Debido a la reducción de los costes de producción y la moda rápida o fast fashion, ahora tenemos 5 veces más de ropa que la que tenían nuestros abuelos; pero esto tiene un gran impacto ambiental con graves consecuencias para nuestra salud, como veremos a continuación. Sin embargo, existen soluciones y alternativas que podemos llevar a cabo, así como iniciativas de moda sostenible España y en otros países, tal y como os indicamos, más adelante, en este artículo.
El impacto ambiental de la moda
Actualmente, se produce un 400% más de ropa que hace 20 años y no usamos casi la mitad de las prendas de nuestro armario. Según la ONU, la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, después de la petrolera; concretamente, sus emisiones de carbono equivalen a las de todos los vuelos y transportes marítimos internacionales combinados.
El impacto ambiental de la industria textil se extiende por todo su “ecosistema comercial”: desde la producción, distribución y exhibición, hasta la adquisición, los procesos de cuidado y lavado y, finalmente, su desecho. Así pues, como impacto ambiental de la moda tenemos:
Uso de agua
La industria de la moda es una gran consumidora de agua, utiliza unos 93000 millones de metros cúbicos de agua cada año, y es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel mundial.
El algodón necesita mucha agua para poder ser cosechado. Se necesitan 9700 litros para producir sólo 1kg de algodón. Para producir unos vaqueros se requieren 7500 litros de agua y se pueden necesitar hasta 200 toneladas de agua dulce por tonelada de tejido teñido. Esto genera una tremenda presión sobre este recurso ya escaso y tiene consecuencias ecológicas dramáticas, como la desertificación del Mar de Aral, donde la producción de algodón ha drenado totalmente el agua.
Contaminación del agua
La producción textil, a través de los tintes y los productos de acabado, es responsable de aproximadamente el 20 % de la contaminación mundial de agua potable. En la mayoría de los países en los que se produce ropa, las aguas residuales tóxicas no tratadas de las fábricas textiles, se vierten directamente en los ríos, resultando extremadamente dañinas para la los organismos acuáticos y nuestra salud.
Otra fuente importante de contaminación del agua, es el uso de fertilizantes para la producción de algodón, que contamina fuertemente las aguas de escorrentía y de evaporación.
Degradación y contaminación de los suelos
La industria de la moda desempeña un papel importante en la degradación del suelo de diferentes maneras: el sobrepastoreo de los pastos a través de las cabras de cachemira y las ovejas criadas por su lana; el uso masivo de productos químicos para cultivar algodón; y la deforestación causada por las fibras a base de madera como el rayón.
El uso de pesticidas y fertilizantes en el cultivo del algodón, también es perjudicial para el suelo, pudiendo causar su degradación y provocar un arrastre de sedimentos que contaminan los cuerpos de agua.
Además, la ropa es un producto que puede tardar 200 años en biodegradarse, y es tan tóxica como los neumáticos o plásticos desechados.
Contaminación por microplásticos
Muchas de las fibras sintéticas (poliéster, nylon…) que se utilizan para elaborar ropa son plásticos derivados del petróleo, las cuales, una vez en el ambiente, se descomponen en microplásticos que contaminan todos los medios: el agua, el aire y el suelo.
Además, cabe indicar que los pequeños organismos acuáticos ingieren esas microfibras. Éstas son ingeridas por pequeños peces que luego son comidos por peces más grandes, introduciendo el plástico en nuestra cadena alimentaria.
Cada vez que lavamos una prenda sintética, alrededor de 700.000 microfibras individuales se liberan en el agua que va a parar a los océanos. 190.000 toneladas de fibras textiles microplásticas van a parar a los océanos cada año.
Emisiones de gases de efecto invernadero
La industria de la moda representa entre el 5% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, debido a la energía utilizada durante la producción, fabricación y transporte de los millones de prendas que se compran cada año.
Asimismo, cabe indicar que las fibras sintéticas utilizadas en la mayoría de nuestras prendas, se fabrican a partir de combustibles fósiles. 70 millones de barriles de petróleo se utilizan cada año para producir poliéster.
El problema de los residuos textiles en vertederos
Como la moda rápida también se basa en el “usar y tirar”, cada vez generamos más residuos textiles. Una familia europea tira una media de 11 kg de ropa al año. Sólo el 15% se recicla o se dona, mientras que el resto va directamente al vertedero, se incinera o se exporta a países en desarrollo.
Además, hay que tener en cuenta que las fibras sintéticas no son biodegradables y pueden tardar hasta 200 años en descomponerse.
