La ONG Greenpeace ha presentado el informe “Crisis A Toda Costa 2024” que repasa los principales riesgos ambientales de la costa española por comunidades autónomas, donde destaca la pérdida de playas, y en el que explican sus causas y posibles soluciones. Aquí, os lo contamos resumido.
Causas de la pérdida de playas en España
Como se expone en este informe, no hay región costera española que no esté expuesta a riesgos por exceso de urbanización e infraestructuras, la construcción de barreras artificiales (como diques, espigones, paseos marítimos o puertos deportivos), el despilfarro de recursos naturales y el encauzamiento, soterramiento y desvíos de cauces fluviales. Todas estas actuaciones, han provocado desequilibrios que se traducen en el retroceso y la pérdida de las playas, y con ello, se pierde su función de barrera protectora, lo que supone un riesgo para millones de personas residentes en el litoral.
Por otro lado, la turistificación es otra mala práctica que está acosando muchas ciudades españolas del litoral, como Barcelona, Palma o Valencia. El atractivo de la costa lleva atrayendo desde hace muchas décadas al turismo y muchas de las actividades asociadas a este sector, han provocado grandes desequilibrios en el litoral.
Asimismo, asociado a esto tenemos la contaminación hídrica como otro factor de riesgo ambiental importante que tratar. Grandes proyectos industriales contaminan la costa desde hace 20 y 30 años como Solvay en Cantabria o la celulosa ENCE en Pontevedra. Las administraciones apoyan este tipo de proyectos y no lo prohíben. El Mar Menor es la zona más afectada por contaminación que se encuentra al borde del colapso ecológico y con grandes cantidades de peces e invertebrados marinos muertos.
España, tristemente, sigue a la cabeza de toda la Unión Europea en infracciones ambientales, pagando grandes multas, sobre todo por contaminación. A pesar de ser un recurso turístico de gran importancia y proveernos de recursos, no cuidamos el estado de las aguas; el nivel de depuración exigido no se cumple en 29 puntos, donde no existen sistemas colectores de aguas residuales, y otras 225 depuradoras siguen sin ofrecer el grado de tratamiento exigido. Y también hay que tener en cuenta que las lluvias torrenciales, que cada vez son más frecuentes, harán que llegue más contaminación al mar por colapso de los sistemas de saneamiento.
Además, la contaminación por plásticos es una realidad que no se ha abordado y que supone graves consecuencias para los ecosistemas marinos. Sólo en el Mediterráneo, y según los datos que maneja la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), hay más de un millón de toneladas de residuos plásticos (y cada día se arrojan 200.000 toneladas más).
Por otra parte, a estas malas prácticas hay que sumar las debidas específicamente al cambio climático: la subida del nivel del mar, el aumento en frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos extremos (como olas de calor, sequía, lluvias torrenciales, temporales, huracanes, incendios e inundaciones), el incremento constante de la temperatura de mares y océanos y la pérdida de oxígeno disuelto en el agua, que dispara de forma exponencial los riesgos ambientales de la costa española.
- La subida del nivel del mar: Según investigaciones llevadas a cabo en nuestras costas, el nivel del mar aumentó a un ritmo de 1,6 milímetros por año desde 1948 hasta 2019, mientras que, desde ese año, la velocidad a la que se incrementa el nivel del mar es de 2,8 milímetros, es decir, en los últimos cinco años, el ritmo de subida del mar se ha duplicado. Este ascenso se debe por un lado al calentamiento de las aguas, que produce su expansión térmica y el aumento de su volumen, y por otro, al aumento de la masa de agua, debido al drástico deshielo de Groenlandia y la Antártida. Según los expertos, esta subida del nivel mar tendrá efectos graves, como el retroceso de la línea de costa y pérdida de playas, o el mayor impacto de los temporales sobre las construcciones e infraestructuras costeras, donde se encuentran en mayor riesgo los de Ceuta, Bermeo y Bilbao. Además, provocará graves daños en la biodiversidad marina, que podrían llegar a un punto de no retorno si se supera la temperatura global en 2ºC. Cabe recordar que, según la regla de Bruun, de media se estima que por cada centímetro que suba el nivel del mar, la costa retrocederá un metro. Así, para 2030 ya se esperan impactos muy graves en la costa de Barcelona, Vigo, A Coruña, Villagarcía, Almería, Málaga, Huelva, Cádiz, Gijón, Santander, Bilbao, Las Palmas y Tenerife. Y para final de siglo, en ciudades como Vigo, Cádiz, Bilbao o Las Palmas, el mar se habrá comido más de 40 metros de costa, llegando hasta los 70 en ciudades como Barcelona. Sin embargo, cabe indicar que la situación en el Mediterráneo es especialmente grave debido al fenómeno de subsidencia (el lento hundimiento del suelo debido a causas naturales o antropogénicas) que provoca que en algunas zonas el nivel del mar esté aumentando casi tres veces más rápido que en las zonas estables de costa. Esto empeorará la erosión costera, con retrocesos de las playas de 50 y 80 metros, dependiendo del escenario climático para finales de este siglo.
