Se ha detectado en Cataluña (España) el primer caso de infección de la bacteria Suttonella ornithocola que enferma a aves como el herrerillo, el carbonero o el mito y que en Alemania ha alcanzado la cifra de 18000 aves muertas desde el 22 de abril de 2023.
La bacteria Suttonella ornithocola que enferma a aves, es inofensiva para los humanos y los animales domésticos, pero en aves provoca una enfermedad pulmonar similar a una neumonía que se transmite por vía respiratoria por el aire. Sus síntomas son: dificultad para respirar (apreciándose un jadeo), pérdida de plumas en la cabeza, párpados cerrados y letargo, no reaccionado a los estímulos del ambiente como deberían, por lo que dejan acercarse a los humanos. También dejan de comer y no pueden tragar.
La enfermedad de la bacteria Suttonella ornithocola afecta especialmente al herrerillo común y otras especies de páridos, como el carbonero común, el carbonero garrapinos o el mito; los cuales suelen acudir con mayor confianza a los comederos y bebederos para aves silvestres y son más fáciles de avistar en parques y jardines. Cabe indicar que estas aves se alimentan básicamente de insectos y contribuyen a controlar algunas plagas tan perjudiciales como la procesionaria del pino. De hecho, uno de los métodos más empleados en la lucha biológica contra las plagas forestales, es la colocación de cajas nido para promover su presencia.
Cabe indicar que este patógeno fue descubierto por primera vez en 1996 en Inglaterra y Gales, cuando empezaron a morir aves como el mito, el carbonero garrapinos y el carbonero común. Sin embargo, desde 2005 en Gran Bretaña tan solo se detectan entre 0-2 brotes al año. En 2017 la enfermedad fue detectada en Finlandia y un año después llegó a Alemania, donde se han informado de hasta 18000 aves muertas, pero también se ha reportado en Luxemburgo, Bélgica y este de Francia. Y ahora, en mayo de 2023, el Instituto Catalán de Ornitología (ICO) ha informado la detección un herrerillo infectado en un jardín de Creixell, Tarragona (Cataluña, España) (imagen superior de cabecera).
Por otro lado, el Institut Català d’Ornitologia (ICO), junto con la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Servicio de Fauna y Flora del departamento de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat, han decidido poner en marcha la Red de alerta y detección de la enfermedad de la bacteria Suttonella ornithocola que enferma a aves en Cataluña. Los promotores de esta iniciativa hacen un llamamiento a la ciudadanía para que se comuniquen datos sobre nuevos posibles casos de esta enfermedad, con el objetivo de facilitar los estudios científicos, la prevención y posibles tratamientos. También ruegan difusión para evitar una mayor propagación de la enfermedad.
Además, explican que los comederos o bebederos que se colocan en jardines y parques, alientan a las aves a congregarse en un mismo punto. Estas aglomeraciones son un foco de propagación que se debe evitar. Al igual que ocurre con cualquier enfermedad respiratoria que se transmite por el aire, se debe mantener distancia con el resto de individuos infectados. Por tanto, es necesario no colocar estos recipientes para impedir la propagación de la bacteria de individuo a individuo.
Asimismo, en el caso de hallar un pájaro enfermo o muerto solicitan que se reporte la información a través del portal www.ornitho.cat o la aplicación para dispositivo móvil Naturalist, rellenando el cuestionario con la información que podamos aportar y adjuntando una foto del ejemplar, para que miembros autorizados del mismo ICO pasen a recoger el ave; así como el ICO detalla que, si se encuentra un ave muerta con síntomas sospechosos de la enfermedad, hay que ponerla en dos bolsas de plástico y guardarla en refrigeración; y si el ave está viva pero muy debilitada, colocarla dentro de una caja de cartón. En ningún caso, los particulares deben intentar capturar o atrapar a estas aves, y hay que recordar que, a pesar de tratarse de una enfermedad que no afecta a las personas, se deben tomar las medidas básicas de higiene, como lavarse las manos después de manipular el animal.
“Ha pasado una semana desde la detección del primer posible caso y no han aparecido otros registros de casos sospechosos. Sin embargo, se pide a todos que estén alerta y, si se detecta algún caso sospechoso, retirar inmediatamente los comederos y bebederos del jardín. Cabe recordar que durante todo el año los comederos deben mantenerse en condiciones higiénicas saludables”, indica la nota reproducida conjuntamente por el ICO y la Generalitat.
Fuentes: Restauración de Ecosistemas y La Vanguardia