Al este de la localidad chilena de Iquique, se extiende el Atacama, el desierto más seco de nuestro planeta, pero que tiene toneladas de ropa en forma de vertedero. Unas 59.000 toneladas de ropa llegan cada año al puerto de Iquique, de las cuales cerca de 39.000 acaban en dicho vertedero, donde contaminan el suelo y estropean el paisaje natural.
Moda sostenible como alternativa al impacto ecológico de la ropa
Cada día, diferentes marcas de moda comienzan a tomar acciones en beneficio del medio ambiente, sin embargo, el mayor beneficio y cambio está en manos de los consumidores.
En Europa las marcas de moda sostenible de renombre son Re-Bello de Italia, armedangels de Colonia, Alemania; la moda Ajna-Orgánica de Alemania; Nudie Jeans de Suecia; Pelechecoco de Dinamarca; KamiOrganic de París; Green Shirts de Alemania; Pantalones de la Pobreza, o zapatos Po-Zu de Londres; room to roam de Múnich; accesorios Royal Blush de Suiza; o la Bio Shirt de Berlín.
En España, existen distintas organizaciones que tratan de dar visibilidad e impulsar la sostenibilidad dentro de la industria de la moda, como SOStenible y la Plataforma de Moda Sostenible Slow Fashion Spain, que pasó a llamarse Slow Fashion Next y que organiza anualmente en el Museo del Traje de Madrid el evento “Jornada de Moda Sostenible”.
En cuanto a marcas de moda sostenible españolas, son destacables Wabi Sabi Eco Moda Concepto, Ecoalf, Thinking Mu, SKFK, Infinitdenim: Back to Eco, y The Circular Project Shop; y en cuanto a accesorios tenemos a Bolsos Monai, la cual hace bolsos artesanales sostenibles zero waste, apostando por el reciclaje textil y el uso de materiales naturales y sostenibles, como el corcho, el cuero vegetal o el algodón orgánico certificado. Además, también dan la posibilidad de personalizar un bolso o cartera a tu gusto y plantan un árbol por cada compra online.
La moda sostenible es una alternativa a la moda convencional que aúna cuidado medioambiental (teniendo como prioridades la disminución de los impactos ambientales en toda la cadena de producción), respeto de los derechos humanos de trabajadores y trabajadoras textiles, y protección de la salud, al elaborarse con materiales libres de componentes tóxicos.
Asimismo, la moda sostenible está ligada al concepto de Comercio Justo. Al promover un nuevo enfoque del negocio textil basado en el respeto por el medio ambiente y el bienestar de las sociedades, genera, a su vez, una nueva forma de consumo moderado, justo, bien retribuido y generador de productos de calidad.
Hay que tener en cuenta que, a lo largo del proceso de ciclo de vida de un producto textil, entran en juego múltiples etapas, que van desde la extracción de las materias primas que se van a utilizar, pasando por el diseño, la fabricación y acabado del producto textil, el almacenamiento, la distribución de las prendas, y también el final de vida del producto, que en la mayoría de los casos se gestiona como un residuo sin ningún tipo de reciclado o reutilización. Todas estas fases, conforman el ciclo de vida de cada prenda y analizar desde un punto de vista ambiental cada una de estas etapas, es vital y el punto de partida necesario para implantar un modelo basado en la moda sostenible.
El objetivo de la implantación de este modelo de la industria textil debe ser reducir al mínimo cualquier impacto medioambiental del ciclo de vida del producto, teniendo en cuenta, entre otras medidas:
- Un uso eficiente, respetuoso y optimizado de los recursos naturales.
- El empleo de fuentes de energía renovables.
- Priorizar la reparación, reutilización y reciclado del producto y sus componentes.
- Apostar por materiales más sostenibles en la composición de las prendas.
- Aumentar la longevidad y la calidad de los productos.
- Garantizar el acceso a la información del consumidor.
- Reducir el uso de agua, energía y productos químicos a lo largo del proceso productivo.
No obstante, el mayor de los inconvenientes de la moda sostenible es la escasa disponibilidad de esta ropa, ya que son pocos los establecimientos que la ofrecen. Además, el precio también supone un obstáculo, pues la escasa superficie dedicada al cultivo ecológico encarece la materia prima necesaria para elaborar estas prendas. Si este sector pagase menos impuestos, como pasa con los alimentos de kilómetro cero, se podría avanzar por este camino. Sin embargo, como vimos, cada vez son más las marcas de ropa que están apostando por una moda sostenible, gracias al impulso de una sociedad cada vez más concienciada en la necesidad de cuidar el medio ambiente.
