Dos tercios de los mares y océanos son aguas internacionales en las que en realidad no existe regulación alguna sobre la protección de su biodiversidad. Según datos de Naciones Unidas, sólo un 6.97% de los mares y océanos están protegidos, pero tan solo un 2% corresponde a espacios bien vigilados en los que está prohibida la actividad humana industrial. Por eso, Greenpeace quiere recordar la necesidad de pactar globalmente un Tratado de los Océanos que impulse la creación de Santuarios Marinos, especialmente en la Antártica, en los que se garantice la protección de las especies que los habitan y se posibilite su reproducción y desarrollo, al margen de la sobreexplotación industrial, de la contaminación y de los efectos del cambio climático.
Para lanzar este mensaje, Greenpeace se ha desplazado hasta el Mar de Alborán en su barco Esperanza, así como también ha lanzado una campaña para crear uno de los Santuarios Marinos más grande del mundo, de 1,8 millones de kilómetros cuadrados en la Antártica, casi 17 veces la superficie de la Amazonia colombiana.
El Mar de Alborán se trata de una zona única por la coexistencia de especies atlánticas y mediterráneas, que la Convención de Diversidad Biológica de Naciones Unidas está en proceso de declarar EBSA (Áreas de Significancia de importancia ecológica o biológica). Sin embargo, este mar, limitado por el estrecho de Gibraltar y el eje imaginario que une Cabo de Gata (Almería) con Orán (Argelia), se encuentra amenazado por, entre otras cosas, haberse convertido en una de las rutas marítimas más transitadas del mundo, ya que por el Estrecho de Gibraltar circulan unos 100.000 barcos al año.
Según la Responsable de Biodiversidad de Greenpeace, Pilar Marcos, «tenemos la suerte de contar con un tesoro natural a nuestro lado, donde conviven innumerables tipos de aves (residentes y migrantes), tortugas, más de 15 especies de cetáceos y ricos corales de profundidad que son refugio para un sinfín de especies. Eso sin mencionar otras comunidades de peces de interés pesquero. Sin embargo, a pesar de toda esta riqueza, se trata de un mar en riesgo al estar rodeado por más de seis millones y medio de habitantes que cada día dejan su huella en la costa (vertidos de aguas residuales, plásticos, ruidos…)».
Además, el cambio climático está ocasionando un aumento de la temperatura del agua en el Mar de Alborán, haciendo que algunas especies crezcan o invadan sus aguas, en detrimento de otras que están disminuyendo. Asimismo, el impacto humano sigue aumentando en la zona por la urbanización irracional; por lo que es fundamental proteger la riqueza de este espacio cuanto antes.
La Antártida, por su parte, está viviendo los impactos del cambio climático de forma directa y magnificada. Si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan incrementando, el nivel del mar subirá 1,5 metros para el año 2100 y 15 metros más en 2500.
Por ello, la creación de Santuarios Marinos, permitiría controlar la pesca en grandes áreas, como el Mar de Weddell y en los alrededores de la Península Ibérica, para así proteger especies como pingüinos, orcas, leopardos y ballenas azules.
“El fondo marino de la Antártica puede parecer muy lejano, pero es crucial para el futuro de todos. Un Santuario en el Océano Antártico no solo salvaría a los únicos pingüinos, ballenas y focas en esta zona, sino que aseguraría un océano capaz de mitigar los efectos del cambio climático», dijo Mauricio Ceballos, miembro del área de campañas de Greenpeace Andino.
Además, la expedición a la Antártica permitirá que por primera vez, el ser humano visite el fondo del Mar de Weddell a través de los submarinos de Greenpeace. Y al igual que en la campaña del Mar de Alborán, la tripulación de Greenpeace estará aquí acompañada por un grupo de científicos que, en este caso, llevará a cabo investigaciones y documentará las especies de la zona, las cuales luchan contra los efectos del cambio climático, la sobrepesca y la contaminación; consiguiendo así pruebas de la urgente necesidad de que los gobiernos creen Santuarios Marinos.
Fuentes: Greenpeace y El Tiempo