- El aumento de la temperatura de mares y océanos: En los últimos 40 años, el océano Atlántico ha experimentado una tropicalización de sus comunidades, aumentando la abundancia de especies propias de aguas más cálidas, mientras que el Mediterráneo, con un calentamiento más rápido, ha sufrido una disminución notoria de organismos de aguas frías. Tanto el Golfo de Vizcaya como las aguas baleares son las más vulnerables. Temperaturas marinas más altas provocan la disminución del oxígeno disuelto en el agua y a ello se suma la contaminación, que provoca la acidificación del agua. Es lo que la Agencia Europea de Medioambiente denomina “el trío letal”, que ya está provocando graves impactos sobre la biodiversidad y los ecosistemas marinos, así como sobre la pesca y el marisqueo. Esto hace que las especies tengan que adaptarse, pero debido a su rapidez algunas no son capaces, por lo que se enfrentan a alteraciones de su productividad o incluso a su desaparición, lo cual podría resultar en extinciones locales y cambios a gran escala en la distribución y rangos, e incluso llegar a un umbral crítico que afecte a la viabilidad de un gran número de especies y ecosistemas.
- Más eventos meteorológicos extremos y de mayor intensidad: Relacionado con lo anterior, las olas de calor marinas provocan una mayor evaporación del agua debido a las altas temperaturas que, a su vez, son responsables de la formación de ciclones más potentes. En el Mediterráneo, esto se traduce en los llamados medicanes y en danas más intensas y peligrosas, que aumentan los daños por inundaciones y el riesgo de colapso de los sistemas de saneamiento de aguas fecales. Además, el cambio climático ha multiplicado por cinco la probabilidad de que ocurran olas de calor: antes sucedían una vez por década, ahora casi cada año. España se encuentra entre las regiones del mundo que están experimentando fenómenos meteorológicos y climáticos extremos cada vez más severos y devastadores y se prevé que esta tendencia continúe en las próximas décadas.
Estado de los riesgos ambientales de la costa española por comunidades
A continuación, se describe la situación de cada comunidad autonómica con sus riesgos ambientales costeros asociados.
Andalucía
El viejo y erróneo modelo basado en urbanizaciones turísticas, campos de golf y hoteles sigue muy presente. El atractivo del litoral andaluz para la industria turística es enorme y en muchos puntos ha supuesto un deterioro evidente. Este deterioro ha provocado, por ejemplo, que la provincia de Málaga sea la más urbanizada del estado, así como importantes impactos a su parque nacional más emblemático, Doñana, y a otros, como el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, donde se asienta el símbolo de la destrucción del litoral español, el hotel ilegal de El Algarrobico.
Con respecto a esto último, en Andalucía la lista de los peores proyectos es larga:
- Cádiz, faro de Trafalgar: En una de las pocas playas vírgenes que quedaban y que pierde la magia de no tener actividades de explotación turística, pretenden construir un restaurante y un centro de interpretación, de modo que el espacio público único se privatiza y pierde la garantía de patrimonio público.
- Cádiz, Tarifa: Los planes del Ayuntamiento de Tarifa pasan por urbanizar todo el espacio frente a las espectaculares playas de Valdevaqueros y de Los Lances con ocho macroproyectos. El despropósito es de tal calibre que supondría aumentar en un 450% el suelo urbanizable de la localidad gaditana.
- Málaga, Marbella: A pesar de tener casi el 100% de su litoral lleno de cemento y hormigón, varios grandes proyectos han sido incluidos en la llamada Unidad Aceleradora de la Junta de Andalucía, un proceso diseñado para agilizar la tramitación de planes considerados claves para atraer inversiones a la comunidad autónoma.
- Málaga, Mijas: Otra instalación de carácter “estratégico” para la Junta de Andalucía es el proyecto Valle de Golf Resort, a pesar del consumo de agua en época de sequía. Este será el campo de golf número 13 de la localidad e irá acompañado de hotel y 350 viviendas, lindando una zona de especial conservación (ZEC) incluida en el catálogo de espacios naturales protegidos de Andalucía y en la Red Natura 2000, y dos ríos que albergan población de nutria, especie protegida en España.
- Almería, Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar: Aquí se localiza el hotel ilegal de El Algarrobico de 21 plantas a 14 metros del mar, incumpliendo la Ley de Costas y dentro de la zona protegida y no urbanizable de dicho parque natural. Además, también se ha llevado a cabo la reforma de un cortijo para convertirlo en un hotel de 30 habitaciones y parking para 70 vehículos en la Bahía de Los Genoveses, que supondrá una presión sin precedentes en una de las playas mejor conservadas de Andalucía. A pesar de ser ambientalmente inviable y un peligroso precedente, la Junta de Andalucía utilizó su ley del “todo urbanizable” para dar luz verde al hotel, aunque incumpla el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar al situarse en zona C1 del Parque, donde solo están permitidos los cultivos agrícolas tradicionales, actividades forestales, cinegéticas y actividades e instalaciones de uso público y educación ambiental.
- Almería, Mojácar: Se pretende recuperar un proyecto que no terminó de construirse debido a la crisis para crear el Macenas Mediterranean Resort, un campo de golf, hotel y viviendas en la playa de Macenas.
Por otro lado, la costa andaluza presenta zonas que ya están gravemente afectadas por la erosión, especialmente en Málaga (el tramo entre el parador Málaga Golf y la barriada de Guadalmar, y un tramo de un kilómetro de la desembocadura del río Vélez, están en situación de regresión grave) y la costa de Doñana, que ya retrocedido 80 metros ya. Además, las previsiones de subida del nivel del mar para 2030, en sólo seis años, muestran que numerosos puntos de su costa se verán afectados. La NASA destaca especialmente el tramo de costa del Golfo de Cádiz como uno de los más afectados, junto a Huelva, Granada y Almería. Asimismo, cabe indicar que en Málaga, además, recientes investigaciones muestran que la actividad sísmica del mar de Alborán convierte a la costa malagueña en el punto del litoral español con más riesgo de sufrir un tsunami como consecuencia de un maremoto.
