Tanto nanobolsas como grandes bolsas de agua de mar antigua, han sido descubiertas entre rocas bajo el Océano Índico y la ciudad de Nueva York, respectivamente.
Clara Blättler, profesora asistente de ciencias geofísicas en la Universidad de Chicago, y su equipo, descubrieron bolsas de agua de mar antigua en una misión científica de un mes que exploraba los depósitos de piedra caliza que forman las Islas Maldivas, utilizando el buque JOIDES Resolution, el cual está construido específicamente para la ciencia oceánica y está equipado con un taladro que puede extraer núcleos de roca de hasta tres millas por debajo del fondo marino. Luego, los científicos aspiran el agua o usan una prensa hidráulica para exprimir el agua de los sedimentos.
«Anteriormente, todo lo que teníamos para reconstruir el agua de mar antigua de la última Edad de Hielo eran pistas indirectas, como corales fósiles y firmas químicas de sedimentos en el fondo marino, pero por todas las indicaciones, parece bastante claro que ahora tenemos una parte real de este océano de 20.000 años de antigüedad», dijo en un comunicado Clara Blättler.
En realidad, los científicos estaban estudiando esas rocas para determinar cómo se forman los sedimentos en el área, que está influenciada por el ciclo anual del monzón asiático. Pero cuando extrajeron el agua, notaron que sus pruebas preliminares se estaban volviendo saladas, mucho más saladas que el agua de mar normal. «Esa fue la primera indicación de que teníamos algo inusual en nuestras manos», dijo Blättler.
Los científicos llevaron las muestras de agua a sus laboratorios y realizaron una rigurosa batería de pruebas sobre los elementos químicos y los isótopos que formaban el agua de mar. Todos sus datos apuntaban a lo mismo: el agua no era del océano de hoy, sino de los últimos remanentes de una era anterior que había migrado lentamente a través de la roca.
«Las propiedades del agua de mar que encontramos en las Maldivas sugieren que la salinidad en el Océano Austral puede haber sido más importante para impulsar la circulación de lo que es hoy», comentó la investigadora.
Por otra parte, un descubrimiento similar tuvo lugar en Nueva York, donde científicos hallaron nanobolsas de agua de mar antigua de unos 390 millones de años, preservadas en piritas de hierro. Según los científicos, serían los restos de un antiguo mar interior que abarcaba el área entre Michigan y la ciudad canadiense de Ontario.
Dicho hallazgo se produjo cuando los investigadores advirtieron ciertos “defectos” en los pequeños fragmentos de rocas que estaban analizando por cuestiones ambientales, los cuales determinaron que se trataba de framboides, cristales de pirita que llevan este nombre por el vocablo francés que se refiere a las frambuesas, dada su semejanza con este fruto cuando se observan con el microscopio. Luego, confirmaron que contenían diminutas bolsas de líquido, de menos de 10 micrómetros, la cual, tras ser analizada, resultó ser agua de mar antigua de un océano prehistórico en América del Norte.
Estos descubrimientos podrían podría habilitar millones de años del registro geológico y conducir a una nueva comprensión de los océanos prehistóricos, brindando pistas sobre cómo estos se adaptaron a los cambios del clima y el entorno.
Fuentes: Europa Press Cienciaplus y Levante
