El pleno de la Eurocámara aprobó a finales de febrero la Ley de Restauración de la Naturaleza, en un momento de tensión entre la protección del medioambiente y el sector agrícola. Sin embargo, en marzo Hungría se unió a los países de la UE que la rechazan, por lo que su aprobación quedó en el aire hasta el lunes 17 de Junio, después de las elecciones europeas, cuando se logró aprobar finalmente en el Consejo.
La restauración ecológica es el proceso de ayudar “activa o pasivamente a la recuperación de un ecosistema para mejorar su estructura y funciones, con el fin de conservar o aumentar su biodiversidad y su capacidad de resiliencia”, tal y como la definen los especialistas de la Sociedad para la Restauración Ecológica (SER).
Según sus investigaciones, la mayoría de las barreras que actualmente impiden la restauración ecológica en la Unión Europea tienen que ver con aspectos sociales como la prioridad política, la financiación, los conflictos de interés, la planificación integrada o los “subsidios dañinos”.
Según el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), la restauración de los ecosistemas -especialmente de aquellos con alto contenido de carbono- es, junto con la prevención de su degradación, la solución con mayor potencial tanto para mitigar el cambio climático como para proteger la biodiversidad.
En buen estado de conservación, ecosistemas como los humedales o los bosques son potentes aliados en la lucha contra el cambio climático, al absorber y fijar carbono a largo plazo. Sin embargo, en mal estado pueden jugar en contra y contribuir al calentamiento global.
En qué consiste la Ley de Restauración de la Naturaleza
La Ley de Restauración de la Naturaleza, que parte de una propuesta de la Comisión Europea de junio de 2022 para acompasar el paso de la UE con los acuerdos sobre biodiversidad de Naciones Unidas, busca regenerar los ecosistemas degradados de sus territorios, contribuir a alcanzar los objetivos climáticos y de biodiversidad de la UE y mejorar la seguridad alimentaria.
Para ello, los Estados miembros deben restaurar al menos el 30% de los hábitats contemplados en la nueva ley (desde bosques, pastizales y humedales, hasta ríos, lagos y lechos coralinos), para que pasen de un estado deficiente a uno bueno en 2030, porcentaje que aumentará al 60% en 2040, y al 90% en 2050.
De acuerdo con la posición del Parlamento, los países de la UE deben dar prioridad a las zonas de la Red Natura 2000 hasta 2030. Cuando un área se encuentre en buenas condiciones, los países de la UE velarán porque no se deteriore de manera considerable. Los Estados miembros también tendrán que adoptar planes nacionales de restauración que detallen cómo pretenden alcanzar estos objetivos.
Con vistas a mejorar la biodiversidad de los agroecosistemas, los países de la UE habrán de avanzar en dos de los tres indicadores siguientes: el índice de mariposas de los pastizales, la proporción de tierras agrícolas con características paisajísticas muy diversas, y las reservas de carbono orgánico en suelos minerales de tierras de cultivo. Además, deben tomarse medidas para aumentar el índice de aves comunes ligadas a medios agrarios, ya que estos animales son buenos indicadores del estado general de la biodiversidad.
Además, la Ley plantea la eliminación de barreras y la mejora de la conectividad hidráulica en al menos a 25.000 kilómetros de ríos, revertir el declive de las poblaciones y diversidad de polinizadores, restaurar ecosistemas forestales y urbanos, así como turberas drenadas mediante su rehumidificación por parte de agricultores y propietarios particulares.
No obstante, la nueva Ley de Restauración de la Naturaleza tiene una gran carga política ya que los partidos de derecha y de centroderecha del Parlamento Europeo convirtieron la normativa en un caballo de batalla contra la agenda verde de la Comisión Europea, torpedeando su tramitación al calor de las crecientes protestas de agricultores en distintos países de la UE. Sin embargo, la Ley ha logrado sobrevivir a los numerosos envites que ha sufrido en las distintas votaciones parciales y también a la aprobación definitiva del Parlamento Europeo, pero tras pasar por el trílogo -negociación a tres bandas entre el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo y la Comisión-, la ley es “menos ambiciosa” que la original propuesta de la Comisión Europea, y “pone una serie de cortapisas para reducir el posible impacto que pudiera tener sobre la economía, especialmente del sector agrícola”. Por ejemplo, ahora contempla un “freno de emergencia”, de manera que “si a escala europea se puede considerar que hay un riesgo sobre la soberanía alimentaria, los Estados miembros pueden solicitar una parada temporal de la aplicación de la ley, que debe estar justificada y puede durar hasta 12 meses”.
