Una mutación de la gripe aviar de alta patogenicidad que ha provocado la muerte de miles de aves marinas, se ha expandido rápidamente hacia regiones del mundo donde nunca antes se había detectado, afectando a estas aves e incluso a mamíferos, lo cual nos pone en alerta.
El virus de la gripe aviar se remonta a una granja de gansos en China en 1996. Desde entonces, el virus ha matado a millones de aves de corral y en el pasado saltó letalmente a los humanos. Sin embargo, en algún momento del año 2021, una cepa del virus mutó y se hizo aún más transmisible, afectando especialmente a aves marinas e incluso a mamíferos, la cual se expandió rápidamente desde el hemisferio norte al sur, apareciendo en regiones donde nunca antes se había detectado, y causando una situación sin precedentes que continúa hasta el presente.
“No es la primera vez que se oye hablar de la gripe (o influenza) aviar. Este virus, que afectaba a aves de corral, comenzó a detectarse en especies silvestres a inicios de los 2000, y a expandirse a través de las rutas migratorias de las aves”, explica la asociación Seo BirdLife. Así, en el verano de 2021, “mientras los seres humanos se libraban poco a poco de la peor pandemia del último siglo, las aves marinas empezaban a enfrentar la suya propia. La muerte de varios págalos grandes en las colonias escocesas por el virus H5N1 de influenza aviar de alta patogenicidad dio la voz de alarma”, recuerdan.
No obstante, James Pearce-Higgins, director científico del British Trust for Ornithology, dice que «No hemos visto antes este nivel de impacto poblacional, no tiene ningún precedente».
«Enseguida saltó la alarma por la rapidez con la que se estaban contagiando antes de la temporada de cría, en lugar de después», afirma Kevin Kelly, de la RSPB.
«Lo que hemos visto con esta mutación de la gripe aviar, es que parece mucho más fácil de transmitir», afirma Ruth Cromie, consejera de Sanidad de la Fauna Silvestre de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres.
Así, en todo el mundo, la lista de mortalidades masivas entre las especies silvestres ha ido creciendo, en particular entre las colonias de cría en las que las aves se agrupan en gran número, desde los pelícanos dálmatas en Grecia y los playeros en los Países Bajos, hasta los charranes del Caspio en el lago Michigan de Wisconsin.
En el invierno de 2021 la nueva mutación de la gripe aviar causó mortalidades «masivas» de barnaclas cariblancas, charranes, gaviotas dorsinegras y alcatraces en Reino Unido, además de que comenzó su expansión por Norteamérica.
A inicios de 2022 la tasa de mortalidad de aves marinas fue alta en varios puntos de África, como en el Parque Nacional de las Aves del Djoudj (Senegal), una de las reservas ornitológicas más importantes del mundo.
En la primavera de 2022 el virus impactó de manera catastrófica en las colonias europeas de pelícano ceñudo, alcatraces, gaviota cabecinegra, araos y charranes (las de charrán patinegro, las más afectadas), calculándose que menos de la mitad de los reproductores volvieron a sus áreas de invernada después de la cría. A nivel europeo, esta mutación del virus de la gripe aviar se ha detectado en unas 400 especies de aves diferentes.
En España, donde hay un Programa Nacional de Vigilancia de la Influenza Aviar para la detección precoz de la enfermedad, se han observado ya más de un centenar de casos de gripe aviar en aves silvestres, poniendo en riesgo poblaciones de especies sensibles, como las de charrán patinegro y pagaza piconegra, que han evidenciado mortalidad por la enfermedad en el Parque Natural de la Albufera de Valencia. Asimismo, durante el actual brote, entre el 1 de julio de 2022 y el 7 de junio de 2023 se han detectado 7 focos en aves domésticas, 1 en aves cautivas y 117 casos en aves silvestres en las comunidades autónomas de Andalucía, Cataluña, Galicia, País Vasco, Aragón, Castilla y León, Castilla la Mancha, Cantabria, Extremadura, Madrid, La Rioja, Asturias, Murcia y Valencia. Preocupan especialmente los focos de los parques naturales de la albufera de Valencia y el delta del Ebro, “ambos lugares de extrema importancia para las aves marinas y acuáticas”.
