El Bisfenol A o BPA es un producto químico utilizado en la producción de muchos plásticos, estando presente en cantidad de cosas como DVDs y recibos de cajas registradoras. Tras su aplicación en la industria, termina en plantas de tratamiento de aguas residuales, causando problemas de contaminación. Además, se sabe que es tóxico y por ello, se está prohibiendo su utilización en algunos productos como envases.
En un artículo publicado en la revista “Green Chemistry”, Terrence J. Collins de la Universidad Carnegie Mellon, junto a otros investigadores de la misma institución, otros de la Universidad de Oregon y otros de la Universidad de Aukland, presenta evidencias sobre la toxicidad del BPA y su necesidad urgente de ser eliminado del agua, proponiendo, para ello, una nueva técnica con una eficacia del 99% en tan solo 30 minutos y manteniendo un pH casi neutro, lo cual es muy importante en las plantas de tratamiento de efluentes.
Cabe indicar que esta no es la primera vez que se proponen técnicas de eliminación del BPA en el agua. Diferentes tecnologías de tratamiento basadas en métodos de oxidación con peróxido de hidrógeno, peróxido de hidrógeno y sales de hierro (reactivo Fenton), ultrasonidos y ozonización, han mostrado su eficacia en la eliminación de este elemento. Además, estos tratamientos permiten obtener productos derivados de los lodos de mayor valor con aplicación como bioplaguicidas, bioherbicidas, biofertilizantes, de bajo coste y competitivos con los productos químicos y biológicos en los mercados actuales. Sin embargo, este campo aplicación es discutible debido a la presencia de compuestos orgánicos como BPA.
En este caso, Collins y sus colegas proponen un sistema que combina peróxido de hidrógeno con un grupo de moléculas denominadas “activadores TAML”, las cuales actúan como las enzimas de nuestro cuerpo, acelerando las reacciones químicas. Así, esta combinación hace que el BPA se agrupe en moléculas más grandes llamadas oligómeros, los cuales son inofensivos y pueden filtrarse fuera del agua.
Finalmente, para comprobar que el agua era segura, los investigadores la analizaron con embriones de peces cebra, donde obtuvieron resultados satisfactorios.
«Hemos resuelto un problema de investigación de un billón de dólares», dijo Collins a New Scientist. «Este tratamiento lo puede hacer cualquier persona, en cualquier lugar, y con cualquier cantidad de agua».
Efectos del BPA en humanos y en el medio
Por otro lado, hay que destacar la importancia de lograr eliminar el BPA de nuestras aguas ya que resulta dañino para las personas y el medio ambiente.
El equipo del doctor Richard Stahlhut de la Universidad de Rochester, observó los niveles de BPA en la orina de 1469 adultos, donde vieron que aunque las personas ayunaran un día entero, todavía mantenían importantes niveles del químico, lo que sugiere que permanece mucho más tiempo dentro del organismo y que además, es ingerido por otras fuentes aparte de los alimentos, como el agua potable o el polvo del hogar. Habitualmente, se suele incorporar cuando es filtrado del plástico a la leche, agua o alimentos envasados.
Una vez en el cuerpo, el BPA imita a la hormona estrógeno, actuando como un disruptor endócrino. Si entra en el tejido adiposo, su eliminación es todavía más lenta.
Toxicólogos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos expresaron su preocupación de que el BPA pudiera tener efectos perjudiciales sobre el desarrollo de la próstata y el cerebro y generar cambios de conducta en los fetos, los bebés y los niños. Además, un estudio realizado en el 2008 por científicos británicos, demostró que los niveles elevados de Bisfenol A en el cuerpo se relacionaban con enfermedad cardíaca, diabetes y anormalidades en las enzimas hepáticas.
Por otra parte, una vez que los animales marinos, como los peces, absorben las moléculas de BPA en sus cuerpos, éstas pueden luego afectar a los seres humanos que los comen. Dado que el BPA puede seguir contaminando el medio ambiente y la cadena alimentaria a través de un ciclo constante de consumo y eliminación, es esencial desarrollar métodos para remediar la contaminación de BPA.
Por ello, como ya hemos dicho, cada vez más países están prohibiendo el uso de BPA en productos manufacturados. Sin embargo, Collins dijo: “No hay escapatoria al BPA para ninguna criatura viviente. El uso global masivo de ese químico produce una sobrecarga en la infraestructura ya exigida de tratamiento de agua y la mayor parte de las descargas de agua de Bisfenol A simplemente nunca llegan a instalaciones de tratamiento de agua”.
Finalmente, Collins llega a la conclusión de que los vertederos e instalaciones industriales podrían fácilmente implementar su nueva técnica propuesta para eliminar el BPA del agua.
Fuentes: Royal Society of Chemistry, fluence y Reuters