Asturias
Asturias se trata de la comunidad autónoma con el menor porcentaje de litoral artificializado (6,3%) aunque las tendencias muestran que esta superficie se duplicó en el periodo 1987-2014. A este aumento, se suma la desaparición de vegetación que protege el suelo de la erosión debido a los incendios y a la deforestación. Al mismo tiempo, se deterioran los hábitats naturales y disminuye la capacidad de amortiguar las inundaciones, así como la de generar lluvias.
La costa asturiana presenta dos zonas con alta presión urbanizadora: Luanco-Gijón y Ribadesella. En el resto de la costa parece que las figuras de protección han impedido la urbanización intensa, gracias al compromiso tanto del Gobierno autónomo, como de la mayoría de ayuntamientos y ciudadanía.
Sin embargo, especial atención merece la planta regasificadora de Enagas, una infraestructura ilegal, tal y como decretó el Tribunal Supremo, e innecesaria para abordar la transición energética que necesitamos. A pesar de ello, y gracias a un cambio en el proyecto, la guerra en Ucrania sirvió de excusa para la apertura de la regasificadora con el beneplácito del Ministerio de Transición Ecológica, a pesar de que El Musel no funcionará para dar suministro a España sino a Europa.
También cabe mencionar los vertidos industriales de la papelera CEASA en Navia y los vertidos a la ría de Villaviciosa, una zona protegida como Reserva Natural y Lugar de Importancia Comunitaria de la Red Natura 2000, que fueron denunciados el año pasado por la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies y que está investigando la fiscalía por las afecciones a las labores de pesca y marisqueo; así como los constantes vertidos de aguas residuales, especialmente en el tramo oriental. La afluencia de aguas fecales en varios puntos como la playa de Ribadesella o La Franca, pusieron de manifiesto las deficiencias de la red de saneamiento y depuración.
Asimismo, la erosión y la subida del nivel del mar representan graves amenazas. Se espera un retroceso de la costa de hasta tres metros para 2040 y un aumento de la erosión del 20%. Además, según un estudio del Gobierno autonómico, Asturias perdería casi el 1,2% del total de su superficie por inundación costera permanente a finales de siglo. Los sitios de especial intensidad erosiva serían: Llanes, Barro, San Antolín de Bedón, desembocadura del río Sella, Omedina, Lastres, ría de Villaviciosa, Gijón, Cabo de Peñas, ría de Avilés, desembocadura del Nalón, Cudillero, desembocadura del Esva, Barayo, ría de Navia, Penarronda y la ría de Ribadeo.
Cantabria
Los 284 kilómetros de la costa cántabra tienen poco más de un 10% protegido, lo que la posiciona entre las últimas de España. El porcentaje es inferior al de costa urbanizada, que supone un 40% del total. La masificación turística y el aumento de temperaturas en el sur está desplazando la presión urbanizadora y turística hacia la costa cantábrica, creándose proyectos de grandes complejos turísticos con viviendas y campos de golf, incluso en terrenos con figuras de protección, como el planeado entre Langre y Loredo, zona de Protección Litoral y zona de Ordenación Ecológica Forestal, según el Plan de Ordenación del Litoral. Por su parte, Noja es la localidad española con más alojamientos turísticos, pasa de 2.700 habitantes en invierno a 80.000 en verano; el 47,7% de sus viviendas son ocupadas solo esporádicamente y la planificación de los servicios públicos, como reconoce su alcaldesa, es cuestión de “susto o muerte”.
La contaminación en la costa tiene un nombre en Cantabria: Solvay. De la planta situada en Torrelavega sale un colector de ocho kilómetros que desemboca en la playa de Usgo a través de un emisario submarino. Los residuos procedentes de la fabricación de carbonato sódico, bicarbonato sódico, cloro, sosa cáustica o lejía, acaban en el mar y sus efectos se extienden a lo largo de 12 kilómetros de costa. Según los vientos dominantes,
se extienden hacia el este hasta las playas del Sardinero, Liencres, Covachos, La Arnía, Virgen del Mar, Mataleñas; mientras que hacia el oeste, la afección incluye las playas de Los Caballos, Marzan, La Concha, Los Locos y La Tablía, llegando hasta el cabo de Punta Ballota.
Por otro lado, el riesgo de erosión que presenta la costa cántabra es bastante significativo, debido a la pérdida de cubierta vegetal y la deforestación, que también disminuye la capacidad de conservación de especies. Asimismo, en el escenario actual de ritmo de subida del nivel del mar y contaminación, la práctica totalidad de la costa cántabra se verá afectada, destacando con especial intensidad los siguientes puntos: ría de Tina Menor, San Vicente de la Barquera, Punta Escubiles, Punta Candelaria, ría de Oyambre, Suances, Liencres, Santander, Astillero, Somo, Noja, El Joyel, Santoña, Escalante, Montehano, Cicero, Laredo y Castro Urdiales.
Cataluña
Cataluña presenta tramos de costa en muy mal estado debido a las barreras artificiales y a la erosión que provocan los eventos meteorológicos extremos. Playas y paseos marítimos desaparecen con cada temporal o DANA.
Las playas catalanas llevan años sufriendo regresión debido, por un lado, a la menor aportación de sedimentos de los ríos y, por otro, a los espigones y puertos deportivos que han aumentado la erosión en las playas. Como resultado, su grado de exposición es mucho mayor y los temporales marinos causan cada vez más daños. Uno de los casos más destacados es el de Montgat, cuya playa ha perdido el 90% de su arena. Las soluciones aplicadas hasta ahora, diques, espigones, regeneraciones artificiales de playas, son parches extremadamente caros que priorizan la supervivencia a corto plazo de las playas, pero el aumento de la frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos extremos debido a la quema de combustibles fósiles, ha hecho que el plazo de duración de esas obras ya no se mida en años, sino en meses, por lo que eso ya no es una solución.
