La “trayectoria prolongada y sobresaliente” de Pere Estupinyà, director y presentador del programa El cazador de cerebros (TVE), en la transmisión del mejor conocimiento a la sociedad, así como la “activa labor de difusión” que ha llevado a cabo el biólogo Lluís Montoliu en múltiples plataformas y formatos multimedia, han sido reconocidos en la III edición de los Premios CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica 2024, donde también se otorgaron ayudas a los jóvenes periodistas científicos Alejandro Muñoz y Ana Lozano.
El objetivo de los galardones de los Premios CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica 2024 es reconocer las mejores contribuciones a la difusión de la ciencia en España, tanto desde los medios de comunicación convencionales y las nuevas plataformas digitales, como desde centros de investigación, universidades, hospitales, empresas y otros organismos de investigación.
Tanto los dos Premios –dotados cada uno de ellos con 40.000 euros– como las dos Ayudas –dotadas cada una de ellas con 35.000 euros– forman parte del Programa de Impulso a la Comunicación Científica, creado en 2021 por el CSIC y la Fundación BBVA, y pretenden reconocer e incentivar el trabajo indispensable de los periodistas y comunicadores que informan de manera rigurosa y atractiva sobre los avances de la ciencia, así como mejorar la formación en este campo decisivo para la cultura científica de la sociedad.
Pere Estupinyà: contar la ciencia desde el rigor, con narrativas innovadoras y atractivas
En la categoría de periodistas especializados en comunicación científica, el jurado ha galardonado a Pere Estupinyà por introducir “nuevas formas de llevar la ciencia a todos los públicos, a través de distintos canales y medios –televisión, radio y libros– manteniendo siempre el rigor y con un alto impacto”. El acta del premio resalta que “la comunicación que realiza abarca un amplio abanico de disciplinas”, tal y como refleja el “programa de referencia” al que ha dado forma y dirige en La 2 de la televisión pública, así como la sección semanal de actualidad científica que presenta en A vivir que son dos días, de la Cadena Ser, y los seis libros divulgativos con los que también ha logrado trasladar los avances en la investigación al público general.
Pere Estupinyà (Tortosa, Tarragona, 1974) considera que “vivimos un momento en el que con frecuencia la desinformación y la pseudociencia fluyen de manera más eficiente por las redes sociales”, pero precisamente por eso “el papel del periodismo científico riguroso, con fuentes fiables y capaz de enganchar al público, es cada vez más trascendente”.
Su carrera profesional arrancó en 2001 cuando, tras licenciarse en química y bioquímica por la Universitat Rovira i Virgili y realizar un máster en biología molecular, empezó a trabajar como guionista en el programa REDES de TVE, dirigido por Eduard Punset. A partir de ese momento, comenzó a compaginar su actividad en televisión con la publicación de reportajes sobre la actualidad científica en medios como La Vanguardia y la revista Muy Interesante, entre otros. “La ciencia me fascinaba”, recuerda, “pero durante la carrera me sentía frustrado porque leía en los medios sobre descubrimientos alucinantes que no estaban en el temario, y como quería saber más sobre estos campos de vanguardia, empecé a leer libros de divulgación. Así nació mi propio interés por comunicar ciencia: me pareció una manera ideal de aprender más sobre cuestiones que me apasionaban, pero no encontraba en los libros de texto”.
Seis años después, en 2007, se convirtió en el primer español que obtuvo la prestigiosa beca de formación en periodismo científico del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT): el Knight Science Journalism Fellowship. Tras mudarse a Boston, empezó a compaginar esta beca con el blog Apuntes Científicos desde el MIT, publicado en la edición digital de El País, que alcanzó una amplia audiencia al poner el foco sobre la investigación puntera realizada en los principales centros de investigación de EEUU. “La experiencia en el MIT fue absolutamente transformadora”, señala, “porque allí estaba rodeado de periodistas científicos críticos, no de cheerleaders de la ciencia, que cuestionaban a los propios investigadores y analizaban tanto el contexto de su trabajo, como sus implicaciones sociales, económicas y éticas. Además, tuve acceso a científicos líderes en sus campos, que me contaban no lo que ya habían publicado, sino los temas en los que estaban trabajando, dándome un acceso privilegiado a conocimiento que todavía no era público”.
Tras finalizar su beca en el MIT, Estupinyà vivió otros siete años en Washington D.C. y Nueva York, donde además de continuar con su blog, trabajó en el equipo de comunicación de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (NIH) y empezó a colaborar también como corresponsal en EEUU de la agencia de noticias científicas SINC, así como en otros medios como Eureka, el suplemento dominical de ciencia de El Mundo. Al mismo tiempo, entre 2009 y 2014 se convirtió en el Knight Science Journalism Tracker del MIT, cuya función era analizar semanalmente, con una mirada crítica, la cobertura de la actualidad científica en todos los medios escritos de España y Latinoamérica. Durante esos años, inició también su trayectoria como autor de libros divulgativos: en 2010 publicó El Ladrón de Cerebros, que con seis ediciones alcanzó una amplia audiencia en España y Latinoamérica, y tres años después S=EX2: La Ciencia del Sexo, que puso al alcance del público general la investigación científica sobre la sexualidad humana.
