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El gran iceberg A-68A que amenazaba la biodiversidad de Georgia del Sur

10/02/2021
iceberg A-68A portada

En julio de 2017, el enorme iceberg A-68A, con una envergadura de más del doble del tamaño de Luxemburgo, se desprendió de la plataforma de hielo Larsen C de la Antártida, lo que generó uno de los mayores icebergs registrados hasta la fecha, con una extensión de 4200 kilómetros cuadrados. Durante sus dos primeros años de deriva, A-68A se desvió lentamente, obstaculizado por el hielo marino, pero a medida que avanzaba en aguas relativamente abiertas, el ritmo del iceberg aumentó. Desde entonces, la marea le ha hecho desplazarse por aguas del Atlántico Sur y, en las últimas semanas, la preocupación entre la comunidad científica ha sido máxima, ya que el bloque de hielo está extremadamente cerca de la isla de San Pedro, situada en el archipiélago de Georgia del Sur, considerada un refugio de vida silvestre, por lo que supone una grave amenaza.

Normalmente, los icebergs de este tamaño, son tan grandes y llegan a tal profundidad en el mar, que suele hacer falta una corriente intensa para impulsarlos. Durante 2020, el A-68A se desplazó al Norte y al Este, zigzagueando y rotando de vez en cuando, pero acercándose a Georgia del Sur a un ritmo constante. Si mantiene su estructura y la ruta de los últimos meses, el iceberg A-68A podría llegar a encallarse o incluso chocar con la costa del archipiélago, el cual alberga especies en peligro de extinción, como elefantes marinos, pingüinos rey y ballenas azules.

Los científicos prevén que el iceberg, que ya se encuentra a unos 50 kilómetros de Georgia del Sur, se quedará anclado en las aguas poco profundas que rodean la isla o pasará de largo en los próximos días. El temor, es que si el bloque encalla, podría permanecer allí hasta 10 años. Como los animales necesitan acceso al mar para alimentarse, el iceberg A-68A podría bloquear fácilmente sus rutas de alimentación, impidiéndoles dar sustento a sus crías. Asimismo, también podría perturbar el ecosistema marino, al aplastar la vida animal y vegetal en el fondo.

iceberg

De todas formas, no sería la primera vez que un iceberg causaría daños en la zona: el A38 llegó a sus costas en 2004 y, poco después, se encontraron muchos polluelos de pingüino y crías de foca muertos a lo largo de las playas. De hecho, Georgia del Sur, Territorio Británico de Ultramar, es una especie de cementerio de los mayores icebergs de la Antártida.

La historia ha demostrado que los icebergs recorren caminos complejos en su deriva hacia el norte, desde el Océano Austral hasta las aguas más cálidas del Atlántico Sur. Casi un 90 por ciento de los que se desprenden de la Antártida viajan en sentido antihorario alrededor del continente, recorriendo la costa hasta el mar de Weddell. Desde ahí, se mueven hacia el norte, hacia Georgia del Sur, por una región llamada “iceberg alley”, “callejón de los icebergs” o “pasillo de icebergs”.

El A-68A ha estado recorriendo también este “pasillo de icebergs”, sin embargo, todavía hay esperanza de evitar esta catástrofe si el iceberg gira alrededor de Georgia del Sur y se dirige hacia el norte. Con esta ruta, llegaría muy rápidamente a aguas más cálidas, y la acción de las olas, comenzarían a eliminarlo.

David Long, director del centro de teledetección de la Universidad Brigham Young, un laboratorio que rastrea los movimientos de los icebergs, dice que el iceberg A-68A “podría chocar con el extremo puntiagudo por delante, lo que haría que se descomponga más rápidamente, y las corrientes oceánicas podrían hacer que el resto del iceberg se dirija al norte, pasando de largo frente a Georgia del Sur”. Él prevé que rotará hacia el este antes de continuar hacia el norte.

iceberg A-68A

Por otro lado, nuevas imágenes satélite revelan que el iceberg A-68A ya giró en el sentido de las agujas del reloj, moviendo un extremo más cerca de la isla San Pedro del archipiélago Georgia del Sur y hacia aguas poco profundas. En la rotación, el témpano sufrió el desprendimiento de uno de sus extremos, por lo cual, ya no es el más grande del mundo, teniendo ahora unos 3.700 kilómetros cuadrados y una longitud de alrededor de 135 kilómetros.

El enorme bloque de hielo, podría haber raspado el fondo marino, que en la zona tiene menos de 200 metros de profundidad. Eso habría provocado la ruptura de su punta norte y que se desprendiera del iceberg un enorme trozo de hielo, de alrededor de 18 km de largo y aproximadamente 140 km cuadrados.

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Además, imágenes recientes capturadas desde el aire por la Royal Air Force (RAF), muestran que el iceberg A-68A se está rompiendo. “Hay icebergs diminutos de casi kilómetro y medio de largo desprendiéndose de él. No sorprendería que se rompiera un fragmento grande y lo llamáramos A68d”.

También cabe indicar que una imagen del A-68A de noviembre de 2017, mostraba sus bordes escarpados y abruptos. Los científicos estiman que los acantilados miden casi siete pisos, o unos 30 metros de alto. A medida que el iceberg se adentraba en las aguas más cálidas del Atlántico en 2020, empezó a descomponerse y a producir icebergs más pequeños, erosionándose lentamente. En los tres últimos años, se han desprendido fragmentos del A68, llamados A68b y A68c.