Asimismo, los paseos marítimos también están en entredicho. Juegan un papel vital para la supervivencia de las playas al limitarlas, impidiendo que éstas ejerzan su papel como disipadoras de la energía que viene del mar. Según un estudio de la Escuela de Caminos de la Universitat Politècnica de Barcelona, los 11 paseos marítimos con más riesgo de sufrir las consecuencias de la crisis climática se concentran sobre todo en la mitad norte de Cataluña: Llançà, L’Escala, Pineda de Mar, Vilassar de Mar, Premià de Mar, El Masnou, Montgat, Salou, L’Ampolla, y dos paseos marítimos de Sitges.
Por otro lado, los enclaves catalanes de altísimo valor social y ambiental, como el Delta del Ebro, están especialmente amenazados, tanto por los eventos meteorológicos extremos como por la subida del nivel del mar y la falta de llegada de sedimentos, que quedan atrapados en los embalses que salpican la cuenca río arriba. El Delta del Ebro se encuentra en una situación muy delicada. Ya lo estaba por causas naturales como la erosión y la subsidencia (hundimiento del suelo), pero el cambio climático lo está devorando literalmente. Los temporales y la subida del nivel del mar hacen desaparecer sus playas kilométricas; en los últimos 15 años ha desaparecido un kilómetro y medio de costa. Por su parte, los cultivos de mejillones se están resintiendo gravemente: en menos de una década su producción ha descendido de los diez millones de toneladas a los tres millones actuales. Igualmente, los planes para su conservación son solo parches, el Delta no sobrevivirá si no le llegan suficientes sedimentos del Ebro.
La lista de problemas de la costa catalana tiene otra asignatura pendiente: la contaminación por aguas fecales, que supone la prohibición del baño ocho días al año de media. Cada vez que las lluvias torrenciales llegan a la costa, muchas playas se ven afectadas por la entrada de aguas fecales. El aumento de la población y de los eventos meteorológicos extremos agudizarán este problema.
Además, la sequía ha hecho su presencia en todo el territorio catalán. Así, se van encadenando circunstancias que cada vez agravan más la situación: un territorio donde las ramblas y rieras (cauces naturales por donde bajan las aguas de lluvia al mar) han sido fuertemente alteradas por viviendas e infraestructuras; cauces de ríos llenos de obstáculos que, como hay sequía, pues parece no importar, pero cuando llueve, se desbordan. Esta situación es clara en el Maresme, donde el aumento de la erosión, la reducción de aportes naturales de sedimentos y la destrucción de los ecosistemas costeros provocan, al igual que en otros puntos del Levante, que las playas prácticamente desaparezcan en invierno.
Por otra parte, la turistificación afecta severamente a la costa catalana, especialmente a Barcelona, donde la situación es tan insostenible que el Ayuntamiento ha anunciado medidas para poner coto tanto a la afluencia de cruceros como a los alquileres turísticos, así como ha eliminado de Google la línea de autobús 116, que pasa por el Parque Güell, para que puedan utilizarla las personas que viven en los barrios por donde discurre su trazado, en lugar de los visitantes.
Y dentro de los proyectos urbanísticos, el que más revuelo ha levantado es el Hard Rock de Tarragona, un mega casino y dos hoteles con forma de guitarra eléctrica de 75 metros de altura, que necesitará la misma cantidad de agua que 30.000 personas.
Finalmente, la subida del nivel del mar estimada para 2030, afectará a extensas zonas de la costa catalana, donde un 15% de la superficie urbanizada está en zona inundable (marítima o fluvial), lo que aumenta mucho el riesgo durante las lluvias torrenciales. Así pues, son zonas con mayor riesgo de inundación: el Delta del Ebro, el tramo entre Malgrat de Mar y Blanes, zonas próximas al delta del Llobregat y Besòs (área metropolitana de Barcelona), y puntos del Alt Empordà (Girona).
Comunidad Valenciana
El 64,8% de los arenales valencianos han visto disminuir su extensión en la última década al encadenar eventos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes e intensos. A lo que hay que sumar la concatenación de olas de calor tanto terrestres como marinas que desde 2023 se suceden sin descanso y que van cargando de energía el Mediterráneo. Este exceso de energía se topa con barreras artificiales y playas erosionadas, multiplicando los daños que causan los temporales.
Como resultado, y según el Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria, el EUCC Coastal & Marine y la Universidad de Las Palmas, el daño es más acusado en las playas de la provincia de Valencia. En Castellón solo el 18,8% está libre de afectaciones, mientras que en Alicante el 43% tiene severo retroceso. En el tramo comprendido entre el Puerto de Castellón y el de Sagunto, los estudios llevados a cabo por el CEDEX muestran el retroceso esperado que experimentarán sus playas, que irá desde los 58 metros de Nules, hasta los 21m del puerto de Sagunto. Y en el tramo comprendido entre el Puerto de Sagunto y el de Denia, el retroceso de las playas será menor e irá desde los 23 metros en Guardamar, hasta los 14 m de El Perelló.
El visor de impactos y escenarios del cambio climático en la costa valenciana muestra que las playas centrales de la costa de Castelló y las playas de València son las más vulnerables a los tres factores principales que afectan la estabilidad de la costa: la erosión, la subida del nivel del mar y los eventos meteorológicos extremos. El caso más especial es el litoral de L’Albufera, donde las playas de Pinedo y Salero han retrocedido ya entre 30 y 60 metros.
