Un catalizador es una molécula que acelera o ralentiza una reacción sin participar en ella. Rubén Martín junto a Francisco Julià-Hernández, se propusieron obtener productos de interés industrial fijando CO2 atmosférico durante el proceso, mediante el catalizador que captura CO2 que han desarrollado después de 4 años de trabajo, el cual han publicado en la revista “Nature”.
“La química que hacemos en mi laboratorio se guía por un criterio de sostenibilidad. Intentamos utilizar materias primas abundantes en la Tierra, hacer un uso racional de los recursos, limitar la contaminación y aportar nuestro grano de arena a proteger el medio ambiente”, explica Rubén Martín, investigador Icrea en el Institut Català d’Investigació Química (ICIQ) en Tarragona.
“Nuestro catalizador que captura CO2 es como una varita mágica”, explica Martin. “Permite llevar a cabo una reacción que de otro modo no ocurriría, obteniendo ácidos grasos que se utilizan en un sinfín de productos como detergentes, lubricantes, cosmética, alimentación etc., y que se suelen obtener con reactivos y catalizadores tóxicos. De ahí la conveniencia de sintetizarlos de manera limpia y sostenible utilizando materias primas abundantes”.
Este trabajo se centra, por tanto, en encontrar formas de revalorizar el CO2, uno de los principales causantes del efecto invernadero, a la vez que en la obtención de productos muy utilizados en la industria de forma limpia.
Los ácidos grasos se utilizan en múltiples industrias. Es un mercado creciente que alcanzará los 20.000 millones de dólares en un plazo de cinco años. Por eso, es importante obtenerlos de manera sostenible. Hasta ahora se obtenían triturando plantas para extraerles los lípidos y después se refinándolos para separar los ácidos grasos. Y los que no se pueden obtener de las plantas, se preparan con métodos sintéticos que utilizan reactivos tóxicos, como el monóxido de carbono y metales.
Mediante el catalizador de níquel que han desarrollado, consiguen capturar el dióxido de carbono de la atmósfera y convertirlo en este tipo de moléculas. Además, tras su uso, el catalizador permanece intacto, por lo que puede utilizarse nuevo, repitiendo la reacción una y otra vez.
Este catalizador que captura CO2 es de níquel, ya que éste se trata de un metal abundante, versátil, barato y muy poco tóxico. El catalizador permite fijar el CO2 en la “posición de los hidrocarburos” que se desee. Los hidrocarburos con los que trabajan son moléculas formadas a partir de una larga cadena de átomos de carbono. Si se compara esa cadena como una vía de tren, cada átomo sería una estación y el catalizador el tren que deposita el CO2 en la estación que le indiquemos. Así, a partir de un único derivado del petróleo, se pueden obtener diferentes productos.
Por todo su trabajo, Rubén Martin ha recibido el premio Cátedra Liebig de la Sociedad de Química alemana, la cual reconoce a los mejores químicos orgánicos del mundo. Asimismo, recientemente también ha recibido el premio Marcial Moreno de la Real Sociedad Española de Química y el OMCOS de la Unión Internacional de Química Pura Aplicada.
Finalmente, el Institut Català d’Investigació Química ha solicitado una patente y tiene previsto crear una empresa para desarrollar la tecnología y conseguir que se utilice a nivel industrial.
Fuentes: Diarimes y La Vanguardia