Tras haber sido respaldada por 329 votos a favor, 275 en contra y 24 abstenciones en el hemiciclo, para quedar oficialmente adoptada, sólo quedaba que el Consejo de la UE, que representa a los Estados miembros, confirmara también lo acordado en la negociación con la Eurocámara y la Comisión Europea, antes de ser publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea. Una vez se dé este paso, la Ley será definitiva y entrará en vigor 20 días después.
Sin embargo, ya han surgido trabas a su aprobación, debido a que Hungría se ha sumado a los países de la UE que la rechazan: el grupo formado por Finlandia, Suecia, Países Bajos, Austria, Polonia e Italia, por lo que la Ley de Restauración de la Naturaleza se quedó en el aire.
En la negociación con la Eurocámara y la Comisión Europea, a favor de la ley intervinieron países como Alemania, Francia, Portugal, Estonia, Dinamarca o Irlanda, cuyo representante hizo una encendida crítica al bloqueo, afirmando que se trata de una «vergüenza» y una «desgracia» para la UE.
Igualmente, tras dicha reunión ministerial, la presidencia belga aseguró que trabajará «duro» durante las próximas semanas «para encontrar posibles soluciones» que permitan desbloquear este semestre una ley que considera «todavía viva».
En este sentido, en una medida encabezada por Irlanda, 11 ministros de Medio Ambiente se han dirigido a sus homólogos de los países en contra de la ley para que se detuvieran a repensar sobre ello. La carta que les escribieron decía: “No hacerlo significaría que tendremos que ir a la conferencia de las Naciones Unidas sobre biodiversidad en Cali, Colombia, en octubre de este año, y decir que estamos resistiendo a nuestras promesas internacionales de proteger nuestras tierras y mares”.
Finalmente, en la víspera de la votación del 17 de Junio, Viena pasó al bando del «sí» y eso ha permitido que el Consejo de la UE alcance por la mínima la mayoría cualificada necesaria: un 66,07 % de la población de la UE, justo por encima del 65 % requerido.
Así pues, la Ley de Restauración de la Naturaleza se ha adoptado con los votos a favor de Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Alemania, Estonia, Irlanda, Grecia, España, Francia Croacia, Chipre, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Austria, Portugal, Rumanía, Eslovenia, Eslovaquia, el voto en contra de Italia, Hungría, Países Bajos, Polonia, Finlandia y Suecia y la abstención de Bélgica.
La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha expresado su satisfacción por la aprobación de la Ley, que ha calificado como una muy buena noticia para todos los europeos y la biodiversidad a nivel mundial. Ribera ha destacado el compromiso para recuperar los ecosistemas y el diálogo con los sectores económicos que dependen del buen estado de la naturaleza. También ha citado la experiencia española en temas como la recuperación del Mar Menor y Doñana.
Por otro lado, el catedrático de la Universidad de Alicante y presidente del capítulo europeo de la Sociedad para la Restauración Ecológica (SER), Jordi Cortina Segarra, uno de los impulsores desde la comunidad científica de la Ley de la Restauración de la Naturaleza, ha destacado el “abrumador consenso científico en favor de la legislación, que por primera vez fija objetivos de restauración ecológica en la UE, donde se calcula que un 81% de los ecosistemas están degradados. Ni siquiera los ecosistemas mejor conservados de España y de Europa están en buenas condiciones, los hábitats que están en buenas condiciones a nivel europeo representan sólo cerca del 15 %”. Además, “la restauración no es cosa de un día, necesita un plazo”, advierte Cortina.
En contra de lo que sugiere el discurso anti-ecologista que han recogido muchas protestas agrícolas, Cortina insistió en que la Ley de Restauración de la Naturaleza “no está en contra de la agricultura” sino todo lo contrario. Precisamente, recalcó que supone “una oportunidad para recuperar determinados paisajes mediterráneos y agrícolas que se están perdiendo”. “Queremos trabajar con los agricultores para garantizar una producción agrícola sostenible”, argumentó el ecólogo, y enfatizó que la norma busca restaurar muchos sistemas agrícolas “porque tienen un valor enorme en términos de servicios ecosistémicos y de biodiversidad”.
Asimismo, con el descenso de las poblaciones pesqueras agravándose a nivel mundial -dada la sobreexplotación de los recursos marinos y el consecuente agotamiento de los caladeros-, el presidente de SER en Europa defendió la restauración como forma de asegurar espacios de reproducción y, en última instancia, el futuro de la pesca.
Y las organizaciones ecologistas, por su parte, han reclamado ya al Gobierno que empiece a trabajar en el Plan Nacional de Restauración que corresponderá presentar a España con «la máxima participación pública».
Fuente principal EFE: Verde