Estas semanas está habiendo alarmantes noticias sobre un vertido de petróleo de Repsol en Perú, ocurrido el 15 de enero desde la refinería peruana de La Pampilla, horas después de la erupción del volcán submarino en Tonga (Polinesia) que pudo verse desde el espacio, el cual se ha extendido bastante y ha afectado a muchas playas turísticas y espacios protegidos, así como a los pescadores y vecinos más cercanos, y está siendo bastante polémico en cuanto a su solución por parte de la empresa.
Así pues, el pasado 15 de enero se produjo un vertido de petróleo de Repsol en Perú de 6000 barriles de crudo, por lo que el gobierno peruano ha procedido a declarar una emergencia ambiental. El derrame ocurrió durante una operación de descarga de crudo del buque “Mare Dorium” a la refinería La Pampilla, ubicada en Ventanilla, un distrito de la provincia de El Callao, aledaña a Lima (Perú).
Según Repsol, el accidente tuvo lugar debido al oleaje desencadenado por la erupción del volcán de Tonga, sin embargo, investigaciones revelaron que no hubo tal oleaje en esa zona y que el derrame se debió a una fisura en el sistema de carga, en la conexión que va entre el tren de manguera que va al buque, posiblemente debido a una maniobra inadecuada de éste.
Sea como fuere, debido al vertido de petróleo de Repsol en Perú se han visto afectados alrededor de dos millones de metros cuadrados, tanto de playa como de mar, que están bajo supervisión permanente. El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), informó en un comunicado que el vertido de petróleo ha afectado a la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras e Islotes de Pescadores y a la zona reservada de Ancón, balneario del norte de Lima, así como las playas de Santa Rosa, Chancay, Pasamayo, Huaral y Barranca. En total se han visto afectadas unas 21 playas turísticas de Ventanilla y alrededores.
Según el Sernanp, perteneciente al Ministerio de Ambiente, dicho sistema está compuesto por 22 islas y once puntas entre la costa y el océano, que conforman un área de conservación de las poblaciones de aves y de mantenimiento de la diversidad biológica de la Corriente de Humboldt que se genera en torno a las islas.
Veterinarios y especialistas del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), adscrito al Ministerio de Agricultura, rescataron cormoranes y otras aves cubiertas de petróleo y las llevaron al Parque de la Leyendas, uno de los zoológicos de la capital. “En mayor cantidad hemos encontrado las aves guanay, piquero, pingüino, zarcillo y el mamífero nutria”, informó Pilar Ayala Rojas, especialista de la Administración Forestal y de Fauna Silvestre de Lima que trabajó en el rescate en el litoral. “Ayer estuvimos en las playas de Ventanilla -Bahía Blanca, Costa Azul, y Cavero, esta última es la más afectada- y hoy martes en Pocitas, Las Conchitas y el muelle de Ancón. En Las Pocitas se evidencia un alto porcentaje de petróleo en el agua y en la zona rocosa”, agregó la especialista en fauna.
Según la funcionaria de Serfor Lima, los animales que rescataron estaban “totalmente embarrados en petróleo en el pico, el plumaje y las patas: por lo que no podían moverse. En ese caso, se hizo un baño de emergencia con un detergente antigrasa y luego los secamos en un ambiente cerrado y con temperatura para que no sufran de hipotermia”, explicó. Ayala detalló que las especies que lamentablemente hallaron muertas tenían “restos de petróleo en la zona de las cloacas o los picos, posiblemente hayan ingerido material contaminado y han muerto por ello”.
Por su parte, los pescadores de Ventanilla y Ancón indicaron que ahora solo se pesca el 10% de lo que pescaban a causa del derrame de petróleo. La zona de Ventanilla era muy importante porque “se realizaba el 80% de la actividad pesquera para comercializarlo”, dijo el presidente de la Asociación de Pescadores, Abelardo Cheroqui, agregando que hay pescadores que tienen que irse mucho más al fondo para poder pescar algo, sino no podrán comercializarlo debido a que pasa por un proceso para saber si puede ser vendido.
