Un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la agricultura, la silvicultura y del cambio de uso de la tierra, además, estos cambios pueden conllevar una disminución en las cosechas, lo cual ya es apreciable en muchos campos de cultivo de Brasil, como en el Cerrado, el segundo bioma mayor de Brasil, el cual ya perdió la mitad de su cobertura forestal. Sin embargo, programas de agricultura con baja emisión de carbono de ABC Cerrado, van a proporcionar beneficios para los agricultores brasileños, incentivándoles a adoptar técnicas sostenibles que ayudan a reducir las emisiones y a aumentar la productividad.
Los agricultores de ocho estados de Brasil aprenden técnicas sostenibles de agriculturas a través del ABC Cerrado, una iniciativa que une el Programa de Inversión Forestal – FIP (gestionado por el Banco Mundial), el Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento, la Embrapa y el Servicio Nacional de Aprendizaje Rural (Senar).
Una de esas técnicas es la recuperación de pastos, lo cual renueva la capacidad productiva del suelo degradado, evitando la apertura de nuevas áreas.
Otra de las técnicas sostenibles que proporciona beneficios para los agricultores brasileños, consiste en la integración cultivo-pecuaria-bosque, que favorece el control de plagas y la adecuación a la legislación ambiental brasileña.
También se utiliza la tecnología de bosques plantados, que consiste en la siembra de árboles comerciales de rápido crecimiento y alta capacidad de fijación de carbono, como pinos y eucaliptos, los cuales pueden servir tanto para la industria de muebles como para la producción de energía y celulosa. Aunque sería mejor investigar y apostar por replantar vegetación autóctona.
Y otra técnica que ayuda a obtener beneficios para los agricultores brasileños, es el desarrollo de un sistema de siembra directa, en el cual el agricultor evita labrar el suelo y lo deja protegido por una cobertura de paja, lo que evita la erosión.
«Además de las ganancias ambientales y climáticas, las tecnologías apoyadas por el Proyecto ABC Cerrado traen ventajas económicas para los productores rurales. Esta combinación es fundamental para estimular el interés. Por cada dólar invertido en asistencia técnica, los productores aportaron en promedio ocho dólares en la adopción de las tecnologías. Solo lo hicieron porque sabían que eran eficaces», comenta Barbara Farinelli, especialista en sector agrícola del Banco Mundial y cogestora del proyecto.
Asimismo, cabe indicar que el ABC Cerrado ayuda a Brasil a cumplir una de sus contribuciones nacionalmente determinadas en el Acuerdo de París: restaura 15 millones de hectáreas de pastizales degradados hasta 2030 y, en el mismo plazo, implantar 5 millones de hectáreas de sistemas integrados de cultivo-pecuaria-bosque, objetivo que ya se ha cumplido.
Según el Banco Mundial, una transición general hacia economías con baja emisión de carbono y resilientes al cambio climático podría generar 26 billones de dólares en beneficios económicos globales hasta 2030. En Brasil, la mejora ambiental y económica se siente poco a poco en cada propiedad donde se aplican los conocimientos obtenidos en el ABC Cerrado.
«Los agricultores están muy receptivos a las nuevas tecnologías y llevando a las propiedades lo que les enseñamos. Hoy, los productores rurales están seguros de lo que necesitan hacer», comenta João Bruno Martins, instructor del ABC Cerrado.
Por ejemplo, el productor Geraldo Nunes, de Maranhão (noreste brasileño), está entre los que ya comprobaron los beneficios de las técnicas de baja emisión de carbono. En su propiedad, el pasto de mejor calidad aumentó la fertilidad de las vacas. «Hoy, conseguimos tener un índice del 51% de primíparas (animales que van a parir por primera vez). Antes, el máximo al que llegábamos era un 40% con inseminación», cuenta. Y añade que, gracias a una plantación de maíz en la propiedad, han logrado reducir el costo de la ración en más de un 50%, con lo que el ganado puede comer más y engordar más rápido.
Fuente: Banco Mundial