El mayor impacto en cuanto a biodiversidad y zonas de especial protección se da en la playa de Moncofa, que se verá inundada en un plazo de seis años. Según los expertos, seis espacios naturales del litoral se encuentran en peligro, se trata de el Prat de Cabanes-Torreblanca, l’Albufera, la Marjal de Pego-Oliva, las Salinas de Santa-Pola, el Fondó d’Elx y las Salinas de Torrevieja y la Mata. Su supervivencia es vital, ya que actúan como amortiguadores de los temporales y de las inundaciones provocadas por lluvias intensas.
Por otro lado, el aumento de las noches “tropicales” (donde la temperatura no desciende de los 20ºC), la subida de la temperatura del agua del Mediterráneo y el incremento en número e intensidad de los extremos atmosféricos (olas de calor, lluvias intensas, sequías), son los principales desafíos en las políticas de adaptación al cambio climático en el turismo valenciano.
A pesar de estos claros avisos, el afán urbanizador sigue presente en normativas y proyectos, como el anteproyecto de ley de Protección y Ordenación de la Costa Valenciana, que plantea acabar con la protección de las 7.500 hectáreas de costa que todavía permanecían sin urbanizar. Además, casi tres cuartas partes de su línea de playa está urbanizada (74,3%), ocupando el primer puesto de litorales más urbanizados.
Así pues, los planes de construcción siguen tratando de llenar de cemento y ladrillo los pocos espacios que quedan sin urbanizar, entre ellos tenemos: el PAI de la Serreta (La Nuncia), que tiene una declaración de impacto ambiental caducada; el PAI Medina de Llíber, que provocará el “colapso” del sistema hídrico, dejando sin agua potable varios meses al año a Llíber, Alcalalí, Xaló, Parcent, Benissa y Benigembla; PAI de Cala Mosca (Orihuela), que afectarían a la conservación de las especies vulnerables; PAI de la Torreta del Pirata (Godella); PAI del Puig; y el Ohai Gandía, un camping de alto standing ocupando 188.707 metros cuadrados dentro del área de influencia, protección o zona de amortiguamiento de la Marjal de la Safor, uno de los últimos parajes sin urbanizar del litoral valenciano y que es una de las Zonas Húmedas recogidas en el Catálogo de Espacios Naturales y forma parte de la Red Natura 2000, como Lugar de Interés Comunitario (LIC Marjal de la Safor) y Zona de Especial protección para las Aves (ZEPA Montdúver-Marjal de La Safor).
Por otra parte, las previsiones de subida del nivel del mar amenazan a numerosos puntos del litoral. Si no se frenan las emisiones de CO2, para 2030, el mar subirá 12 centímetros en el Golfo de Valencia, lo que supondrá una pérdida de 12 metros de ancho de las playas. Otros de los puntos más afectados serán: Moncofa, El Grao de Castellón, Nules, Xilxes, Els Estanys d’Almenara (Castellón); Marjal dels Moros, Puçol, El Saler, L’Albufera, El Perellonet, El Perelló, Tavernes de Valldigna, Gandía (Valencia); y PN de la Marjal de Pego-Oliva, Santa Pola, Torrevieja (Alicante).
Euskadi
Su costa presenta síntomas de degradación en numerosos puntos debido a las presiones tanto industriales como urbanísticas. En total, un 12.8% de su litoral está artificializado y ya no proporciona bienes ni servicios ambientales tan valiosos y gratuitos a la población.
A pesar de tener un litoral que sobrevivió con pocos proyectos al boom urbanístico, Euskadi está amenazado por uno de los peores ejemplos en un espacio protegido: el segundo museo Guggenheim dentro de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Otro de sus puntos negros es la planta de Petronor en la ría del Barbadun, gracias a la cual Muskiz se ha convertido en una cloaca. Se une a estas dos aberraciones el proyecto para construir una piscifactoría en los terrenos de la central nuclear de Lemoiz, donde el Ministerio para la Transición Ecológica ha levantado la protección que le otorga la Ley de Costas; y el proyecto de Itsas Balfegó S.L. y Azti para instalar una granja de engorde de atún rojo en Getaria; de modo que las buenas prácticas de la pesca artesanal que se han realizado históricamente en el Cantábrico y que son un ejemplo de sostenibilidad en todo el mundo, se verían sustituidas por la indiscriminada pesca de cerco. Además, los residuos generados por las gigantescas jaulas de engorde, tendrán una clara repercusión sobre los fondos marinos.
Otro de los problemas que se está expandiendo por la cornisa cantábrica es la turistificación. Además del proyecto en Urdaibai, algunos otros puntos se exponen al mismo fenómeno, es el caso de la Isla de Santa Clara, un entorno privilegiado donde anidan aves marinas y con especies protegidas que había sido respetado históricamente y que ha ampliado su periodo de visitas en contra de su conservación. Otro punto lamentablemente masificado es San Juan de Gaztelugatxe, convertido en una atracción de visitantes donde se limita el aforo, pero se amplían las zonas de aparcamiento. Donosti también está sufriendo la turistificación en su centro y se no darán de momento permisos para abrir nuevos hoteles y pisos turísticos. De igual modo, Bilbao, donde la turistificación todavía no es tan evidente, ha empezado a notar los efectos adversos.
Además, la erosión y la subida del nivel del mar representan graves amenazas para el litoral de Euskadi. En el escenario actual de ritmo de subida del nivel del mar y contaminación, la práctica totalidad se verá afectada por la subida del nivel del mar en el corto periodo de seis años. Según recoge el Informe Impactos del Cambio Climático en España, la subida del nivel del mar afectará al 70% de las playas de Guipúzcoa y el 45% de las playas de Bizkaia.
