Antes de nada, hay que indicar que por inteligencia de las plantas nos referimos, por el momento, a su capacidad de percibir el entorno y de actuar en base a sus estímulos, como ocurre en los órganos sensoriales de los animales; lo cual no es inteligencia en sí, pero sí su base.
Durante siglos se ha considerado nulo cualquier signo de inteligencia de las plantas, siendo éstas un elemento más del medio, como lo son las rocas. Si no fuera por su crecimiento, reproducción y ciclos estacionales, parecerían seres inmóviles y pasivos. Sin embargo, sabemos que son seres vivos, los cuales no nos dejan de sorprender por sus actividades que demuestran ciertos trazos de inteligencia, los cuales os contamos a continuación.
Guiar las raíces hacia el agua
Una muestra de la inteligencia de las plantas es la capacidad que tienen de guiar sus raíces hacia las fuentes de agua “escuchando” las vibraciones de las tuberías, según se demuestra en un estudio dirigido por la ecóloga evolutiva Monica Gagliano de la Universidad de Australia Occidental y publicado en 2017 en la revista “Oecología”.
En dicho estudio, Gagliano y sus colaboradores vieron que las plantas del guisante son capaces de localizar el agua a distancia en ausencia de humedad gracias a una especie de sentido del oído, y sólo cuando han localizado por dónde corre el agua, utilizan la propia humedad como pista adicional para llegar a ella. Además, son tan sensibles que incluso pueden distinguir el sonido real del agua de una grabación.
Capacidad de aprender
En otro estudio de la misma autora publicado en “Scientific Reports” perteneciente a “Nature”, se veía cómo la inteligencia de las plantas les permitía aprender según cómo lo hacían los perros de Pavlov, los cuales asociaban la comida con la campana hasta que salivaban con solo oír el sonido.
En el caso de las plantas, la comida era la fuente de luz y la campana, una corriente de aire. Así, las plantas crecían en la dirección que soplaba el aire dentro de un laberinto en forma de Y, escogiendo esa opción también en ausencia de luz; por lo que habían aprendido a asociar la corriente de aire con la luz y lo recordaban.
Percepción del medio y respuesta a estímulos
Por otra parte, según el investigador Simcha Lev-Yadun de la Universidad de Haifa-Oranim (Israel), gracias a sus pigmentos sensibles a la luz, las plantas pueden “ver” a sus vecinas mediante infrarrojos emitidos durante la fotosíntesis.
Además, también huelen a las plantas de su alrededor y a sus enemigos, y se pueden comunicar mediante hormonas, como viéramos en el caso de las estrigolactonas; así como también deciden en función de los parámetros ambientales, recuerdan condiciones climáticas pasadas y ataques sufridos, utilizan los animales para defenderse, ser polinizadas y dispersar sus semillas, y despliegan estrategias para evitar agresiones.
Por todo ello, Lev-Yadun “está seguro de que las plantas tienen inteligencia”. Según él, “está claro que hay diferencias entre las plantas y los animales superiores, pero cuando examinamos los animales inferiores, las diferencias son muy pequeñas, y las plantas superiores pueden ser más inteligentes que ciertos animales”.
Algunos de los mecanismos de estos procesos de la inteligencia de las plantas aún no son del todo conocidos. Pero Gagliano, que recientemente ha coeditado el libro “The Language of Plants”, se decanta por la idea de que la evolución ha seguido caminos convergentes en grandes reinos como animales y plantas para llegar a metas similares con herramientas diferentes. “Ambos terminaron inventando las mismas soluciones a problemas similares”.
Cómo denominar la inteligencia de las plantas
Como hemos dicho al principio de este post, la inteligencia de las plantas no es inteligencia en sí, pero es algo sobre lo que aún no se dispone del vocabulario adecuado para su denominación. Algunos científicos, como Lev-Yadun, hablan de “neurobiología de las plantas”, pero Gagliano cree que “esa palabra ha sido útil como metáfora, pero que debería abandonarse por “zoocéntroca” y escasamente científica”.
Sin embargo, todos están de acuerdo en que la inteligencia de las plantas va más allá de comportamiento mediante respuestas moleculares programadas, ya que no son solo acciones obligadas e irreversibles, como el crecimiento, sino que también son decisiones opcionales que dependen de estímulos.
Además, este hecho de la inteligencia de las plantas, ha llamado también la atención de filósofos, humanistas y expertos en ética, ya que “a medida que se acumulan pruebas experimentales de las capacidades cognitivas de las plantas, el asunto relativo a su bienestar, valor moral y nuestra responsabilidad ética hacia ellas no puede seguir siendo ignorado”, añade Gagliano.
Fuente: BBVA