Existe una creciente necesidad de alimentos seguros, saludables y naturales, pero, a la vez, también hay una decreciente cantidad de espacio para cultivar. Los productores siempre están buscando métodos que ahorren energía, reduzcan la contaminación, produzcan más cultivos de mejor calidad, pero que todo esto sea asequible. Por ello, un Walipini o invernadero subterráneo es una alternativa eficiente y económica que permite cultivar alimentos durante todo el año. Además, con ellos se pueden conseguir auténticos vergeles incluso en climas secos, con amplitud térmica extrema entre el día y la noche.
¿Qué es un Walipini o invernadero subterráneo?
Un walipini, wallipini, invernadero subterráneo o invernadero de foso es un invernadero enterrado (construido en la sección de la ladera de una montaña) o semienterrado (levantando paredes de tierra comprimida), que combina los principios de la calefacción solar pasiva con un edificio protegido de la tierra, manteniendo una temperatura constante en su interior.
Consiste en un agujero rectangular en el suelo que tiene una profundidad de 1,5 a 3 metros y está cubierto por láminas rectangulares de plástico, que recoge la luz y calor del sol del invierno y que proporciona un ambiente estable, cálido y bien iluminado para la producción de verduras, hortalizas o flores durante todo el año.
La zona más larga del rectángulo está orientada hacia el sol de invierno, hacia el norte en el hemisferio sur y hacia el sur en el hemisferio norte. Un grueso muro de tierra apisonada en la parte trasera del edificio y un muro mucho más bajo en la parte delantera, proporcionan el ángulo necesario para el techo de láminas de plástico. Este tejado sella el agujero, proporciona un espacio de aire aislante entre las dos capas de plástico (una lámina en la parte superior y otra en la inferior del tejado/postes) y permite que los rayos del sol penetren creando un entorno cálido y estable para el crecimiento de las plantas.
El invernadero subterráneo surgió en el altiplano andino, donde su clima se caracteriza por días calurosos y noches heladas, vientos fuertes y escasez de agua, lo que hace imposible mantener ciertos cultivos al exterior, en campo abierto; hace unos 25 años, cuando llegó a Bolivia un cooperante suizo (Peter Iseli) con el cometido de hacer esa región más habitable con financiación europea.
En cuanto a sus ventajas, este tipo de invernadero aprovecha la temperatura de la tierra, de modo que se necesita mucha menos energía para calentar el interior del walipini que en un invernadero sobre tierra. También retiene mejor la humedad, lo que minimiza el consumo de agua, un recurso muy escaso en la zona. Así, durante los veranos la temperatura se mantiene fresca y la humedad es mucho más alta, y durante los inviernos, la temperatura interior es más cálida.
Desde el punto de vista técnico, comparados con los invernaderos convencionales los Walipinis son más baratos y eficaces. La principal inversión inicial no es en dinero, sino en mano de obra para crear el hoyo en la tierra.
Como dijimos, los invernaderos subterráneos permiten cultivar durante todo el año, independientemente de las condiciones climáticas, con una capacidad de producción excepcional. Además, protegen los cultivos de factores climáticos como el déficit hídrico y las heladas imprevistas.
Los Wallipini generan muy poco impacto ambiental. Además, sus cultivos no estarán expuestos a la contaminación del medio ambiente, por lo que no corre riesgo la salud de los consumidores.
Cómo construir un invernadero subterráneo o Walipini
A continuación, vamos a entrar en materia y os vamos a explicar cómo se construye un Walipini o invernadero subterráneo.
Los invernaderos subterráneos se pueden construir dentro de una amplia variedad de condiciones geográficas y climáticas. En primer lugar, se debe seleccionar un lugar que tenga sol durante todo el año, además de tener como mínimo un metro de profundidad. De esta manera, se aprovecha la energía del sol y la capacidad protectora de la tierra. También debemos escoger muy bien el tipo de suelo, preferiblemente suelos más arcillosos que arenosos, para evitar el posible deslizamiento de los muros. Es recomendable hacer perforaciones de sondeo antes de comenzar la excavación.
Por lo general, el diseño se construye entre 1.5 y 3 metros bajo tierra. Para su construcción, hay que tener en cuenta especificaciones importantes. Por ejemplo, la estructura debe ser fuerte para soportar la lluvia y la nieve, así como las puertas deben estar inclinadas y orientadas para que el techo se mantenga sin derrumbarse. En relación a la inclinación, es recomendable que mantenga 39º, de norte a sur.
Primero, debemos cavar un hoyo a mano o con maquinaria de, al menos, 1m de profundidad. La anchura y longitud del hoyo rectangular pueden ser variadas; lo importantes es que exista suficiente espacio para cada cultivo.
Posteriormente, se crea una capa de drenaje con piedras bajo la tierra y se hacen pequeños agujeros, algunos de ellos servirán para un posterior desagüe.
La edificación de las paredes se puede hacer con la misma tierra que obtenemos al excavar la fosa, con adobe o piedra. La pared norte debe ser más alta que la pared orientada hacia el sur; es una medida que hay que tomar por las estaciones. Por ejemplo, en invierno se requiere todo el calor del sol que se pueda, mientras que en el verano la luz del sol se reflejará. Se debe dejar espacio para la puerta y una ventana, diagonalmente opuestas para garantizar la circulación de aire. Luego, se cubre la pared con plástico, a fin de evitar filtraciones por el agua y evitar las pérdidas de calor.
Finalmente, el techo que sella el hoyo también tiene que estar cubierto por dos capas de plástico, una arriba y otra bajo el techo. Este debe ser transparente (se recomienda agrofilm) y debe tener una inclinación mínima de 30 grados.
Con estas pinceladas, ya tendríamos más o menos construido nuestro invernadero subterráneo o Walipini, si necesitáis más información detallada, aquí tenéis este completo manual de la FAO para su construcción.
Fuentes: clima.bio y Portal Ambiental