El centro tecnológico AZTI estima que el nivel del mar está ascendiendo a 3,2 mm por año y se espera que para finales de siglo ascienda entre 50 y 80 cm en la costa vasca (lo que supondría un retroceso de la línea de costa de entre 50 y 100 metros). Este ascenso puede provocar la inundación en numerosas áreas del litoral en condiciones de mareas vivas y daños en puertos, diques y paseos durante temporales. Se estima que, como consecuencia, se perderán gran parte de las playas y marismas.
Asimismo, AZTI también ha evaluado cómo está afectando el cambio climático a las especies. De las que han analizado, han detectado desplazamientos hacia el norte en la puesta del verdel, avance en el momento de la puesta de la anchoa y de la migración de los juveniles de bonito; y la anguila es una de las especies más vulnerables porque, además, ya se encuentra en estado crítico.
Galicia
Galicia presenta una de las costas más preservadas, aunque menos protegidas. En más del 40% de su costa no existe ninguna figura de protección de la naturaleza.
Totalmente contrapuesta a esa conservación está la celulosa de ENCE, una de las empresas más contaminantes de Galicia, que ha acabado sepultando y contaminando una de las marismas más maravillosas desde hace 60 años. También merece mención el vertido de aguas residuales de la mina San Finx al arroyo de As Rabaceiras, parte de la red fluvial que alimenta la ría de Muros e Noia, donde 1.500 familias de mariscadoras recogen el 70% del berberecho gallego; y la posible reapertura de la Mina de Toro, que lleva años contaminando la cuenca del Ulla.
Otro proyecto que tendría un impacto negativo en la costa gallega será la macrocelulosa de la empresa Altri en Palas del Rei (A Ulloa), que vertería 30.000 m3/día de aguas contaminadas, las cuales terminarán en la ría de Arousa afectando a sus bancos marisqueros y su pesca tradicional. También emitirá azufre reducido total, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono y material particulado; lo cual supone una afectación directa sobre la red Natura y sus proyectos de ampliación.
Por otro lado, diversos estudios muestran cómo la contaminación presente en las rías va a poner su biodiversidad en riesgo. Augas de Galicia reconoce cerca de 2.000 vertidos en la costa y al menos un 10% de contaminantes fuera de los límites legales, si bien las diferentes plataformas en defensa de las rías afirman que son muchos más. Rías como Arousa, Vigo, Muros-Noia, Pontevedra o Ferrol son las más castigadas. El saneamiento integral de las rías gallegas es, sin duda, una de las grandes asignaturas pendientes del medio ambiente gallego, que además afecta directamente a la pesca artesanal y la producción marisquera, en grave crisis en los últimos años. En este sentido, hay que mencionar a la principal conservera de Galicia “Conservas Rianxeira-Jealsa” como altamente contaminante, la cual fue multada tres veces por vertidos entre 2020 y 2022.
Otro de los puntos negros de la contaminación es la enorme balsa de lodos de Alcoa. La fábrica de aluminio de Alcoa en San Cibrao es una historia de 40 años dañando la salud y el medioambiente, con vertidos de sosa cáustica al mar y emisiones de flúor, entre otros contaminantes. La balsa de residuos estuvo 32 años sin un plan de emergencia exterior y presenta riesgo de rotura del dique de esta gran laguna tóxica de 87 hectáreas y 42 hectómetros cúbicos de capacidad. Su rotura supondría una catástrofe para las personas, pero también social y ecológica, debido al impacto sobre los sectores pesquero y turístico, impactando en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Corredor migratorio galaico-cantábrico Occidental.
Y además de la contaminación, también la disminución de la salinidad del agua marina y el cambio climático están amenazando la supervivencia de especies como el percebe, varias especies de almejas, la nécora y el centollo. El calentamiento de agua del océano Atlántico tendrá un gran impacto sobre el mejillón y las investigaciones pronostican que habrá que trasladar las bateas para evitar el estrés térmico, que se traduce en esta especie en un crecimiento más lento y una productividad más baja. Además, el aumento de temperatura del agua hará que la acumulación de metales pesados como el cadmio, el plomo o el cromo, se incremente en estos moluscos y, por tanto, su toxicidad.
Otro estudio muestra como la disminución de la salinidad del agua marina debida a las precipitaciones extremas, puede aumentar la mortandad de las almejas babosa, japónica y fina. El percebe también se encuentra en riesgo, siendo las áreas de Muxía y Pindo las más vulnerables al cambio climático, el cual también está atrayendo especies invasoras como el cangrejo azul, que supone una grave amenaza para las rías por su voracidad y agresividad, comprometiendo la supervivencia de bivalvos y crustáceos autóctonos como la nécora o el centollo.
Asimismo, las previsiones sobre la erosión y la subida del nivel del mar muestran un retroceso de las playas de entre 20 y 30 metros para 2050 hasta el año 2050, y de 50 a 70 centímetros hasta el horizonte de 2100.
Región de Murcia
Los 274 kilómetros de la costa de la Región de Murcia acogen algunas de las zonas mejor conservadas del Mediterráneo alternándose con otras en terrible estado de preservación. Destaca como la comunidad autónoma con peor porcentaje de superficie protegida sin herramientas de planificación (el 43%), lo que implica que la protección figura en el papel, pero no se ha desarrollado.
