar de estas grandes pérdidas, todavía conserva 544 especies vegetales endémicas, 221 especies de escarabajos únicas en el mundo y 163 tipos de caracoles terrestres, los cuales están bajo amenaza y requieren protección.
El investigador Rüdiger Otto del Grupo de Ecología y Biogeografía Insular de la ULL y el resto de autores del artículo publicado en la revista mencionada antes, destacan que “el estado actual de los ecosistemas canarios no explica toda esa biodiversidad, por lo que su existencia se debe a lo que las islas fueron en el pasado. O lo que es lo mismo: las peores consecuencias de la destrucción de los hábitats naturales en las Islas Canarias están aún por ver y conforman una amenaza de extinciones en masa no suficientemente valorada y ante la que es necesario tomar medidas.”
“En Canarias, el crecimiento de la población y el cambio en los usos del suelo se acentuaron durante el siglo XX; en consecuencia, deberíamos esperar que la lista de endemismos canarios amenazados se incremente en un futuro próximo”, advierten.
Los autores del trabajo reconocen que no pueden poner cifras ni plazos a la “deuda de extinción” que temen que pagará Canarias por los excesos del pasado, pero piensan que la factura será “considerable”. Por ello, urgen que se pongan en marcha proyectos de restauración ambiental, en especial en los bosques termófilos, los más castigados y con mayor número de especies amenazadas.
La extinción de los lagartos gigantes de Canarias compromete la supervivencia de arbustos endémicos
Un caso concreto de extinciones en masa encadenadas, es lo que está ocurriendo con los lagartos gigantes. Según una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), estos animales, los cuales se alimentan de frutos y participan en la dispersión de semillas, se han visto reducidos en cantidad y en tamaño, lo cual compromete la supervivencia del arbusto endémico orijama, el cual presenta ya una reducción en la conectividad y características genéticas de su población.
«Estamos perdiendo unos jardineros muy efectivos», asegura Alfredo Valido, director del proyecto de investigación de la Estación Biológica de Doñana del CSIC. “La orijama es un arbusto endémico de las islas Canarias que depende exclusivamente de estos lagartos para dispersar sus semillas”.
Además, los lagartos que quedan en las islas son cada vez más pequeños. Valido explica que si en Tenerife antes había ejemplares de medio metro de longitud sin contar la cola, ahora los que hay son como máximo de 14 centímetros. Los investigadores señalan que esto influye en cómo dispersan las semillas: a medida que disminuye el tamaño de los lagartos, el territorio en el que las esparcen es menor.
La extinción de los lagartos gigantes tiene su origen hace 2.600 años, con la llegada de los primeros colonizadores a las islas y, sobre todo, de especies invasoras asociadas a los humanos, como los gatos o las cabras asilvestradas. Valido afirma que la solución para evitar la extinción de los lagartos es acabar con las especies que se los comen, al menos en las zonas protegidas. En el caso de los gatos, que son nocturnos, propone tender trampas. En cuanto a las cabras, considera que habría que dispararles, porque es prácticamente imposible capturarlas en zonas con acantilados, ya que “es muy arriesgado”.
Manuel López, director del departamento de Sanidad y Anatomía Animal en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, señala que lanzar dardos anticonceptivos a las cabras podría ser una solución. No obstante, reconoce que lo ideal sería anestesiar con un dardo al animal y después ponerle el fármaco: «Esta es la forma de asegurarse de que la dosis entra al completo en el ejemplar y de poder ponerle un identificador». El profesor de la Autónoma señala que, en el caso de los gatos, es primordial hacer campañas de esterilización.
Por último, cabe decir que esto que ocurre en Canarias probablemente no sea el único caso, con lo que se puede hacer una advertencia a los conservacionistas de que lo peor de la crisis de extinción de especies en islas oceánicas está aún por llegar, y que las acciones de conservación deberían centrarse en la restauración de hábitats para atenuar o revertir los procesos de extinción.