Por otra parte, no fue hasta principios de 2023 cuando la gripe aviar alcanzó Sudamérica, donde, en tan solo cuatro meses, se contabilizaron 22.000 aves muertas en las Costas de Perú, pero también ha afectado de forma importante a otros países como Colombia, Chile, Argentina, Cuba, Ecuador, Uruguay, Panamá, Honduras, Costa Rica, Guatemala, Bolivia, Venezuela, y hasta la Patagonia, según indica el Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS por sus siglas en inglés), la base de datos de la Organización Mundial de la Sanidad Ambiental. Aquí destaca la rapidez con la que se ha extendido el virus entre las aves silvestres, afectando sobre todo a especies como los pelícanos (Pelecanus occidentalis), ya que son aves que viven juntas y en grupos. “Los pelícanos son gregarios y les gusta estar juntos, y esta enfermedad se dispersa por las secreciones y las heces. Los pelícanos son buenos para juntarse en una misma roca y si llega un ave enferma contagia a los demás”. Además, “es probable que el virus vuelva hacia el norte y que ingrese también a países como Paraguay y Brasil, en los que hasta ahora no se ha detectado el virus”.
Es importante señalar que las poblaciones de aves marinas que se están viendo reducidas por la gripe aviar, ya están en peligro por otras muchas amenazas combinadas del cambio climático, la sobrepesca de sus presas, las capturas accidentales en las pesquerías y los depredadores mamíferos no nativos que se comen sus huevos y polluelos, como las ratas y los gatos.
Además de ser centinelas de la salud de los océanos, las aves marinas también desempeñan funciones vitales en los ecosistemas marinos y terrestres. Trasladan nutrientes esenciales en sus heces y, como principales depredadores del océano, muchas especies de aves marinas ayudan a regular el resto de la red alimentaria.
En referencia a esto último, las aves depredadoras que coman los cadáveres infectados probablemente se contagiarán de la gripe aviar. Este es el caso de las skúas grandes, aves notoriamente agresivas que normalmente persiguen a alcatraces y les obligan a regurgitar sus capturas. «Ahora eso no se ve, probablemente porque hay muchos alcatraces muertos de los que alimentarse». Después de que las grandes skúas revuelven sus cadáveres, su infección es evidente, ya que algunos vuelan en círculos sobre sí mismos en el aire. El número de skúas en las Shetland (Reino Unido) se ha reducido al menos a la mitad.
«Se puede ver rápidamente cómo el virus de la gripe aviar se puede traducir en un impacto para estas especies realmente grande a nivel global», dice Pearce-Higgins. Muchas de las aves marinas que se están contagiando del virus son longevas y se reproducen lentamente. Las skúas tardan unos siete años en alcanzar la madurez y ponen dos huevos al año. Los alcatraces solo ponen uno. Esto significa que cualquier recuperación de las poblaciones será innatamente lenta.
Por otro lado, la nueva mutación de la gripe aviar también ha afectado a por lo menos 30 especies de mamíferos en todo el mundo. En la base de datos publicada por el Sistema Mundial de Información Zoosanitaria de la OMSA aparecen mamíferos afectados como osos, zorros, visones, coyotes, gatos, linces, pumas, tigres, mapaches, así como focas y leones o lobos marinos. El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas de Perú (Sernanp) ha reportado la muerte de más de 60 mil aves marinas y alrededor de 3500 mamíferos, la mayoría lobos marinos sudamericanos (Otaria flavescens), pero también lobos marinos finos (Artocephalus australis), dentro de las áreas naturales protegidas del país. Chile reportó la muerte de 532 lobos marinos en las costas del país en el primer trimestre de 2023. Además de los lobos, se han encontrado 234 pingüinos de Humboldt y seis chungungos varados y muertos, principalmente en las costas de Arica, Parinacota y Atacama. Asimismo, en julio se confirmó la presencia de gripe aviar en un número inusualmente alto de focas varadas y moribundas en la costa de Maine.