Los gremios de pescadores y asociaciones de comerciantes calculan que 3.000 personas han perdido su trabajo y el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez, proyecta unas pérdidas de hasta 52 millones de dólares (46 millones de euros) en el sector turístico, dado que unas cinco millones de personas suelen pasar sus vacaciones cada año entre enero y marzo en las 21 playas afectadas hasta el momento.
Asimismo, el Ministerio de Medio Ambiente peruano cree que el área afectada por el vertido de petróleo de Repsol en Perú sigue creciendo y considera el acontecimiento como “el peor desastre ecológico ocurrido en Lima en los últimos tiempos”.
Repsol es el responsable de este vertido de petróleo en Perú y debe pagar por ello
Por el momento, el barco italiano “Mare Dorium”, causante del vertido de petróleo de Repsol en Perú, tiene prohibida la salida del país por orden del Gobierno peruano, que demanda a Repsol el pago de cerca de 34 millones de euros para que el barco pueda salir de Perú; mientras que la OEFA estableció el pasado 18 de enero un plazo de 10 días hábiles para la limpieza de las áreas afectadas. En caso de incumplimiento, Repsol sería apercibido con una multa de hasta 460.000 soles peruanos (unos 106.200 euros).
La presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vázquez, anunció que la Marina de Guerra del Perú vigilará que el buque no abandone la costa y afirma: “Como Estado vamos a asegurar la mitigación y la reparación del daño a cargo de la empresa Repsol, pues tenemos que asegurar que esa labor de cumpla de manera diligente; también realizaremos acciones de investigación para determinar responsabilidades y posibles sanciones para adelante. Este Estado no va a dejar impune un daño tan grande como este; y vamos a buscar reparaciones e indemnizaciones justas”.
Ante esto, en un comunicado oficial, Repsol ha asegurado que el vertido de crudo desde el buque “Mare Dorium” fue causado por un “súbito y extraordinario oleaje anómalo producido por la erupción volcánica en Tonga”. Y señaló que “ratificamos nuestro compromiso de responder de manera efectiva y con transparencia ante la ciudadanía y las autoridades competentes, dando prioridad a las personas y comunidades. Durante todo el tiempo que se prolongue la actual situación, la compañía contará con el asesoramiento de expertos técnicos en la materia y aportará todos los recursos necesarios”.
Repsol, también ha defendido su forma de actuar ante el accidente: “Nosotros proactivamente llamamos a la Marina preguntando por alguna alerta de tsunami, pero nos dijeron que no había”, explicó la gerente de Comunicación y Relaciones Institucionales de Repsol Perú, Tine van den Wall Bake Rodríguez. “A las 2:46 p.m. (hora local) hicimos el llamado y así proceder con la descarga, y a las 5:18 p.m. llega este oleaje anómalo, el buque venía con más de 986 mil barriles y ya habíamos descargado algunos”, detalló. “Los cabos de estribor se rompieron y se aplicaron inmediatamente los protocolos y plan de contingencia. Llamamos a buzos y personal calificado para que supervisen la zona”.
Repsol insistió en su comunicado que, desde el momento del accidente, activó su plan de contingencia, que comenzó con el cierre de las válvulas para detener el bombeo del petróleo desde el buque hasta las instalaciones de la refinería.
La empresa española además ha reiterado que está «ejecutando las labores de remediación del litoral costero y limpieza de playas luego de la situación generada por las altas mareas”. Dicho operativo incluye un despliegue de barreras de contención que cubren todas las zonas afectadas, así como brigadas con equipos especializados por mar y tierra en respuesta al desastre natural.
La empresa también detalló que ha movilizado diez lanchas con brigadas de 50 personas que intentan recoger el crudo con succionadores y material absorbente. No obstante, la compañía cree que no será hasta febrero cuando terminen las actividades.