Todos estos trabajos sentaron las bases del proyecto de comunicación científica con el que Estupinyà ha alcanzado su mayor éxito: la dirección y presentación del programa El Cazador de Cerebros en TVE, que desde 2016 lleva ya 7 temporadas en antena, difundiendo las principales líneas de investigación de frontera en todos los campos, a través de entrevistas con los científicos que las lideran a escala internacional. “Estamos grabando ahora la octava temporada, que incluirá un episodio especial número 100”, destaca. “Creo que la clave de su éxito está en una combinación de su credibilidad científica, por la solvencia de los investigadores de primer nivel a los que entrevistamos, y su estilo dinámico, que cuenta historias muy interesantes de manera ágil. Nos tomamos la ciencia muy en serio, siempre desde el rigor, pero la intentamos contar siempre con una narrativa divertida, que cuida mucho la imagen y el ritmo”.
En paralelo a la producción de El cazador de cerebros, Estupinyà ha continuado colaborando en algunos de los principales medios, particularmente en la Cadena Ser, donde desde septiembre de 2016 comenta la actualidad científica cada domingo en el programa A vivir que son dos días, el programa líder del fin de semana en la radio española, con más de dos millones de oyentes. “Algo que me fastidia”, señala, “es que la ciencia casi siempre se comunica en los medios cuando está terminada, con la publicación de un paper. Pero muchas veces la historia más interesante, y la que mejor transmite a la sociedad los principios y métodos en los que se basa la ciencia, es el proceso a través del cual se construye el conocimiento”.
Lluís Montoliu: historias para acercar la genética y la bioética a la sociedad
En la categoría dirigida a investigadores que hayan contribuido a la difusión del conocimiento a la sociedad, el galardón ha reconocido a Lluís Montoliu, investigador científico del CSIC y vicedirector del Centro Nacional de Biotecnología, por compaginar “una carrera científica de primer nivel” con una extensa labor divulgativa “que destaca por su calidad”. En particular, el jurado ha resaltado “la comunicación que ha realizado en torno a la edición genética y las enfermedades raras”, que ha alcanzado “audiencias muy diversas” a través de múltiples formatos, como su blog Gen-Ética, su canal de Youtube y sus seis libros divulgativos, así como sus numerosas colaboraciones en prensa, radio y otros medios.
Lluís Montoliu (Barcelona, 1963). Comenzó a divulgar ya desde su etapa como estudiante de Biología en la Universidad de Barcelona y, cuatro décadas más tarde, se ha convertido no solo en un destacado investigador en campos como la edición genética y las enfermedades raras, sino también en un exitoso divulgador que ha logrado transmitir el mejor conocimiento sobre su área de estudio a amplias audiencias, a través de múltiples canales y formatos.
En el año 2005, el galardonado recibió un mensaje enviado por el padre de un niño con albinismo que le pedía que les explicara, a él y a otras familias en la misma situación, en qué consistía aquella enfermedad desde el punto de vista científico. Montoliu no dudó en aceptar la invitación y aquella charla sobre el albinismo impulsó definitivamente su trayectoria como divulgador científico. Al año siguiente, ayudó a constituir la asociación ALBA de ayuda a personas con albinismo y desde entonces ha forjado una estrecha colaboración con los pacientes y sus familiares que se ha traducido en una gran variedad de proyectos de comunicación.
“El ver que por una vez están entendiendo lo que les pasa a sus niños y a sus niñas, eso no tiene precio”, apunta. Al mismo tiempo, el propio Montoliu resalta que también se ha beneficiado de esta colaboración: “Mi gran escuela de divulgación son los pacientes. Tú puedes saber mucho de una determinada enfermedad porque la has investigado, pero tienes que aceptar que los pacientes saben siempre más que tú, porque ellos conviven con la enfermedad 24 horas al día”.
El investigador premiado con uno de los Premios CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica 2024, ha logrado alcanzar un público masivo gracias a sus seis libros de divulgación –entre ellos, Editando genes: recorta, pega y colorea (2019) sobre la técnica CRISPR y ¿Por qué mi hijo tiene una enfermedad rara? (2023)–; su blog sobre los límites éticos de la investigación Gen-ética –alojado en la plataforma divulgativa Naukas; centenares de artículos en los principales periódicos e intervenciones en programas de radio y televisión, así como numerosas conferencias y clases en institutos de educación secundaria. También ha apostado por la comunicación científica a través de las redes sociales, donde ha logrado un amplio número de seguidores en X (antes Twitter), YouTube, LinkedIn e Instagram.
