Desde la época industrial, la contaminación atmosférica se ha convertido en una de las grandes causas del calentamiento global provocado por el hombre. Ésta es debida a las emisiones de gases y sustancias contaminantes y/o peligrosas, como el dióxido de carbono (CO2), ozono (O3), dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno (NO2), benzopireno (BaP) y partículas en suspensión (PM); emitidas a la atmósfera por los vehículos, la producción industrial, la quema de combustibles fósiles, la quema de bosques, el empleo de aerosoles y la radiación.
La contaminación atmosférica provoca alrededor de siete millones de muertes anuales en todo el mundo. La población urbana está siempre más expuesta a sufrir sus efectos, siendo especialmente vulnerables las personas que estén enfermas, los niños y los ancianos.
La contaminación del aire afecta a nuestra salud en todos los niveles, tanto físicamente como psicológicamente. Ya habíamos visto como ésta afectaba a la capacidad de concentración de los niños en sus tareas escolares, según un estudio.
En cuanto al cuerpo físico, existen multitud de órganos y funciones que pueden verse afectados. Entre ellos, destacan las siguientes afecciones: enfermedades respiratorias, daños cardiovasculares, fatiga, dolor de cabeza, ansiedad, irritación de ojos y mucosas, daños en el aparato reproductor, daños en el hígado, bazo y sangre, y daños en el sistema nervioso. Además, también vimos un artículo que demostraba como las partículas en suspensión de la quema de biomasa estaba estrechamente relacionada con el aumento de infartos de miocardio y otras enfermedades cardiovasculares.
¿Qué hacer contra la contaminación atmosférica?
Para paliar los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC) integrada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), han puesto en marcha la iniciativa “Breathe Life”, la cual es un programa que pretende movilizar a ciudades y particulares para proteger nuestra salud y nuestro planeta de los efectos de la contaminación atmosférica. Ésta ha fijado el objetivo de reducir a la mitad el número de muertes relacionadas con la polución del aire antes de 2030. Su marco de actuación será local y estará enfocado en la mejora del transporte, la gestión de residuos, el aire doméstico, el suministro energético, la industria y la alimentación y la agricultura.
Además de esto, también existen otras ideas que apuestan por la naturaleza y la tecnología para ayudar a reducir la contaminación atmosférica. Un ejemplo, es la torre “Smog Free Tower” de Róterdam, la cual atrapa los contaminantes del aire.
Fuente: Ambientum