El grave deterioro del Mar Menor es una de las peores alarmas ambientales de toda España. Sus valores naturales (debido a sus especiales condiciones de salinidad y temperatura) son únicos, pero la extremada presión a la que se ha visto sometida, tanto por la urbanización como por el aporte de residuos agrícolas, han convertido al Mar Menor en una sopa verde con aguas muy contaminadas y degradadas. Por ello, estamos ante una de las regiones sancionadas por la Justicia Europea debido a la contaminación provocada por los vertidos agrícolas y ganaderos y la falta de medidas para poner solución.
También es destacable el plan de construir el macro puerto de El Gourguel, el cual estaría situado en el litoral de la Sierra de La Fausilla, zona reconocida como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y que afectaría al LIC “Medio Marino”.
Además, cabe señalar que, en el escenario actual de ritmo de subida del nivel del mar y contaminación, los tramos de la Región de Murcia en mayor riesgo para 2030 son: Puerto de San Pedro del Pinatar, Portmán, tramo de costa desde El Gorguel hasta la Azohía, Puerto de Mazarrón, Calnegre, Calabardina y Águilas.
Islas Baleares
El 8,1% de la costa de las islas Baleares está degradada, debido a la ocupación del suelo por superficies artificiales, viviendas e infraestructuras asociadas. Según apuntan todos los estudios, Palma, junto con Barcelona y Madrid se sitúan en la cima de la turistificación.
El modelo turístico masificado y sin planificación, está siendo fuertemente contestado por un amplio sector de la población desesperada por los daños e inconvenientes que presenta tener ciudades como Palma, donde el precio de la vivienda ha subido un 158% en la última década. Pero el Gobierno balear ha vuelto a la política del “todo vale” con normativas que legalizan construcciones y aparcamientos ilegales y amnistían a ayuntamientos que incumplen su propia normativa urbanística.
En este sentido, hay que mencionar construcciones y aparcamientos de diferentes municipios como Sóller y Alcúdia, que afectan a suelo rústico protegido y zonas arqueológicas; así como el proyecto de ampliación del Port de Palma para ampliar el Dique del Oeste para crear una marina de grandes yates.
Por otra parte, las aguas que bañan las islas Baleares se encuentran muy afectadas por el cambio climático: olas de calor marinas constantes y niveles alarmantemente bajos de oxígeno (el peor punto del Mediterráneo) que afectan gravemente a la vida acuática. De mantenerse la tendencia actual de calentamiento, el litoral de las islas asistirá a una pérdida de playas muy elevada.
Y con respecto a la erosión y subida del nivel del mar cara 2030, el Centre Oceanogràfic de les Balears, perteneciente al Instituto Español de Oceanografía (IEO), publicó un estudio en el que demostraba que, de mantenerse la actual tendencia de calentamiento, el litoral de las islas retrocedería 20 centímetros al año. Ello supondría la pérdida de 25 playas en Mallorca, 33 en Menorca, siete en Ibiza y seis en Formentera, mientras que buena parte de las restantes se verían reducidas a la mitad. Las zonas más amenazadas para 2030 son:
- Formentera: Puerto de Formentera, playa de Ses Illetes, playa de Llevant, Cas Saliners.
- Ibiza: Talamanca, Sant Francesc de s’Estany, puerto de Sant Antoni, Cala Gració, playa de Sa Galera y Cala Salada.
- Mallorca: playa de Muro, Alcudia, Reserva naturals’Albufereta, Sa Calobra, Es Malgrat, paseo marítimo de Palma y Salines des Trenc.
- Menorca: Mahón, Cala Llonga, Sa Mesquida, Parque Natural de s’Albufera d’Es Grau, Fornells, Ciutadella, Cala Galdana y Biniancolla.
Islas Canarias
El 28% de la superficie canaria no presenta la cobertura vegetal adecuada para evitar la erosión, en gran parte debido a los incendios. Destaca el 42% de territorio protegido, mientras que el 58% restante es exprimido para dotar de servicios turísticos a quienes pasan sus vacaciones en las islas y proporcionar espacios de vida para las personas residentes en las islas.
Con respecto al turismo, es de especial relevancia la situación en Canarias, donde el territorio se encuentra al límite y se demanda una apuesta por otro modelo socioeconómico, que atienda a la actual crisis ecológica, que respete los límites de las islas atendiendo a la justicia social y a la sostenibilidad ambiental.
Asimismo, siguen surgiendo nuevos proyectos de construcción en casi todas las islas, especialmente en La Palma. Aquí, el resort Camino Real La Pavona en Breña Alta incluirá un campo de golf, centro de congresos, planetario y 1.400 camas. El proyecto Charco Verde en Los Llanos de Aridane, incluirá un complejo hotelero de 500 plazas. El complejo hotelero en Las Hoyas, con 900 camas; y el complejo turístico de Fuencaliente, un campo de golf y 1.024 plazas.
En Tenerife es posible la reactivación de dos proyectos ilegales: un hotel en La Tejita y otro en el puertito de Adeje. En el caso del hotel de La Tejita (Granadilla de Abona), los trabajos de construcción continúan a pesar de que la Agencia Canaria de Protección del Medio Natural ordenó su paralización en 2021. En Adeje, el complejo Cuna del Alma plantea un hotel y viviendas en primera línea de playa en un espacio donde hay especies protegidas.
Otro de los proyectos que ha causado rechazo social ha sido la construcción de 35 viviendas de lujo en La Frontera (El Hierro), los hoteles situados en el espacio protegido de las Dunas de Corralejo en Fuerteventura, ha incumplido durante años las condiciones de la concesión, realizando vertidos de aguas residuales y alterando la conservación de las dunas de Corralejo.