Por su parte, la jefa del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), Miriam Alegría Zevallos sostuvo que la empresa española Repsol, les había dado un informe irreal sobre la situación del derrame de petróleo, asegurando que la zona de derrame “era de hasta 2.5 metros cuadrados” en total y que era “algo mínimo”. Además, indicó que la OEFA recién tuvo conocimiento sobre el hecho a las 22:06 horas del día 15 de enero, a pesar de que el último derrame se dio entre las 17:00 horas del día en mención.
La primera ministra de Perú, Mirtha Vásquez, aseguró que la marea negra se ha ido extendiendo porque la compañía española no tenía un plan de contingencia para su refinería de La Pampilla, no dio las correspondientes alertas cuando se inició el derrame y proporcionó desde el primer momento una información poco precisa.
Al segundo o tercer día del vertido, el plan de contingencia no se había desplegado. Según la presidenta del Consejo de Ministros: “Trajimos dos skimmer (máquinas para recoger crudo en el mar) con los que se empezó a limpiar, porque al principio no tenían nada. No había suficiente personal y hemos desplegado a las fuerzas armadas. No hemos visto una reacción diligente de la empresa”.
Ante la incapacidad privada y estatal para contener el daño del vertido, los ciudadanos retiran el crudo y rescatan a la fauna. En la playa Cavero, en Ventanilla, decenas de trabajadores con implementos de protección personal, se valían de palas para recoger, el crudo en las costas, mientras miembros de la Marina de Guerra custodian las playas, constató la AFP. Además, esto se realiza bajo el sol inclemente del verano austral, con temperaturas que superan los 25 grados centígrados y con un fuerte olor a hidrocarburos.
Los trabajadores usan esponjas largas, como salchichas, para recoger el petróleo de la playa, que muestra un tono oscuro y viscoso, impregnadas de aceite. Luego emplean bolsas y baldes de plástico para almacenar el petróleo recogido.
Según Ana Sabogal, experta en temas medioambientales de la Universidad Técnica de Berlín y también profesora de la Universidad Católica de Perú, “si se hubiese sabido desde un comienzo la cantidad exacta de petróleo derramado, los daños hubiesen sido sin duda menores y el petróleo no se hubiese extendido tanto. Es desastroso lo que ha ocurrido. Se debió avisar rápido sobre la magnitud. Se hubiese podido evitar que muchas aves mueran. Cinco días después de un derrame, el petróleo se empieza a mezclar en el mar y se termina hundiendo, afectando a la fauna, no solamente a las aves en la superficie, sino también a peces”.
“Es ridículo afirmar que la responsabilidad la tendría la erupción del volcán o la Marina por no alertar debidamente. Una empresa de la magnitud de Repsol debe tener preparadas sus instalaciones y procedimientos ante cualquier situación de emergencia, estas empresas manejan incluso información satelital para planificar sus operaciones y, probablemente, pudieron haber tenido la misma o mayor información que la Marina”.
Además, para la profesora Ana Sabogal, es una negligencia que, en caso de que la erupción del volcán en el Pacífico causase marea alta, se siga descargando petróleo. “Si la Marina dijo que no había tsunami, eso no es justificación. Es raro que la empresa no haya actuado, porque los planes o estudios de impacto tienen, justamente, muy detallada la hidrología, y esto incluye mareas o movimientos del mar. Aquí, definitivamente, la culpa y la principal responsabilidad es de Repsol”, asegura Sabogal.
Ante las contradicciones, el Ejecutivo ha solicitado más información a Repsol y la Marina de Guerra de Perú. Sin embargo, según la experta Sabogal, “también es responsabilidad del Estado controlar y fiscalizar que las empresas cumplan con los marcos normativos y planes de contingencia”.
