El próximo mes de octubre, la Comisión del Océano Antártico se reunirá para discutir la creación del Santuario Antártico, que abarca 1,8 millones de kilómetros cuadrados, tres veces el tamaño de España. Una expedición pionera compuesta por un equipo científico, pilotos de submarinos y expertos en maniobras en hielo, viajará a bordo del “Arctic Sunrise” de Greenpeace para explorar por primera vez el lecho del mar de Weddell y exigir la creación de dicho santuario marino. Cabe indicar que la protección de la zona ayudaría a conservar la vida silvestre, pero también a tener un océano sano que mitigue los peores efectos del cambio climático.
En los años 50, la firma del Tratado de la Antártida, aseguraba que este continente se conservase “para la paz y la ciencia”. 30 años más tarde, en los 80, compañías mineras y petroleras acechaban los depósitos de minerales y petróleo bajo la Antártida, pero un movimiento mundial impulsado por Greenpeace, logró la creación del Parque Mundial de la Antártida para detener a esas empresas. Años más tarde, Greenpeace estableció una base en el continente para pedir la protección de la Antártida ante la actividad minera, movimiento que finalizó en 1991, quedando prohibidas las industrias extractivas en toda la masa del continente.
Dado que la Antártida ya cuenta con un convenio internacional que puede servir como radiografía y marco legal de la zona, ahora es el momento de garantizar que también sus aguas estén protegidas. La creación de un Santuario Antártico es el primer paso para conseguir que las Naciones Unidas aprueben el Tratado Internacional de Protección de los Océanos, el cual protegería el 30% de todos los océanos del mundo antes del año 2030.
“Este santuario antártico sería un refugio para pingüinos, ballenas y focas, y dejaría estas aguas fuera del alcance de los buques de pesca industrial que buscan explotar el pequeño camarón o kril en el que se basa la vida en la Antártida”, declaró Pilar Marcos, responsable de la campaña Santuario del Océano Antártico de Greenpeace España.
Expedición de Greenpeace por la creación del Santuario Antártico
En octubre de este año, hay una oportunidad histórica en la Comisión del Océano Antártico para obtener la creación del Santuario del Océano Antártico. Y para reclamar esto, Greenpeace, junto a científicos, pilotos de submarinos, expertos en maniobras en hielo, cineastas y periodistas, se embarcan en una expedición de tres meses a bordo de su rompehielos y buque de investigación “Arctic Sunrise”, para explorar por primear vez el lecho del mar de Weddell.
Así pues, la tripulación de esta embarcación, compuesta por 35 personas, va a realizar por primera vez en este lugar, investigaciones científicas con un submarino para documentar hábitats del fondo marino que están enfrentados a fuertes presiones por el cambio climático, la sobrepesca y la contaminación, y recoger pruebas para lograr que se declare el Santuario Antártico.
“Ya se han dado los primeros pasos por los encargados de la gobernanza en el océano Antártico para proteger uno de los últimos ecosistemas marinos prístinos del mundo, un océano que conecta con todos los océanos. Estoy emocionada por aliarme con Greenpeace para proporcionar la base científica que ayude a determinar qué áreas deben ser prioritarias para la protección”, ha declarado la doctora Susanne Lockhart, renombrada especialista en los ecosistemas antárticos de la Academia de Ciencias de California, quien coordinará las inmersiones de la expedición en el fondo oceánico.
“El fondo oceánico puede parecer lejano, pero lo que ocurre en él, es crucial para el futuro de todos nosotros. El Santuario Antártico no solo salvaguardaría la fauna icónica como pingüinos y ballenas, sino que también ayudaría a lograr un océano sano que mitigue los peores efectos del cambio climático. Cuando los gobiernos se reúnan en octubre, tienen la oportunidad de crear el área protegida más grande de la Tierra. Hagamos que esto sea posible”, subraya Marcos.
La “marcha de los pingüinos” por la creación del Santuario Antártico
Por otra parte, a la vez que comenzaba esta expedición, han ido apareciendo varios pingüinos de papel en ciudades de todo el planeta, desde Londres a Seúl, pasando por Buenos Aires, Sídney, Johannesburgo, Washington y Barcelona; y lo han hecho en zonas icónicas de todo el mundo, como la Casa Blanca, la Ópera de Sídney o la Sagrada Familia en Barcelona.
Con esta “marcha de los pingüinos”, Greenpeace ha iniciado su campaña para llamar la atención sobre la Antártida, esta zona del planeta olvidada pero tan importante por la belleza y fragilidad de su ecosistema y por su contribución a la supervivencia de millones de personas en todo el mundo.