Continuando con este tema, cabe decir que la contaminación de las aguas canarias es una de las grandes asignaturas pendientes: el 72% de los puntos de vertido de aguas residuales al mar no está autorizado. En Tenerife hay 195 puntos, 127 en Gran Canarias y le siguen Fuerteventura, Lanzarote, La Palma, La Gomera y El Hierro. Sus consecuencias ambientales se hacen más visibles en septiembre con el cierre de las playas por la presencia de bacterias dañinas para la salud.
Además, la contaminación provocada por los plásticos que acaban en el mar, también está presente en las aguas canarias. Una reciente investigación muestra que en el entorno de las islas hay un mínimo de 50 millones de microplásticos y fibras sintéticas por cada kilómetro cuadrado de océano. Esta cantidad ingente no están solo en la superficie marina, sino que llegan a profundidades de más de 1.000 metros (1.150m al sur de El Hierro). Así, una cortina de un kilómetro de grosor rodea y contamina las islas Canarias con más de 80 contaminantes detectados en los microplásticos: aditivos, colorantes, retardantes de llama, filtros ultravioleta, hormonas o medicamentos; y muchos acaban también en las playas. Los tres arenales con mayor presencia de microplásticos son Lambra (La Graciosa), el Porís (Tenerife), y Arenas Blancas (El Hierro).
Otro impacto previsto es la subida media del nivel del mar, que se estima que oscile entre los 27 y los 75 cm en escenarios de bajas y de altas emisiones respectivamente para finales de siglo, lo que supondría una pérdida de la superficie de las playas de en torno al 48% en un escenario de bajas emisiones, pero prácticamente el doble, con una pérdida del 80%, en un escenario de altas emisiones. Así pues, para 2030, en el escenario de menores emisiones de gases de efecto invernadero, las islas de La Graciosa, Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, La Gomera y La Palma, verán afectada la totalidad de su litoral por la subida del nivel del mar. En el caso de Fuerteventura, en especial riesgo están Morro Jable, Corralejo y Majanicho. En Gran Canaria el mayor riesgo es para Maspalomas, Castillo del Romeral, Arinaga y Las Palmas de Gran Canaria. Tenerife es la única isla que no verá afectada toda su costa, siendo mayor el impacto en la costa de la mitad norte de la isla, pero también en Acentejo, Adeje, Los Cristianos o El Médano.
Posibles soluciones a los riesgos ambientales de la costa española
Las soluciones aplicadas hasta ahora ante los riesgos ambientales de la costa española, como las regeneraciones artificiales de playas y la reconstrucción de paseos marítimos, ya no sirven. Cada nuevo temporal destruye las costosas intervenciones artificiales que no atienden a la raíz del problema. Sólo entre 2016 y 2020 se gastaron cerca de 60 millones de euros en la reposición artificial de arena en las playas.
La buena noticia, es que nos quedan unos años para actuar, para adaptarnos y rectificar, y son las administraciones las que deben protegernos de los mayores peligros que afrontamos en la costa, estableciendo soluciones urgentes que pasan por una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptar la costa para que esta pueda ejercer su función de barrera protectora original.
Tan sólo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40% del retroceso de las playas de todo el mundo. Proteger y conservar las playas supondría un beneficio 150 veces superior a dejar que sigan deteriorándose.
Para ello, en primer lugar, es necesario disponer de información clara sobre el estado del litoral, para lo cual es imprescindible realizar mapas de vulnerabilidad de la costa, revisar el dominio público marítimo-terrestre, aplicar la Ley de Costas de forma estricta y transmitir a la sociedad la necesidad de permitir que la costa nos proteja.
También son necesarias medidas de adaptación a todos los niveles (municipal, autonómico y estatal) que minimicen los daños y busquen soluciones reales y duraderas, las cuales han de ser locales, porque cada tramo de litoral tiene características propias, pero deben ser acordadas por las administraciones y participadas por la ciudadanía de forma urgente.
En aquellas zonas donde ya hay constancia de que la costa está retrocediendo, es imprescindible:
- Facilitar la expansión hacia el interior de zonas de marismas y humedales.
- Impedir la construcción de infraestructuras y la urbanización, que son barreras artificiales que hacen de pantalla e impiden que la arena se deposite en las playas.
- Revisar deslindes que determinan el dominio público marítimo-terrestre (100 metros en zona no urbanizable y 20 en zonas urbanizables).
- Introducir estudios de vulnerabilidad al cambio climático en la planificación territorial.
- Alcanzar acuerdos de reubicación y/o demolición en zonas afectadas por el retroceso de la costa.
- Poner en marcha una estrategia de compra de terrenos en el litoral para su naturalización y conservación.
- Proteger, restaurar y conservar los hábitats marinos con vegetación (praderas submarinas, marismas, macroalgas y manglares).
- Recuperar las zonas inundables, siguiendo y aplicando mapas de riesgos.
- Poner coto a la turistificación, pero sin culpar al turista. La transición hacia un turismo sostenible es necesaria para cambiar del modelo actual (que genera dependencia en un sector económico, incrementa las desigualdades y acrecienta la escasez y la degradación de los recursos naturales) a un modelo resiliente, que contribuya a la regeneración de ecosistemas, la reducción del uso de recursos y la distribución equitativa de los beneficios sociales y económicos. Un destino turístico exitoso será aquel en el que la población residente sea partícipe y tenga impacto positivo sobre ella y sus recursos naturales y culturales.
- Promover la investigación científica de las afecciones provocadas tanto por las barreras artificiales como por el cambio climático en los ecosistemas, las especies marinas y la salud de las personas.
Fuentes: Greenpeace Sala de Prensa e Informe “Crisis a toda Costa” 2024 de Greenpeace en pdf