Las estrigolactonas son un nuevo grupo de hormonas vegetales o fitohormonas hasta hace poco desconocidas, que son exudadas por la raíz de la planta
Las plantas también se comunican con su entorno y el resto de seres vivos que las rodean. Esto lo hacen a través de complejos mecanismos de señalización celular, los cuales les permiten enviar información clara y precisa a los organismos con los que se asocian, a la vez que mantienen desinformados a sus enemigos y competidores directos. En estas comunicaciones participan las hormonas vegetales o fitohormonas, dentro de las que se engloban las nuevas estrigolactonas, las cuales derivan de compuestos carotenoides y siendo exudadas por la raíz, activan la germinación de semillas de plantas parásitas o malas hierbas como Striga y Orobanche, inhiben la ramificación del tallo de plantas como Arabidopsis y estimulan la simbiosis con micorrizas.
De estas moléculas ha hablado Harro Bouwmeester, profesor de la Universidad Wageningen en los Países Bajos, en su paso por la Estación Experimental del Zaidín (EEZ), centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Según Bouwmeester, las estrigolactonas se generan a partir de la rotura enzimática de los carotenoides, que son pigmentos orgánicos que se encuentran de forma natural en plantas y otros organismos fotosinténticos como algas, algunas clases de hongos y bacterias. Además, el grupo de investigación de Bouwmeester, ha observado que las estrigolactonas son estimulantes de la germinación de las plantas parásitas de los géneros Striga (Lour.) y Orobanche spp., además de tener actividad promotora de la formación de hifas de micorrizas arbusculares que ya se conocía.
La Striga (Lour.) o “hierba bruja”, es una planta parásita cuyas semillas son capaces de permanecer durmientes en el suelo hasta 20 años y que germinan únicamente en campos cultivados con maíz, sorgo o mijo, de los que adquiere el agua y prácticamente todos los nutrientes a través de una conexión con sus raíces. Se estima que en África, los hábitos parásitos de esta planta sobre otras especies, provoca la pérdida de cosechas por valor de 6000 millones de euros anuales.
Orobanche spp. por su parte, son un grupo de plantas parásitas herbáceas carentes de clorofila, cuyas raíces se fijan a la planta hospedadora para extraer los nutrientes. Estas plantas afectan a cultivares de zonas más templadas, como es el caso de la zona mediterránea.
Cabe indicar que actualmente, los métodos más efectivos de control de estas plantas parásitas son el uso de herbicidas y la eliminación manual. La secreción a través de la raíz de la planta hospedadora de estrigolactonas, es la causa de la estimulación de la germinación las semillas de las plantas parásitas y su posterior unión a la planta hospedadora. Además, la escasez de nutrientes en los campos agrícolas, agudiza el problema de las plantas parásitas o malas hierbas, y las estrigolactonas son, en gran parte, responsables de este efecto.
Por otro lado, las estrigolactonas no sólo son necesarias para la germinación de plantas parásitas, sino que también actúan como inhibidores de la ramificación del tallo en plantas como Arabidopsis, cumpliendo así con el requisito de la definición de hormonas de tener un papel fisiológico en el organismo propio que las sintetiza, además, a bajas concentraciones.
Otro requisito de las hormonas es que su acción se ejerza a distancia, es decir, que se sintetice en un órgano y se desplace hasta los órganos diana, y este último hecho se ha visto claramente en el fenómeno de inhibición que provocan las estrigolactonas en el crecimiento de las ramas de la planta de guisante, Arabidopsis, arroz y tomate. Además, también se ha visto que las estrigolactonas también actúan en la regulación de la estructura de la raíz de las plantas.
Fuente: Mitre y el Campo CienRadios