Por su parte, la compañía petrolera ofrece en su página web su versión de lo ocurrido y comunica las acciones que ha emprendido para reparar el impacto del vertido. «Desde Repsol, lamentamos no haber transmitido de manera adecuada todos nuestros compromisos y acciones realizadas y asumidas para atender el impacto generado por el derrame de petróleo en Ventanilla. Nos gustaría transmitir especialmente nuestra solidaridad con todas las personas y poblaciones afectadas, y expresar un especial sentimiento por los entornos naturales y especies marinas dañadas».
Entretanto, Repsol ofreció a los más de mil pescadores afectados, darles canastas de alimentos y contratarlos para recoger el petróleo. Esto último, dicen los expertos, podría ser peligroso para su salud.
Expertos exigen que Repsol asuma responsabilidad y dicen que el daño podría durar una década. Autoridades de diferentes sectores del país han coincidido en exigir que Repsol debe asumir su responsabilidad ante el “peor desastre ecológico ocurrido en Lima en los últimos tiempos y resarcir el daño de manera inmediata”, como lo calificó la Cancillería.
La Procuraduría Pública Especializada en Delitos Ambientales dio a conocer que tomará acciones legales contra los responsables de este daño ambiental en la zona costera. La Fiscalía peruana ha abierto una investigación por el presunto delito de contaminación ambiental contra los representantes legales y los funcionarios de la refinería. Además, advirtió que las multas podrían alcanzar los 138 millones de soles, unos 34,5 millones de dólares.
Vásquez reiteró que la compañía petrolera afronta una posible sanción económica y acciones civiles indemnizatorias contra los responsables, según se desprenda de las investigaciones iniciadas a nivel del Ejecutivo y la Fiscalía por presunta contaminación ambiental.
La Embajada de España en Perú lamentó profundamente los efectos del vertido de crudo acaecido en una zona protegido del litoral del Callao “que implica a una compañía española”. “La prioridad es ahora recuperar esa costa y sus ecosistemas y, en paralelo, desarrollar una investigación de todas las circunstancias ante tan triste accidente”, expresó.
Por otro lado, debido a esta polémica situación del vertido de petróleo de Repsol en Perú, más de un millar de personas marcharon en protesta hasta la refinería de Repsol. Cientos de pescadores han realizado plantones en el exterior de la refinería de La Pampilla, exigiendo a Repsol indemnizaciones y una rápida limpieza del ecosistema marino.
También jóvenes y activistas medioambientales se manifestaron con pancartas y música frente a la sede de la compañía en Perú, situada en un complejo empresarial del acomodado distrito limeño de San Isidro, a lo se sumaron la Asociación de Ciclistas del Perú y otros colectivos de distritos de Lima Metropolitana.
Al llegar a la refinería de La Pampilla, los dirigentes de las organizaciones se turnaron para leer un pronunciamiento en el que exigían que Repsol actúe por el derrame “incontrolado” que afecta a una buena parte de la costa peruana y que asuma sus responsabilidades. La abogada Ashley Mamani, representante de un colectivo medioambiental, pidió indemnizaciones justas para los pescadores.
Finalmente, cabe indicar que este vertido no es en absoluto un caso aislado. Repsol tiene en Perú un amplio historial de impactos en la región por su actividad de extracción de hidrocarburos. La extracción, refinado, comercialización y quema de combustibles fósiles (del que vive Repsol y otras compañías energéticas), son responsables de la crisis climática y de los eventos atmosféricos extremos que estamos viviendo.
Luego, dichas compañías, intentan lavar su imagen con publicidad engañosa y dicen “traernos la solución a la crisis climática con sus tecnologías verdes”. Pero la realidad es muy distinta: Repsol invierte el 48% de su publicidad en “greenwashing” o lavado verde y en falsas soluciones, mientras sigue manteniendo un 78% de su negocio en combustibles fósiles, como petróleo y gas. Desde Greenpeace, exigen responsabilidades a los que contaminan, quieren hacer que paren su maquinaria publicitaria y obligar a estas empresas a condicionar su negocio a una transición justa y rápida sin trampas ni secretos.
Fuentes: En EnergyNews, infobae, DW Made for minds y El País