En diciembre de 2020, el iceberg cambió de dirección, ya que las corrientes de la superficie del océano lo desviaron en dirección sureste, alejándose de la isla y perdiendo un enorme trozo de hielo en el proceso. El iceberg principal A-68A, que en su día fue el más grande del mundo, ahora solo mide unos 60 kilómetros de longitud, con una anchura máxima de 22 kilómetros. Los expertos indican que el grupo de nuevos icebergs “parece que se están separando” en varias direcciones y que “probablemente se alejarán de la isla”, dejando de ser una amenaza para la fauna de la isla.

A-68A rompiendose en Georgia del Sur

El iceberg A-68A representó una grave amenaza para la biodiversidad de Georgia del Sur

La presencia de este iceberg cerca de la costa o su impacto con tierra firme, suponen una grave amenaza para numerosas colonias de focas y pingüinos, así como de diversos hábitats marinos y costeros, que se hallan en una zona considerada como un gran refugio de vida silvestre, según ha explicado el profesor Geraint Tarling, ecólogo experto en zooplacton e investigador del equipo de Ecosistemas de la British Antarctic Survey (BAS), institución científica británica dedicada a la investigación de la Antártida.

“Lo importante de Georgia del Sur es que sus fondos marinos son increíblemente diversos. Es una diversidad casi equivalente a la de las Galápagos y no hace falta decir que todas las criaturas que viven en el lecho marino serían aplastadas por el hielo del iceberg A-68A, una perturbación que llevaría mucho tiempo revertir. Los ecosistemas locales pueden recuperarse y lo harían, por supuesto, pero existe el peligro de que si este iceberg se atasca, podría estar allí durante 10 años”, ha apuntado el profesor Tarling.

En los fondos marinos que rodean Georgia del Sur se han descubierto muchas comunidades de ofiuroideos, erizos de mar, gusanos y esponjas. También albergan una gran cantidad de peces y kril antártico, una parte fundamental de una cadena trófica que alimenta a focas, pingüinos y a varias especies de ballenas.

El A-68a, que contiene cientos de millones de toneladas de agua dulce, acabará fundiéndose, lo que dificultará las condiciones en las que viven criaturas como las algas y el plancton, que se han adaptado a la vida en agua salada.

«Estas comunidades ayudan a almacenar grandes cantidades de carbono en sus tejidos corporales y sedimentos circundantes. La destrucción por el iceberg, liberará este carbono almacenado de nuevo al agua y, potencialmente, a la atmósfera, lo que sería un impacto negativo adicional«, explicó Tarling.

elefantes marinos de Georgia del Sur

Asimismo, los carismáticos pingüinos y focas de la región, también sufrirán si el iceberg se detiene en la costa, ya que crearía un muro entre la tierra y sus zonas de alimentación. “Es una época muy importante en el ciclo vital, cuando los adultos crían a los polluelos o cachorros y necesitan hacer viajes breves y frecuentes a las zonas de alimentación”, afirma Tarling y también añade que “y aunque el iceberg se desintegre, la flota resultante de icebergs, podría bloquear las vías de alimentación de los animales. Si por la presencia de un iceberg, tienen que hacer un gran desvío, significa que no van a volver con sus crías a tiempo para evitar que mueran de hambre”, apunta este experto en estudios de ecología en la Antártida.

Sin embargo, el experto también ha señalado que “no todos los impactos a lo largo de su camino son negativos. Por ejemplo, al viajar a través del océano abierto, los icebergs derraman enormes cantidades de polvo mineral que fertilizará el plancton oceánico que los rodea, y esto los beneficiará y hará que suban en cascada por la cadena alimenticia».

pingüinos rey Georgia del Sur

Por otro lado, el British Antarctic Survey (BAS) investigará el impacto del agua dulce del derretimiento del hielo. Para ello, se desplegarán planeadores robóticos submarinos desde el barco de investigación NOC RRS James Cook, que acaba de zarpar de las Islas Malvinas hacia el iceberg. Pasarán casi cuatro meses recolectando mediciones de salinidad, temperatura y clorofila del agua de mar de lados opuestos del iceberg. El equipo, también medirá cuánto plancton hay en el agua y comparará sus hallazgos con estudios oceanográficos y de vida silvestre a largo plazo en Georgia del Sur y la cercana Isla Bird.

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Esa información será crucial para entender cómo cambiará el ecosistema si el calentamiento produce más icebergs en el futuro. Un trabajo más reciente de David Long y los científicos del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo, sugiere que las barreras de hielo que quedan en la península antártica, podrían ser muy vulnerables al mecanismo de “hidrofractura”. Basándose en eso, Long dice que “podemos prever que habrá más icebergs a medida que el calentamiento continúa”.

Asimismo, estudiar la deriva del iceberg A-68A con detalle, podría ayudar a los científicos a aprender más sobre la dinámica del océano en la región, al tiempo que mejora los modelos de las trayectorias de los icebergs grandes y pequeños. Eso es importante, porque los icebergs grandes y los pedazos más pequeños que se desprenden de ellos, son especialmente peligrosos cuando se adentran en las principales rutas de navegación del Océano Austral.

Además, “no tenemos tanta información científica para icebergs como estos”, afirma Geraint Tarling, y describe el génesis del iceberg A-68A como un fenómeno natural, pero apunta que, debido al cambio climático, sobre todo en la región donde nació, podría ser “una muestra de lo que está por venir”.

Fuentes: National Geographic, La Vanguardia y 20 Minutos

El gran iceberg A-68A que amenazaba la biodiversidad de Georgia del Sur
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El gran iceberg A-68A que amenazaba la biodiversidad de Georgia del Sur
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El gran iceberg A-68A estuvo muy próximo del archipiélago de Georgia del Sur, considerado un refugio de vida silvestre, por lo que suponía una grave amenaza.
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