Más recientemente, ha explorado otras redes como Threads, Mastodon o Tiktok: “Si hay un vídeo de uno o dos minutos que llega a gente a la que habitualmente no le llegaría yo porque no está en las otras redes, bienvenido sea”, expone. En todo caso, reconoce que su medio preferido es la radio, y desde 2019 colabora regularmente en el programa A hombros de gigantes de Radio Nacional de España: “Ahí no hay imágenes, estás tú solo con las ideas que quieres contar. Y si logras pintar con palabras lo que quieres explicar, tienes un objetivo conseguido”, apunta.
Su alcance y, sobre todo, el interés que suscita en sus conferencias para públicos de todas las edades constatan, según el galardonado, que a la sociedad sí le interesa la ciencia. “Corren mensajes de que la juventud está desconectada de todo, pero no es verdad. Si utilizas las palabras adecuadas, puedes contactar con ellos”, afirma. En este sentido, defiende que no hay un solo estilo correcto para la divulgación, sino que el éxito radica en el “diálogo”. “Lo que cuenta es si has conectado con el público o no”, resume.
Asimismo, como investigador, aprecia el valor de comunicar sus propios descubrimientos científicos por la “satisfacción” que le aporta y también por “la ocasión de conocer a gente maravillosa a la que probablemente nunca hubiera llegado sin la divulgación”. Aunque celebra la oferta cada vez mayor de cursos para aprender a trasladar los resultados de la investigación a públicos no especializados, considera que estos deberían incorporarse a la formación que se imparte al inicio de la carrera investigadora.
Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica 2024
Por otro lado, los jóvenes periodistas científicos Alejandro Muñoz y Ana Lozano han recibido las dos Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica, que les permitirán realizar estancias en institutos, laboratorios y centros del CSIC para conocer de manera directa todo el proceso de investigación. Con esta inmersión, tendrán la oportunidad de interactuar con investigadores y conocer el desarrollo de proyectos científicos singulares, para reforzar su especialización en comunicación científica.
Alejandro Muñoz Fernández es graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en Innovación en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche. En su trayectoria profesional, de carácter multidisciplinar, ha trabajado como creador de contenidos audiovisuales para la embajada de España en Washington D.C., así como asesor de comunicación en el Ministerio de Ciencia e Innovación. Más recientemente, ha colaborado con la agencia SINC para la elaboración de noticias, entrevistas y reportajes tanto escritos como en vídeo en materia de ciencia e innovación.
Su principal motivación para solicitar esta ayuda ha sido la oportunidad de contribuir a una mayor concienciación pública sobre la relevancia de los recursos hídricos y a la promoción de políticas y prácticas que fomenten la sostenibilidad y la equidad en el uso del agua, prestando especial atención al desafío que supone para el ámbito de la agricultura: “Esta ayuda me va a permitir tener acceso a la gente que realmente genera el conocimiento en estas materias, que son los científicos, por lo que poder estar en esos entornos va a ser muy significativo para mi trabajo”.
Por ello, ha escogido un itinerario que le permitirá conocer de primera mano la investigación que se desarrolla la Estación Biológica de Doñana, el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, el Centro de Recursos Fitogenéticos y Agricultura Sostenible y el Centro de Investigaciones sobre Desertificación.
Por su parte, Ana Lozano del Campo es graduada en Biología por la Universidad de Alcalá (Madrid). Posee, además, un posgrado en Sostenibilidad y Educación por la Universidad Nacional de Educación a Distancia y un máster en Historia de la Ciencia y Comunicación Científica por la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante). A lo largo de su trayectoria en el campo de la comunicación científica ha colaborado con la Cadena SER de Guadalajara en programas como Los viernes de la ciencia y Hablamos de vida saludable y deporte.
El interés de Lozano por la difusión de la ciencia le llegó en el momento de cursar un máster. “Precisamente al tener contacto directo con la investigación me di cuenta de que donde realmente me gustaba estar no era en la posición de generar la ciencia, sino de contarla, de estar en esa frontera entre quien genera el conocimiento y quien lo recibe”, recuerda. Por ello, su principal motivación a la hora de solicitar esta ayuda ha sido acercar la investigación al gran público y promover la cultura científica desde una visión rigurosa y amplia, que avive la curiosidad y fascinación por la vida y la ciencia.
Desde esta óptica, el itinerario elegido le permitirá conocer de primera mano las investigaciones que se realizan en el Centro de Astrobiología (Madrid), el Instituto Cajal (Madrid), la Estación Biológica de Doñana y el Instituto de Filosofía (Madrid).
Fuente: Fundación BBVA