Las viviendas son responsables del 40% del consumo de energía y del 36% de las emisiones relacionadas con ésta, por ello, la Unión Europea quiere tomar medidas para su reducción en este ámbito, en su búsqueda por cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 y el Acuerdo de París. Aunque en países como España todavía son predominantes, la UE ya ha marcado el fin de las calderas de gas, para dar paso a alternativas más sostenibles de calefacción y acelerar el camino hacia la neutralidad climática.
Esta iniciativa incluye una nueva Directiva de Eficiencia Energética que el Parlamento Europeo ha respaldado, según la cual todos los edificios de nueva construcción tendrán que ser climáticamente neutros a partir de 2030. Sin embargo, esta nueva regulación no solo implica cambios para los nuevos edificios, sino también plazos específicos para la eliminación de las subvenciones a la instalación de calderas de gas y diésel y, finalmente, la obligatoriedad de su eliminación.
Así pues, en el apartado de la Fase de Eliminación de Sistemas Basados en Combustibles Fósiles de dicha directiva se plantea que:
- Las subvenciones para sistemas de calefacción basados en combustibles fósiles terminarán en 2024.
- En nuevas viviendas se prohibirá la instalación de calderas de gas a partir de enero de 2026 en España, habiendo excepciones para algunas industrias hasta el 2030.
- A partir de 2028, todos los edificios ocupados por autoridades públicas o que pertenezcan a los distintos Estados deberán ser neutrales climáticamente.
- En 2030 ningún edificio nuevo tendrá instaladas calderas de gas, con el objetivo de eliminar completamente estos sistemas en todos los edificios para 2035 o 2040.
Por tanto, será a partir del 1 de enero de 2025 cuándo se eliminarán las calderas de gas, así como para 2040 se espera que desaparezca el gas natural en España, con el fin de las calderas de gas impuesto para esa fecha. Con esto, se establece el objetivo de lograr una reducción del 11.7% en el consumo final y primario de energía para 2030. Y para 2035, Europa obligará a que la reducción de la energía utilizada sea entre un 20% y un 22%.
Paso a paso, el Estado tiene la obligación de ir instalando alternativas a las calderas de gas. Primero para los edificios públicos y posteriormente los residenciales y no residenciales. Sin embargo, hay que tener en cuenta las excepciones que se han establecido en la directiva y que permiten que se mantengan las calderas de gas en edificios agrícolas y en edificios del patrimonio cultural e histórico, como monumentos o lugares de culto.
Entonces, ¿qué va a pasar con las casas que tengan calderas de gas en la actualidad y qué sustituye las calderas de gas? De acuerdo con la nueva directiva europea, las viviendas con calderas de gas deberán efectuar una transición gradual a partir de 2025, con el objetivo de eliminar completamente su uso entre los años 2035 y 2040. Las calderas de gas existentes podrán seguir funcionando hasta que se estropeen, pero deberán ser reemplazadas por aerotermia en un período de 20 años, según las directrices de la Unión Europea.
La aerotermia es una tecnología que hace uso de bombas de calor para extraer energía del aire y emplearla para climatizar viviendas y locales de manera eficiente. Se trata de una energía que se obtiene de manera sostenible, ya que aprovecha el calor contenido en el aire que nos rodea para producirla.
Sin embargo, el sector del gas en España ha advertido que reemplazar el parque actual de calderas por bombas de calor como solución para la descarbonización residencial, no es posible debido al tipo de edificación del país y al alto costo.
Por ello, otras alternativas a las calderas de gas son las bombas de calor geotérmicas, que captan la energía del subsuelo; las calderas de biomasa, que utilizan madera, pellets o residuos agrícolas, para generar calor; las calderas de hidrógeno verde, que utilizan hidrógeno producido a partir de energías renovables; o las calderas o calentadores eléctricos.
Para facilitar la transición a estos sistemas, el Gobierno de España ha aprobado un plan de ayudas Next Generation UE, las cuales incluyen subvenciones de hasta 3.000 euros para la instalación de bombas de calor; así como también hay el Plan Renove de Iberdrola, con descuentos de hasta 1000€ en la instalación; posibles incentivos financieros para sistemas de calefacción híbridos que combinen una caldera con una instalación solar térmica o una bomba de calor; y deducciones en el IRPF por reducir el consumo de energía no renovable.
Cabe indicar que estas alternativas no solo representan un paso hacia la sostenibilidad y la eficiencia energética, sino que también ofrecen una variedad de opciones adaptadas a diferentes necesidades y presupuestos. La elección de una u otra dependerá de factores como la ubicación del inmueble, el clima y la inversión inicial disponible.