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Nuevas tecnologías para aprovechar la piel de las frutas

20/03/2019
piel de las frutas

Muchas veces, la piel de las frutas es un residuo orgánico que desechamos sin más a su correspondiente contenedor (si es que no le damos otro uso como biomasa o para la agricultura y ganadería). Sin embargo, la ciencia no se olvida de ella y se desarrollan distintas tecnologías para sacarle un mayor provecho. En algunos casos, las iniciativas responden a demandas de los consumidores, que reclaman frutas sin semillas o con mayor contenido nutricional, pero en otros, se llevan a cabo aprovechamientos más novedosos, como el cuero Fruitleather y tejido Piñatex, ambos hechos con frutas, o el bioplástico de piel de tomate, que veremos más abajo en este post.

Piel de plátano comestible

Una forma beneficiosa para nosotros mismos de aprovechar la piel de las frutas es comérnosla, y comer cáscara de plátano ya es posible, gracias a la compañía japonesa D&T Farm, que ha desarrollado la variedad de banana Mongee, cuya piel es comestible.

La empresa afirma que no es producto de modificación genética y que su cultivo es orgánico. Para elaborar esta inusual fruta, han utilizado una innovadora técnica de congelación profunda, conocida como “Freeze Thaw Awakening” (“despertar en deshielo”). Así, los científicos cultivan los bananeros a temperaturas de 60 grados bajo cero para replantarlos posteriormente, mientras se descongelan, en climas cálidos de unos 30 grados de media.

Con esta técnica, las propiedades de la fruta cambian y vuelven a ser las que tenían hace miles de años, ya que se reactiva de nuevo una función del ADN de las frutas  que les permitía crecer en un clima fresco, en el que tampoco tienen depredadores naturales, por lo que se evita el uso de pesticidas en los cultivos.

comer cascara de platano

Así, con este método, se logra que los plátanos tengan una piel más delgada, mucho menos amarga y comestible, aunque no sea “particularmente sabrosa”, según cuentan los privilegiados que ya la han podido probar. Mientras que el interior del plátano, es mucho más dulce, ya que tiene seis gramos de azúcar más que el plátano común, aunque dice que su sabor también es más tropical, similar al de la piña.

Además, la compañía asegura que esta piel comestible del plátano contiene triptófano, vitamina B6 y magnesio, materia prima del neurotransmisor serotonina u “hormona de la felicidad”; por lo que resulta más beneficioso para la salud que el plátano común.

No obstante, a diferencia de las banas estándar, cabe indicar que el plátano Mongee solo puede consumirse cuando empieza a madurar, es decir, cuando presenta pequeñas manchas marrones en la superficie de la piel.

platano Mongee piel comestible

Por otro lado, la compañía solo produce diez bananas a la semana, las cuales vende en una frutería local. Debido a esta exclusividad, cada plátano cuesta casi unos 5 euros. Sin embargo, se están planteando aumentar en 10 veces su producción anual y realizar exportaciones al extranjero en un futuro cercano.

Piel de tomate para envases

Por otra parte, otro ejemplo de aplicación de la piel de las frutas, ha sido desarrollado aquí en España y en Italia, en el departamento de Biotecnología y Mejora Vegetal del Instituto de Hortifruticultura Subtropical y Mediterránea de la Universidad de Málaga y el Centro Superior de Investigaciones Científicas, el Instituto Ciencias Materiales de Sevilla, y el Italiano de Tecnología; los cuales  han conseguido un bioplástico de piel de tomate que se puede aplicar con un aerosol para recubrir el interior de latas de bebidas, de conservas y de cosméticos, o incluso para crear envases biodegradables.

Antes de nada, cabe recordar que la mayoría de los envases de aluminio contienen por dentro una capa aislante formada por componentes químicos, sobre la que ha advertido la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas por su composición, para proteger el producto del exterior; por lo que este hallazgo, publicado en la revista científica Carbohydrate polymers, permitiría sustituir dicha capa aislante.

Para obtener este bioplástico, han sintetizado las propiedades físicas y químicas de la cubierta externa del tomate, cuyo compuesto principal es un poliéster denominado cutina, sometiendo la piel de tomate a tratamientos químicos para descomponerla y disolverla. Con el producto obtenido, se creó una pasta que mezclaron con alcohol, metanol y acetona. Posteriormente, sometido a una condensación a más de 120 grados, se generó la deposición de una película naranja y marrón ligera y parecida, en un 90%, a la cutina natural. Finalmente, se optimizó el proceso de adhesión a la celulosa, mejorando de esta forma su capacidad envolvente para los envases.

piel de tomate

bioplastico de tomate en envases

Así, este bioplástico fabricado a partir de piel de tomate, destaca por su permeabilidad del agua, así como su capacidad para retenerla e impedir la entrada y salida de gases, además de su viscosidad y elasticidad, cualidad que permite su adaptación a la superficie. Además, se trata igualmente de un plástico inerte, es decir, no responde ante reacciones químicas, es inocuo y también biodegradable, según explica el investigador de la Universidad de Málaga, Antonio Heredia, responsable de este estudio.

Fuentes: El País y La Vanguardia

Nuevas tecnologías para aprovechar la piel de las frutas
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Nuevas tecnologías para aprovechar la piel de las frutas
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Muchas veces, la piel de las frutas es un residuo orgánico que desechamos. Sin embargo, se estan desarrollando tecnologías para su mejor aprovechamiento, como poder comer la piel del plátano o utilizar un bioplástico de piel de tomate para recubirir envases.
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