“Debido a que las aves marinas y los lobos marinos comparten hábitat es muy factible que el contagio sea directo de ave a mamífero. Sin embargo, también existe la posibilidad de que el contagio sea directo entre los lobos marinos y eso sería transmisión de mamífero a mamífero”. Esta posibilidad es una preocupación porque los humanos somos mamíferos.
En esta línea, un contagio masivo de visones en España ha causado preocupación en la comunidad científica. “El caso más llamativo fue el de los visones, porque fue dentro de una granja de producción donde había miles de individuos, todos juntos. Es el primer registro donde probablemente se haya dado el primer caso de transmisión de mamífero a mamífero. Esto es lo que ha intensificado aún más la preocupación de que el virus aviar se estuviera adaptando a los mamíferos y que se pudiera estar acercando a los humanos”. Hasta ahora, solo hay un informe asintótico de esta cepa de gripe aviar que salta a los humanos, aunque los futuros brotes zoonóticos siguen siendo una posibilidad.
También cabe indicar que todavía no está claro qué especies pueden portar el virus de forma asintomática. James Pearce-Higgins cree que un grupo de aves en el Reino Unido que podría estar actuando como vector del virus, son las gaviotas.
“Ante una pandemia de tales dimensiones es necesario extremar las precauciones y tomar medidas de gestión adecuadas para evitar el contagio a las especies más sensibles”. Así pues, lo que urge, según Ruth Cromie, es poner en marcha planes de respuesta nacionales y regionales antes de que se produzcan más brotes en las aves silvestres.
Hasta ahora, la mayor parte de la atención se ha centrado en el seguimiento del virus entre las aves domésticas. Muchos conservacionistas y científicos abogan por una financiación mucho mayor para estudiar la propagación del virus entre las aves silvestres.
Entre las posibles estrategias que sugiere Cromie, figuran no construir granjas avícolas cerca de las colonias de aves silvestres, mantener a los paseantes de perros fuera de las zonas importantes y crear zonas de exclusión aérea para evitar el estrés de las aves mientras anidan. Las autoridades también necesitan saber si es una buena idea recoger los cadáveres de las aves, una cuestión que no ha quedado clara a lo largo del actual brote. Así como se debe instar a los gobiernos a destinar más fondos a programas de conservación que ayuden a reducir las amenazas obvias y preexistentes para las aves marinas, de modo que tengan la mayor oportunidad posible de recuperarse.
Desde SEO BirdLife advierten que es necesario mejorar el estado de conservación de las aves marinas para aumentar su resiliencia ante eventos como este y animan a la población a participar en los programas de ciencia ciudadana, como la aplicación móvil Inspección Costera de Aves Orilladas (ICAO), que puede aportar valiosa información sobre el impacto de esta enfermedad.
Asimismo, todos los países que tienen algún tipo de conexión por las rutas de migración de las aves deberían tener un sistema de alerta o de alarma para compartir las secuencias genéticas. “Es importante que se puedan unir esfuerzos para documentar lo que está pasando y mitigar, hasta donde sea posible, el contagio del virus. No solo porque puede saltar a humanos, sino también porque estamos perdiendo especies emblemáticas en nuestras costas. Ha llegado a Chile y desde allí puede llegar a la Antártida. Se está desarrollando algo que puede ser muy severo y con consecuencias globales”.
Finalmente, para contribuir a la conservación de las aves marinas, la asociación Seo BirdLife da algunos consejos si algún ciudadano se encuentra un cadáver. El primer consejo es evitar tocarlo. Tras encontrar al animal se debe llamar al 112 o al Centro de Recuperación de Fauna (CRF) provincial correspondiente y seguir las instrucciones. «Los agentes ambientales se desplazarán a la localización señalada para recoger el animal o su cadáver», explican.
También recomiendan que si se pasea con un perro hay que mantenerlo atado y a la vista, para evitar que ingiera partes del animal muerto o que provoque molestias a animales enfermos.
Por último, instan a enviar los datos de la observación a través de la app ICAO, disponible para Android e IOS, para contribuir a mejorar el conocimiento de las causas de mortalidad en aves marinas.
Fuentes: National Geographic, Animal’s Health y Mongabay