A finales de 2023, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico dio luz verde a la inclusión de ocho nuevos espacios marinos protegidos en la Red Natura 2000, ampliando la superficie marina protegida en España en unos 93 000 km2. Con esta propuesta, el porcentaje marino que queda bajo alguna figura de protección se eleva hasta algo más del 21%.
España cuenta con una superficie marina de un millón de km2, aproximadamente el doble que la terrestre, y presenta la mayor biodiversidad marina de Europa. Además, la mayor parte de la población vive en las zonas costeras. Pero no fue hasta hace relativamente poco que se empezó a tomar conciencia de la necesidad de aumentar la protección marina para frenar las crecientes presiones y amenazas que se ciernen sobre nuestros mares.
La inclusión de estos ocho nuevos espacios marinos protegidos supone un significativo avance, fruto del esfuerzo conjunto de más de 150 científicos y expertos de diversas entidades de toda España durante un período de tres años. Con esta ampliación, España avanza en el objetivo mundial de proteger al menos el 30% de la biodiversidad para 2030, acordado en la cumbre de Biodiversidad COP 15 celebrada en Montreal (Canadá), así como en la estrategia de la Unión Europea sobre Biodiversidad para 2030 y el Plan estratégico estatal del patrimonio natural y de la biodiversidad a 2030, que recoge la necesidad de alcanzar un 30 % de protección y gestión efectiva, tanto de la superficie terrestre como de la marina.
En estos paraísos marinos encontramos especies desde cachalotes, orcas, pardelas o tortugas hasta corales, gorgonias, esponjas y poliquetos, entre otras muchas, y hábitats de interés comunitario que, desde ahora, cuentan con un régimen de protección preventiva que deberá culminar con la publicación de un plan de gestión en menos de 6 años.
Los ocho nuevos espacios marinos protegidos aprobados en España son:
- El Canal de Ibiza en el Mediterráneo: alcanza una profundidad de 2000 metros y en él se encuentran montes submarinos de interés con presencia de especies vulnerables sésiles. Destaca el monte submarino “Stone Sponge Seamont”, con su base a 1.300 metros de profundidad y la cima a 730 metros, cuya denominación obedece a la presencia de una comunidad de esponjas silíceas de la especie Leiodermatium pfeifferae (Carter, 1873). Además, esta zona también acoge especies como la tortuga boba y el delfín mular, y la lamprea marina.
- El Espacio Marino de los Cañones de Alicante, en el Mediterráneo: cuenta con varios escarpes y montes submarinos que albergan bancos de corales blancos, “bosques” de gorgonias y corales negros, además de otros hábitats vulnerables como los “campos” de Leptometra, corales blandos o “bosques de coral bambú”.
- Los montes submarinos del Suroeste de las Islas Canarias: conformados por varias montañas y bancos submarinos, de origen volcánico, con dos cimas a menos de 1.000 metros de profundidad (Echo, Bimbache). En ellos, se encuentran comunidades profundas de arrecifes de aguas frías, con especies longevas y con una dinámica poblacional lenta y muy sensible al impacto de la actividad humana.
- Los montes submarinos del Noreste de las islas Canarias: es una zona considerada como área sensible por ser un corredor marino, en la que se encuentran especies como la tortuga común y otras tortugas marinas.
- El Estrecho Occidental, en el Golfo de Cádiz: el único punto de conexión entre las aguas del Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo. Cuenta con una elevada productividad biológica, siendo a su vez zona de alimentación de especies de cetáceos, como el delfín común, el delfín listado, el delfín mular, el calderón común, el cachalote, la orca y el rorcual común, entre otras especies. Además, en el Estrecho también viven muchas tortugas marinas y otras especies muy sensibles.
- El Espacio Marino de Jaizkibel-Capbretón, situado frente a la costa vasca: cuenta con gran diversidad de algas y mamíferos marinos.
- El Corredor Migratorio Galaico-Cantábrico Occidental: zona de especial conservación para las aves (ZEPA) localizado en la costa gallega y cantábrica occidental. Desde SEO/BirdLife la denominan como la “gran autopista del noroeste”, ya que lo cruzan centenares de miles de aves marinas de decenas de especies cada año. Además, con su ampliación “se blinda en parte el desarrollo de parques eólicos marinos, una de las amenazas potencialmente más importantes para las aves en paso, dentro de este gran corredor”, apuntan desde Seo/BirdLife, aunque la información sobre la extensión del corredor mar adentro es deficiente.
- El Espacio marino del Baix Llobregat-Garraf: otra zona de especial conservación para las aves (ZEPA) localizada frente al municipio de Ca l’Arana, que se amplía ligeramente y contribuye a una mejor protección de este importante espacio marino, tras haberse abierto un procedimiento de infracción por la Comisión Europea por incumplimiento de la aplicación de la Directiva 2009/147/CE, en el Delta del Llobregat.
Así pues, proteger de forma efectiva estas áreas permitirá preservar una amplia variedad de especies y hábitats, muchas de ellas únicas, contribuyendo así a la biodiversidad global. Esto mejorará la salud de los mares y garantizará un equilibrio ecosistémico crucial frente a los impactos de la crisis climática, proporcionando entornos más resilientes y adaptativos y son una garantía para la restauración de hábitats y la recuperación de especies amenazadas.
Asimismo, una gestión adecuada con prácticas pesqueras sostenibles no solo favorece la conservación de los recursos pesqueros, sino que también asegura la viabilidad a largo plazo de las pesquerías, contribuyendo de esta manera a la seguridad alimentaria global.
Además, las áreas marinas protegidas son un reclamo para el turismo, ofreciendo oportunidades en las comunidades costeras para la educación ambiental y experiencias recreativas responsables con el entorno. Con respecto a esto, desde WWF indican que “por primera vez, estamos consiguiendo que se preste atención a nuestras costas por su riqueza medioambiental y no por el turismo sobrecargado, la presencia de la industria o la contaminación plástica”.
Sin embargo, aun queda mucho por hacer. Incluso contando con estos ocho nuevos espacios marinos protegidos, el porcentaje marino que queda bajo alguna figura de protección es solo del 21%, no obstante, cabe recordad que hace solo 19 años ese porcentaje era menor del 1%, por lo que debemos de estar agradecidos con el esfuerzo llevado a cabo por organizaciones como WWF y SeoBird Life.
Así pues, la inclusión de estos nuevos espacios es un paso significativo, pero ahora el esfuerzo se debe dirigir a garantizar que esta protección sea efectiva; es crucial ir más allá de las designaciones en papel y desarrollar planes de gestión con un enfoque participativo, ecosistémico y realista.
Fuentes: WWF y Condé Nast Traveler